I PRIMERA PARTE
1- El viejo principio de autoridad institucional se impuso. Pero no fue desterrada la gran suspicacia mexicana de la duda y la sospecha; allà está, aquÃ, entre nosotros, bien sembrada en tierra fértil.
2- El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) declaró válida la elección y decretó un vencedor, pero no convenció a nadie; los propios vencedores, todavÃa sin fuerza, entran y salen por las puertas traseras. ¿Por cuánto tiempo? Todo el mundo lo dice: los magistrados fallaron legalmente y fallaron polÃticamente. No sembraron credibilidad ni legitimidad.
3- René Drucker ColÃn en La Jornada:
--La decisión del tribunal electoral fue equivalente a decir: "la muerte de este individuo fue causada por una bala, pero no tenemos evidencia de si el dedo que activó el gatillo fue lo que provocó la muerte". Gracias, tribunal, por la sabia lección. (7-IX-2006, p. 2).
4- La legalidad sin autenticidad es muy frágil; la autenticidad sin legalidad es muy explosiva. Calderón y Obrador. Dos valores en conflicto: legalidad y legitimidad.
5- No hay que ser un sabiondo para ver que las decisiones legales del Tribunal Electoral fueron decisiones polÃticas. Pero tampoco hay que ver en sus decisiones polÃticas decisiones antidemocráticas. ¿Fueron decisiones prudentes, las menos peor para la mayorÃa o para el poder? Aunque sean inapelables, son muy discutibles. ¿Acaso no se inclinaron hacia un lado? Igual hubiera sido para el otro, pero…
6- Jaime Cárdenas: Más que un tribunal jurÃdico, fue un tribunal polÃtico al servicio del poder en turno. (“Once absurdos jurÃdicos del tribunal electoralâ€�, revista eme-equis, núm. 32, 11-IX-2006).
7- “Fue la hora de los jueces�.
Magistrada Alfonsina Navarro:
“No hay elección perfecta. Es una realidad de la que todos debemos partir. Pensar lo contrario serÃa una utopÃaâ€�.
Magistrado presidente Leonel Castillo:
“Señores magistrados, con esta resolución que habremos de dictar en un rato, damos cuenta al pueblo de México del desempeño digno de nuestra función. Con esto también, señores magistrados, nos sometemos a la contralorÃa, no sólo del presente, si no a la del futuro y de la historiaâ€�.
8- ¿Fue el mal menor en una realidad conflictiva por todos lados? Elegir es equivocarse, dice el poeta.
9- El poder judicial en México es el más oscuro de los tres poderes constitucionales.
¿Quién nombra a los magistrados? ¿A quién le rinden cuentas? ¿Quién los observa en lo que hacen y no hacen? ¿Quién los sanciona si se equivocan o mienten? ¿A quién representan? ¿Quién vota por ellos? ¿De veras no responden a ningún partido?
El poder judicial en México es el que más representa al viejo régimen: es el poder menos democrático. Casi el mismo de los tiempos de antes, en estos tiempos de cambio. ¿Qué podemos hacer? Ponerle al menos los reflectores.
El poder cerrado no se confronta con la sociedad abierta.
10- Si 1988 todavÃa no se olvida y sigue el odio contra Salinas, ¿quién olvidará el 2006 y sobre quién recaerá el desprestigio histórico? Puntos suspensivos. (¿Y qué tal si recae sobre AMLO, el bueno y el puro?).
11- Hay algunas verdades elementales. En 1988 las elecciones estaban totalmente en manos del gobierno, por eso se podÃa caer el sistema cuando las cosas no iban bien para el sistema; no asà en 2000 ni en 2006, en que son organizadas y sancionadas por instituciones ciudadanizadas acordadas y construidas entre todos, entre ellos los partidos polÃticos. Elecciones con las manos fuera del gobierno, por lo menos en cuanto a la organización y el conteo de los votos. Como dijo el joven clásico: No nos hagamos. Woldenberg: “Comparar la situación actual con el 88 no es más que un delirio. Entonces los partidos no tenÃan la inmensa mayorÃa de las actas de escrutinio y hoy sÃ; entonces no se pudo reconstruir –de manera confiable- el resultado de la votación, y hoy sÃ, casilla por casilla.â€� (“¿Cómo se cuentan los votos?â€� y “Minihistoria de la justicia electoralâ€�, Reforma, 13 y 27 de julio de 2006).
12- La regla de oro de la democracia polÃtica es una regla deportiva: se puede ganar y se puede perder, más en una contienda muy cerrada, pareja, enconada. Si el otro no puede ganar legÃtimamente, entonces ¿para qué competir con él? Competir francamente es atreverse a ganar y a perder.
13- Honestamente se ven muchos errores aritméticos pero no se ve el fraude numérico; tal vez existen demasiadas irregularidades humanas pero no la maquinación en un solo sentido. Digamos que hay mucha simetrÃa tanto en el cómputo preliminar como en el definitivo, lo cual se hace raro, pero... Hay dudas razonables, no certezas comprobadas. Ahora bien, esos errores y dudas, en una elección tan apretada, sin duda pueden ser significativos y cambiar un resultado. Por ello, era y es muy deseable el recuento de los votos. Ante una situación extraordinaria, una acción extraordinaria. No se hizo asà y estamos pagando las consecuencias. ¿Por cuánto tiempo?
14- México es un pueblo que sabe cantar pero no contar, dice el politólogo Edmundo González Llaca que dijo el poeta Octavio Paz. (“Elecciones y aritmética�, Jicote de EGLl, Noticias, Querétaro, primera plana, 27-VII-2006).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario