31 jul 2010


Desfiladero

AMLO: la esperanza se organiza




Jaime Avilés


Aunque todavía faltan 23 meses y un día para las elecciones presidenciales de 2012, después del histórico mitin del domingo pasado en el Zócalo, Andrés Manuel López Obrador está en la pista como el único participante que cuenta con verdaderas posibilidades de triunfar. A su izquierda no hay nadie. A su derecha tratan de competirle Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, Emilio Gamboa, Fidel Herrera y Marcelo Ebrard.

A diferencia de ellos, López Obrador tiene el respaldo consciente de más de dos millones de personas organizadas en comités municipales y territoriales, que comparten una misma esperanza, una gran claridad de ideas en cuanto a lo que deben hacer durante los próximos dos años y un proyecto político en el que creen a pie juntillas, porque saben que ofrece diagnósticos precisos y soluciones concretas a los problemas que destruyeron a México.

En cambio, los retadores de López Obrador buscan la siniestra simpatía de las 30 familias que mantienen sometidos a 100 millones de mexicanos; de la televisión que devasta el cerebro pero vende popularidad, y de las empresas chatarra que convierten a jóvenes y niños en vientres de engorda. Todos ellos, menos Ebrard, confían en que, a la hora de la hora, serán beneficiados por las estructuras clientelares del PRI, expertas en comprar el voto de los más pobres.

Por su parte, algunos oscuros panistas –Ernesto Cordero, secretario de Hacienda; Javier Lozano, de Trabajo; Alonso Lujambio, de Educación, e incluso el grisáceo Santiago Creel, eterno gallo de Vicente Fox, y el tenebroso Manuel Espino– esperan llegar a Los Pinos gracias al llamado “gobierno federal”, a sus ilimitados recursos económicos, a su delincuencia organizada dentro de las dizque “instituciones”, y a sus jueces, magistrados y ministros a sueldo (¡y vaya a qué sueldos!)

¿Y Marcelo Ebrard? ¿Qué quiere Ebrard en medio de todo esto? ¿Convertirse en alfil de la alianza PAN-PRD, con la fuerza de los chuchos, El Yunque y Nava, dada la calderónica mediocridad de los pretendientes panistas? Como dijo Descartes, no lo descartes...

El arca de Noé

Si algo tienen en común Peña Nieto, Beltrones, Paredes, Gamboa, Herrera y Ebrard, es que unos se desdibujaron y otros se destiñeron después de los comicios del pasado 4 de julio. ¿Pruebas? Peña Nieto se achicó tras las derrotas del PRI en Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Beltrones ganó en Chihuahua, Tamaulipas y Durango, donde las carambolas estaban cantadas a su favor, pero no pudo ni meter las manos en Zacatecas, donde el amo del proceso fue el estratega obradorista Ricardo Monreal.

Beatriz Paredes, por su parte, se alzó con las pequeñas victorias de Tlaxcala e Hidalgo (pero, ¿ganarle a Xóchitl Gálvez la vuelve una nueva Margaret Thatcher?). Sin adversario al frente, Emilio Gamboa se llevó el gato al agua en Quintana Roo (donde, gracias a Manuel Camacho y Jesús Ortega, el PRD perdió una gubernatura que ya tenía en la bolsa), mientras en Veracruz, donde las cosas se le pusieron color de hormiga roja al cacique Fidel Herrera, el mérito mayor fue de Elba Esther Gordillo, quien también mucho tuvo que ver en Puebla.

Por lo demás, ninguno de los abanderados de la alianza PAN-PRD que se impusieron en Oaxaca, Puebla y Sinaloa pertenece al PAN o al PRD. El de Oaxaca debe su victoria a López Obrador, el de Puebla a la Gordillo y el de Sinaloa a priístas que se pelearon con otros priístas. El caso de Ebrard es todavía más elocuente: su única apuesta fue por Zacatecas, donde no escatimó nada para apoyar al candidato del PRD y, sin embargo, cosechó una derrota muy significativa.

Antes del mitin del domingo pasado, que por segunda vez puso a López Obrador en ruta hacia la Presidencia (y con mayores posibilidades que en 2006), Manuel Camacho nos hizo pensar en Ruth Zavaleta cuando, entrevistado por un periódico, señaló que “las izquierdas ya no pueden estar bajo la conducción de un solo hombre” (El Universal, 23/07/10).

A su vez, Ebrard vaticinó las peores lluvias de todos los tiempos y botó una nueva arca de Noé, denominada “Unidad Tormenta”, que se declaró en “alerta máxima”, con el enternecedor (por ingenuo) propósito de evitar que vinieran al DF decenas de miles de obradoristas que llevaban semanas preparando su viaje al Zócalo.

Tiempo de rectificaciones

Después del indudable campanazo que dio al país entero la multitudinaria asamblea de los pejecomités territoriales en el Zócalo, Camacho rectificó y dijo a la prensa que “las izquierdas tienen dos grandes candidatos”, mientras Marcelo bajaba del arca de Noé, soltaba a todas las parejas de chuchos y panuchos que había albergado dentro de ella, y se iba a comer con Andrés Manuel, supuestamente para refrendar la alianza que lo llevó al Gobierno del Distrito Federal en 2006, y de la que por lo visto ya no se acuerda, pues ahora habla de “su” ciudad y, muy al estilo Gómez Mont, increpa a los delincuentes con la fálica amenaza de que “no se la van a acabar”.

En el círculo concéntrico de Ebrard se estima que tarde o temprano la olinarquía comprenderá que ningún panista será capaz de reunir votos suficientes para dormir en Los Pinos el primero de diciembre de 2012. En consecuencia, hay quienes argumentan que Ebrard sí podría alcanzar acuerdos con las 30 familias, con la televisión depredadora y con las empresas chatarra, ofreciéndoles en prenda la colaboración estratégica de Elba Esther Gordillo (a quien le quitó de la Secretaría de Educación del GDF al pedagogo Axel Didriksson, que se peleaba continuamente con ella, para sustituirlo, después de un breve paréntesis, por Mario Delgado, su carta bajo la manga para los comicios locales de 2012). Todo esto, claro está, no perseguiría otro fin que obtener la adhesión a su candidatura presidencial, por parte del PAN y del PRD, a cambio de impunidad para Calderón y los suyos y un nuevo sexenio de más de lo mismo.

Si ésta es la lectura de Ebrard y de su grupo, al fin vamos a entender por qué el GDF reprimió de manera tan desalmada a los vecinos de la Magdalena Contreras. Es obvio: los molió a palos para desalojarlos de sus viviendas, obligado por los millonarios contratos que tiene firmados con la trasnacional española OHL –empresa con inversiones en Brasil, Argentina, Perú y México– y las inmobiliarias ATCO y Copri, para construir la supervía poniente. Esta, en realidad, sería una especie de segundo piso que uniría las principales carreteras que desembocan en la capital, con un libramiento de paga conectado a Santa Fe, una de las zonas residenciales más caras de México, donde viven algunas respetables familias oligarcas y, tal vez por qué no, olinarcas.

¿Es también por esto que Ebrard prohibió a los trabajadores del SME reunirse en el Ángel, poco antes del clímax de su huelga de hambre? ¿Y por lo mismo le ha hecho la vida imposible a Clara Brugada en Iztapalapa, tratando de asfixiarla políticamente al negarle presupuesto a sus programas de ayuda a los pobres?

López Obrador ha llamado a multiplicar los comités territoriales para defender el voto en 2012 (“que haya dos por cada casilla electoral”), pero ante los atropellos que sufre, la gente se prepara para defenderse. Mañana, a las 10 horas, habrá una cadena de brazos en Magdalena Contreras contra la supervía; otros ya planean una manifestación contra Ebrard en bicicleta, y en algunos círculos de estudio capitalinos se habla de convocar a una quema de recibos de la Comisión Federal de Electricidad, en protesta por el pésimo servicio que brinda. La esperanza se organiza, el descontento también.

jamastu@gmail.com




30 jul 2010




Canal 11: la aberración legal







Ernesto Villanueva


MÉXICO, D.F., 30 de julio.- El fortalecimiento del Canal 11 de Televisión anunciado el lunes 12 por el gobierno de Felipe Calderón no es una apuesta por un medio público o una iniciativa de orden democrático, ni nada parecido. Es más de lo mismo, pero agravado. Veamos por qué.

Primero. Este canal tiene una naturaleza jurídica ambigua porque es un organismo descentralizado del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que es desconcentrado. Es como decir que se trata de un joven adulto que depende de un bebé de brazos que, como sabemos, no tiene independencia y para vivir requiere de sus padres o tutores. Este aberrante modelo legal fue creado para que la influencia de la comunidad politécnica fuera sólo testimonial en su toma de decisiones; es decir, para dar la apariencia de que se trata de un medio con un toque educativo y cultural, pero sólo eso. El director del Canal 11 no es nombrado ni removido por el titular del IPN, sino por el secretario de Educación Pública y, de facto, por el presidente de la República. El Canal 22 es un organismo descentralizado que tiene sólidos lazos con la comunidad cultural y los comités internos de participación ciudadana. Su utilización por parte del gobierno federal como medio propagandístico le resultaría muy costosa en términos de credibilidad. El Instituto Mexicano de la Radio (Imer), a su vez, vive un proceso de transición con un organismo colegiado que opina acerca de su programación. Nada de esto existe en el Canal 11. En su momento, Julio Di Bella y Fidela Navarro crearon el sistema de autorregulación más completo del que se tenga memoria en México, pero nunca se cumplió y todo se vino abajo a su salida del canal. Por ello, el hecho de ser una televisora que carece de contrapesos internos genera el primer polo de atracción para un propósito de orden político. Peor todavía, el Canal 11 incumple sus obligaciones legales de transparencia al tener en su sitio web los datos del IPN y no los propios.

Segundo. Durante este año, el Canal 22 integró prácticamente a todo su personal al régimen constitucional en materia laboral. El Imer mantiene un sistema de plazas federales con personal complementario que cobra por honorarios. Por el contrario, Canal 11 ha implantado un esquema de contrataciones al margen de la ley: ninguno de sus trabajadores cuenta con los mínimos de seguridad social; los empleados no crean antigüedad ni tienen seguros médicos y de cesantía o vejez. Para todos los efectos hay mayor seguridad laboral en una maquiladora de Ciudad Juárez que en el Canal 11. ¿Por qué no han actuado la Secretaría del Trabajo, la Secretaría de la Función Pública, el PRI o el PRD, por medio de sus legisladores, para fincar responsabilidades al director del Canal 11, quien tiene como primera obligación cumplir la ley? ¿Cómo justificar que la comunidad que trabaja en el 11 esté excluida de los derechos laborales que gozan todas las personas y que jamás tendrá jubilación alguna? ¿Cómo puede exigir la Secretaría del Trabajo a las empresas privadas que cumplan la ley si el gobierno federal no empieza por cumplirla y hacerla cumplir? Lo cierto es que esta incertidumbre laboral se convierte en una fortaleza para desarrollar un proyecto político, porque propicia la falta de un espíritu de cuerpo interno que defienda una identidad inexistente.

Tercero. El Organismo Promotor de Medios Audiovisuales (OPMA), de la Secretaría de Gobernación, está creado como el cajón de sastre del gobierno de Calderón para la promoción política de su persona y de su gobierno. Lo mismo crea contenidos programáticos que administra frecuencias de radio y televisión rápidamente obtenidas para ser aprovechadas por el medio que se antoje más dúctil a la estrategia de propaganda que se despliega en el Canal 11, que no es titular de nuevas frecuencias. El oscuro proceso de creación de la OPMA y su naturaleza legal no son compatibles con ningún proceso mínimamente democrático; antes bien, reproducen las mejores artes de la simulación pues mezclan una amplia dosis de mentiras con un toque de verdad. Es ésta la visión que el calderonismo tiene de un medio público o de Estado, donde sólo la palabra presidencial basta como argumento de autoridad, sin estar sujeto a los requisitos de comprobación y sustentación de sus dichos.

Cuarto. El único medio que en los hechos tiene las características de un medio público es Radio Educación, y ello es así en virtud de que, de entrada, sus trabajadores y directivos gozan de las prestaciones constitucionales y legales en el ámbito laboral; posee un comité técnico como órgano colegiado de definición y evaluación programática, que hace las veces de custodio de su identidad pública; tiene instrumentos de autorregulación y cuenta con personal de larga carrera cuyo común denominador es su compromiso por la pluralidad y la diversidad, con una lógica de crítica propositiva. Estos factores han creado un espíritu de cuerpo y una sinergia con su audiencia que no es común observar, sobre todo porque se ha dado a pesar de su marco legal. Esta iniciativa debería ser reproducida y traducida en la ley; sin embargo, por el contrario, es objeto de un lento pero efectivo proceso de aislamiento. El director de Radio Educación es un esforzado funcionario, pero lo rebasa la estrategia de contención del gobierno federal. La señal de AM en el 1060 tiene problemas de recepción, el portal web es lamentable y no tiene información básica y la solicitud de una frecuencia de FM sigue un tortuoso camino que no sufrió la OPMA para el Canal 11. Todo es legal y técnicamente solucionable, pero el propósito claro no es resolver, sino explicar por qué no se puede hacer lo que se debe. Para los fines de ventaja política, todo el presupuesto y la voluntad; y para aquellos que sólo sirven al interés público, solamente palabras. l



evillanueva99@yahoo.com









El frentazo



Luis Javier Garrido

El grupo ultraderechista que pretende estar gobernando México y que ha creído que le va a ser posible imponer a uno de los suyos en la silla presidencial en 2012 ha cometido en sus cálculos un error: se le han olvidado los mexicanos.

1. La pretensión de Felipe Calderón y de su grupo, fortalecida tras los comicios de este año, de creer que pueden ellos de manera unilateral imponerle otro presidente de ultraderecha al país si consiguen tan sólo frenar a Enrique Peña Nieto, el probable abanderado del PRI, y que hicieron evidente desde hace algunos meses, lo que generó una división al interior de la mafia en el poder y suscitó un resquebrajamiento de la alianza PAN-PRI, se ha dado un frentazo con el acto del lopezobradorismo del domingo pasado, que le recuerda que no puede ya seguir yendo contra el pueblo ni contra los intereses de la nación.

2. La asamblea del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo, de la Soberanía Nacional y de la Economía Popular, que llenó con cientos de miles de mexicanos la Plaza de la Constitución el domingo 25 de julio, y que fue la expresión de la formidable fuerza social de oposición al gobierno ilegítimo de Felipe Calderón, que se ha consolidado en el país tras el fraude electoral de 2006, es un acontecimiento de la mayor importancia en la vida política de México, y no es de sorprender que haya generado una reacción en los medios orquestada desde Los Pinos que anuncia lo que el gobierno pretende sea la campaña de 2012, al menos por dos razones.

3. La primera es que en medio de la gravísima crisis económica, social y política a la que ha llevado al país, el gobierno espurio se ufanaba ante la derecha de no tener una oposición electoral real por la cooptación que ha hecho del grupo de Jesús Ortega, que se ha apoderado del PRD, lo que parecía reducir la sucesión presidencial a un acuerdo cupular del PAN y El Yunque con el PRI y arbitrado por Salinas en vistas a mantener a la misma mafia en el poder, pero el hecho de que una verdadera fuerza social de oposición, a la que panistas y priístas habían venido desdeñando, se manifiesta con vigor decidida a participar en las elecciones constitucionales de 2012 impulsando la candidatura de Andrés Manuel López Obrador, le quiebra su sueño celestial. Y la segunda, tan importante como la anterior, es que ese movimiento está presentando a los mexicanos una propuesta nacional, que es algo que no puede tener el actual grupo gobernante.

4. El proyecto alternativo de nación, cuyos lineamientos esenciales fueron dados a conocer en este acto, y que va a ser el fundamento de la campaña de 2012, constituye sin lugar a dudas un signo de modernidad en México, de la única modernidad posible que es la que debe sustentarse en la razón y en el derecho, principios que han menospreciado Calderón y sus amigos, y por eso su anuncio les ha encolerizado, como se ve en las columnas de las plumas oficialistas. Los integrantes de este grupo mafioso se han mantenido en el gobierno de manera ilegal e ilegítima, sin tener una propuesta nacional porque no pueden tenerla: sólo actúan en función de los intereses sectarios a los que sirven, que son los de unos cuantos empresarios nacionales y grupos trasnacionales, y los suyos propios, lo que les está permitiendo un enriquecimiento sin límites a costa del país, y por eso se escudan en los programitas neoliberales y en los documentos de los organismos financieros internacionales.

5. La vía electoral está abierta en México, como a menudo se les olvida, porque las luchas sociales y políticas del pueblo mexicano la han venido impulsando desde 1910, aunque desde entonces jamás hayamos vivido en democracia ni tenido elecciones democráticas, y sería muy grave que esta mafia en el poder pretendiera hacerla inviable una vez más en 2012 para seguir usufructuando el poder político en beneficio propio, como lo evidencia al persistir en llevar adelante su “campaña negra”.

6. La responsabilidad que tienen los miembros del grupo mafioso en el poder ante el 2012 es descomunal, pues han hundido al país en la miseria, la violencia y la corrupción como nunca antes en nuestra historia, y sería inadmisible para millones de mexicanos que pretendieran oponerse a un debate abierto de las ideas y continuar violentando la voluntad nacional con el propósito de seguir haciendo prevalecer sus intereses. La persistencia que muestran sus integrantes en seguir adelante con su “campaña negra” en los medios, en particular en el duopolio televisivo, y sobre todo las maquinaciones y marrullerías que ya anuncian, son el anuncio de que muchos de ellos se hallan dispuestos a una imposición violenta, lo que millones de mexicanos están dispuestos a rechazar.

7. La tentativa del gobierno de facto de hacer entrar al IFE al escenario político para frenar al movimiento popular con el pretexto de que aún no se abre la campaña electoral es, por lo mismo, absurda, en particular porque la impulsa un gobierno instaurado por medio del fraude y porque lo hace unos días después de que el Consejo General del instituto no tuvo más remedio que reconocer que Calderón intervino ilegalmente en las pasadas elecciones constitucionales locales emitiendo un mensaje de abierto partidarismo panista. El escenario de 2012 se ha adelantado por el desastre que ha sido la administración de facto de Calderón y porque además él mismo está torpemente maniobrando en función de esa sucesión y actuando ilegal e impunemente en función de ella.

8. El fallo del IFE de la semana pasada fue seguido de un debate en el propio instituto, entre los integrantes de la Comisión Permanente y en la prensa sobre la impunidad que en la materia tiene en México el Ejecutivo, que sólo puede ser sometido a juicio político y procesado por traición a la patria y por delitos graves del orden común conforme al 108 constitucional, cuando en la Constitución de 1857 podía serlo además por “violar las libertades electorales” del pueblo. Y en este proceso de 2012 Calderón –o quien se halle entonces en la silla presidencial– debe ser sometido a un escrutinio popular sin parangón.

9. El acto del domingo constituyó además un frentazo para el grupo de Los Chuchos, que se ha adueñado del PRD con la pretensión de erigirse en la representación electoral de “la izquierda”, para lo que se hallan inmersos, en connivencia con el gobierno, en sacar adelante una campaña de nuevo empadronamiento del PRD, con la que pretenden dejar afuera de ese partido a los que no son sus incondicionales.

10. La vía electoral estará abierta en 2012 si el pueblo lo quiere, y esto supone en México que debe hacer valer su voluntad: antes, durante y después de los comicios.





Único proyecto alternativo de nación




Gabriela Rodríguez

En el marco de la democracia moderna, el de AMLO es el único proyecto alternativo para nuestra nación. Hasta el momento, ningún otro candidato ha articulado una opción distinta de país, una propuesta transformadora que se basa en el ejercicio de 10 años del Gobierno del Distrito Federal y en el más amplio movimiento social de la actualidad.

Y es que a diferencia de quienes sólo prometen, López Obrador está parado sobre los hechos, sobre los programas de gobierno realizados en la ciudad de México, el que dirigió Cuauhtémoc Cárdenas, el que él mismo encabezó de 2000 a 2006, y el actual que comanda Marcelo Ebrard. Así de fácil, yo coloco en el mismo saco lo que considero el mejor legado de la izquierda mexicana: los diez años del gobierno de la ciudad de México.

Cada gobierno ha sido mejor que el otro, porque cada uno va cosechando los frutos que sembró el anterior. Ninguno ha sido perfecto ni idéntico, se trata de gobernantes honestos, personalidades ejemplares y diferentes, jefes que se han apoyado en gabinetes de muy alto nivel profesional y académico, con equidad de género al nivel de las secretarías de Estado, funcionarios que han trabajado en colaboración con una ciudadanía cosmopolita y exigente, y que han sostenido las mismas líneas prioritarias en asuntos sustantivos: la política social, la austeridad republicana, la construcción y creación de empleos que ella conlleva, los proyectos culturales comunitarios (en el Zócalo, en las plazas populares, los maravillosos Faros), los derechos humanos de los adultos mayores, el acceso creciente a la formación media y superior de jóvenes, los derechos de las mujeres, los derechos sexuales y reproductivos de todos y todas, la laicidad de facto, que ha ido más allá del discurso demagógico.

Andrés Manuel ha ampliado sus miras más allá de la capital del país porque también está parado sobre un movimiento social de resistencia civil pacífica, “sin un vidrio roto”, un ejercicio único de construcción de redes sin violencia –hay que subrayar esta cualidad que hoy brilla por su ausencia–, forjadas desde abajo con grupos en las 32 entidades del país. Se trata del fruto de su peregrinar en 2038 municipios que visitó personalmente, una experiencia que amplió el horizonte de su proyecto de nación, porque convive y toca a diario la realidad de los más pobres, de las mayorías, de la clase trabajadora, de los excluidos, la que vive en barrancas, en cinturones de miseria, en comunidades rurales, en zonas indígenas.

En su tono de indignación, en sus adjetivos estridentes, yo identifico la empatía del líder con quienes vienen acompañándolo en los últimos cuatro años, ya no es la voz del gobernante sino el eco de quienes sostienen la resistencia. Comparto y me identifico con ese sentimiento que a veces llega a la desesperación, las cosas no están para menos.

De los 10 postulados del proyecto alternativo, celebro que los haya abierto para un proceso abierto de consulta, que nos invite a todos para afinarlo durante el año. Está señalando necesidades muy urgentes: recuperar el Estado y los medios masivos de comunicación, cambiar la actual política económica, abolir los privilegios fiscales. La política como imperativo ético es de lo más importante, la austeridad republicana: nada de sueldos onerosos y ofensivos, ni flotillas de aviones y helicópteros al servicio de la llamada clase gobernante, eliminar los gastos improductivos, el derroche y los privilegios, alcanzar la soberanía alimentaria y restablecer el estado de bienestar. Al final aborda temas que fueron la debilidad de su gobierno: cristalizar una nueva corriente de pensamiento donde se promueva la tolerancia, la solidaridad, el respeto a la diversidad y la protección del medio ambiente. “Hay que alentar un pensamiento que ayude a impedir el predominio del dinero, del engaño, de la corrupción y del afán de lucro, sobre la dignidad, la verdad, la moral y el amor al prójimo”.

Sea quien sea el candidato a la Presidencia de la República en 2012, tenemos que ganar con este proyecto. Ya se burlaron algunos del romanticismo de López Obrador, pero yo valoro que hable de la moral y el amor en el sentido de justicia, de honestidad y solidaridad, porque si algo está perdido en la elite política es esa sensibilidad moral.

Se trata de términos vacíos en las bocas de la nueva derecha, la de esos políticos serviles a sus jefes: potentados y curas. ¿A qué suena la moral en voz del nuevo secretario de Economía, Bruno Ferrari, cuyo mayor mérito para ganar el cargo fue ser el enlace de los empresarios de Nuevo León con Marcial Maciel? ¿O qué moral puede tener el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, quien acaba de codificar en el mismo nivel de “delito grave” el abuso sexual a menores y a discapacitados, la pornografía infantil y el intento de ordenación de una mujer?

grodriguez@afluentes.org




29 jul 2010


Astillero

Los ladridos de la mansión

Exilio por injusticias

Fuerza “hispana”

Allá y acá: luchar



Julio Hernández López



FRONTERA NORTE. En Nogales, una mujer es abrazada por su cónyuge, a través del muro fronterizo que separa a esa ciudad sonorense del estado de ArizonaFoto Ap



El jefe Slim se compra en Nueva York una residencia de 44 millones de dólares mientras millones de mexicanos, que en su gran mayoría han dejado su país a causa de la desigualdad y la injusticia (que propician la insoportable gravedad de la concentración criminal de la riqueza en muy pocas decenas de manos), se alegran por la suspensión temporal que una juez ha impuesto respecto a las partes más controversiales de una reforma legislativa arizonense que amenazaba con arrebatarles sus mínimas condiciones de supervivencia.

Slim, como unos pocos cuantos (es decir: Slim es un apellido emblemático, pero el lector sabe los otros más), convierte segundo a segundo en magna prosperidad individual la miseria colectiva, los servicios ahorrativamente ineficaces, la incapacidad gubernamental para prevenir y castigar abusos y el andamiaje de complicidades que mezcla lo político con lo empresarial para repartir ganancias que, así, provienen del bolsillo de usuarios y clientes. Las privatizaciones practicadas ventajosamente por el salinismo significaron el saqueo de la riqueza nacional acumulada para ponerla en manos de prestanombres, socios o aliados que incrementaron las fortunas existentes o las multiplicaron escandalosamente, siempre con una discreta chequera fiel a las indicaciones de los políticos benefactores y sus estrategias de conservación del poder o de entendimiento con los nuevos ocupantes partidistas de la silla del poder que finalmente acaba sirviendo a lo mismo y a los mismos, así cambien los juegos cromáticos de tres tintes patrios al blanco y azul igualmente depredador.

Millones de mexicanos han dejado su patria a causa de ese sistema salvajemente injusto, que no da oportunidades dignas de sobrevivencia ni desarrollo. No sólo en los niveles tradicionales del campesinado sin tierra ni empleo que ha sido pionero en ese éxodo económico; también las clases medias a causa de la caída de niveles salariales o del abierto desempleo, y muchos jóvenes que encuentran en su país las claves del crecimiento profesional secuestradas por la elite de júniores y por el aberrante conjunto de trabas que significan el influyentismo, la mediocridad y la falta de perspectivas atrayentes.

En la injusticia de su sistema político y económico están las causas de que muchos mexicanos deban cruzar a hurtadillas la frontera norte y llevar vidas silenciosas, cívica y políticamente inexistentes; económicamente estancados, laboralmente explotados. Millones sufriendo y unos cuantos disfrutando. Ésa es la ecuación del México actual, el de casa y el de más allá de la línea divisoria norteña. Y, para sostener esa realidad injusta se imponen gobiernos sin fuerza, que acaban sirviendo a esos grupos empresariales y a esos caudillos económicos (unas administraciones benefician más a unos que a otros, como en el caso del narcotráfico en que sexenalmente hay cárteles protegidos y otros perseguidos). Y para ello se envenenan las aguas de la política, se instala la tesis de que todos los políticos son ladrones e inservibles, se desgasta el sistema de representación política tradicional, de por sí poco útil para los intereses populares, y se difama, arrincona, persigue y, de ser posible, se extermina a los opositores que representen aunque sea una pequeña posibilidad de cambio.

En ese contexto es muy importante el ejemplo de lucha organizada y protesta sonora que han dado en Estados Unidos los “hispanos” en general y, dentro de ese segmento latinoamericano, de manera destacada los mexicanos. Hasta ahora, esos mexicanos en el exilio por razones económicas tienen presencia demográfica pero no fuerza ni representación política en el país al que contribuyen a enriquecer y engrandecer. Las reformas legales aprobadas en el estado de Arizona abrieron esta vez la posibilidad de que la fuerza “hispana” se comenzara a manifestar, y la entrada en vigor de esas nuevas normas racistas iba a confrontarse con amplios segmentos de latinoamericanos con estancia legal y sin ella que iban a practicar resistencia civil pacífica y a desplegar un abanico de retos a la autoridad para que hiciera cumplir con drasticidad las anunciadas nuevas reglas persecutorias.

No es difícil advertir que de ese choque podrían surgir las chispas que esparcidas por gran parte del territorio estadunidense abrirían camino a tomas de conciencia, formas de organización y acaso una lucha prolongada y riesgosa que finalmente diera a los “hispanos”, y en particular a los mexicanos, reformas migratorias benignas y, a partir de allí, una presencia y una fuerza que en órganos de poder correspondieran con el evidente peso numérico de esa comunidad hasta hoy condenada a la minusvaloración. La suspensión temporal de las partes más agresivas de las impugnadas reglas de Arizona bajará el tono de los preparativos de guerra policial y cívica, pero no significa la cancelación de los ánimos punitivos y tampoco debería llevar a que el despertar de los “hispanos” quedara en suspiro (el sheriff Arpaio anuncia que mantendrá redadas contra sospechosos de ser indocumentados, y las organizaciones sociales, por su parte, desahogarán sus programas de protesta ya anunciados). El gobierno de Obama tratará de quedar electoralmente bien con los conservadores racistas y también con la nueva fuerza, aún sin peso en las urnas, pero sí social, de los latinoamericanos allegados por razones laborales. De la administración mexicana no deben esperar sino acomodos oportunistas para tratar de beneficiarse de una decisión judicial que en nada contempló al calderonismo. Ellos, allá, como los mexicanos de acá, solamente tienen el camino de la movilización y la presión, para lograr cambios en las reglas hasta ahora diseñadas para beneficio de las minorías poderosas.

Y, mientras el SME advierte que de no tener respuesta positiva en los diálogos de Bucareli retomaría las protestas públicas, con el aeropuerto internacional entre los puntos susceptibles de bloqueos, ¡hasta mañana, en esta columna amorosa desde endenantes!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx • http://www.twitter.com/julioastillero





AMLO: por fin un proyecto de nación



Víctor M. Toledo

Justo en el momento en el que la política alcanza sus niveles más denigrantes; cuando el país carece de brújula y la ciudadanía sufre un ataque agudo de desesperanza. Justo cuando los indicadores, económicos, sociales, ambientales y morales revelan que la nación padece una crisis múltiple, AMLO presenta, para su amplia discusión, un proyecto de nación. El acto parece descabellado o ingenuo en un país donde la política se hace ya sin ideas, movida casi totalmente por la lógica cínica, es decir, por los compromisos, las componendas y un pragmatismo cuyo motor es el signo de pesos. Sojuzgada hasta el extremo por el capital, a tal punto que es casi imposible distinguir entre el empresario y el político, la práctica política se ha convertido en una acción indecente, sin discurso, valores ni metas. Y este irracionalismo contamina, por desgracia, buena parte de la vida del país.

Dibujar un proyecto de nación, incluso sin el adjetivo de alternativo, en las muy difíciles condiciones actuales, es una proeza que todo ciudadano consciente está obligado a reconocer, porque remonta una situación de decaimiento y desconsuelo, y porque le abre de nuevo a los mexicanos la inmensa puerta de la esperanza. Y es que un proyecto de nación, que es una propuesta de gente pensante, rebasa en teoría a los individuos, a las personalidades y a los dirigentes, en tanto creación colectiva, en tanto acto intelectual de buena voluntad y en tanto oferta para contender.

La primera versión del proyecto, unas 25 páginas elaboradas con el concurso de cerca de medio centenar de pensadores, que se hizo público el pasado domingo, está llamada a operar como un detonador de las voluntades de los millones de mexicanos que como nunca antes sufren, en diferentes versiones y matices, el peso de la corrupción, la injusticia y la falta de oportunidades para alcanzar una vida digna, sana y segura. Ahí están el pequeño comerciante abatido por los grandes monopolios, el joven sin trabajo ni escuela, la familia de clase media amenazada por la delincuencia, el profesionista laborando en actividades impropias, el campesino marginado, los obreros y empleados mal pagados y peor tratados, y los millones sin información, conocimiento, trabajo.

Más allá de su coherencia ideológica, nivel de actualidad e impacto transformador, todo lo cual se irá delineando mediante la discusión anunciada, el documento alcanza un alto grado de legitimidad por dos razones. Primero, porque se plantea clara y rotundamente como objetivo central el desmantelamiento de las prácticas neoliberales que hoy por hoy, no sólo en México sino en el mundo, explotan el trabajo humano y el trabajo de la naturaleza, tan impíamente, que la humanidad se mueve inexorablemente a una crisis de supervivencia. El renacimiento de México, se sostiene, se logra venciendo la inercia de más de dos décadas de neoliberalismo. En segundo lugar porque ha intentado cubrir todas las dimensiones que requieren urgente atención, es decir, que conforman reclamos casi obvios de la sociedad mexicana, evitando dejar fuera del análisis cualquiera de las problemáticas más notables o visibles. Así, para lograr la transformación se propone desde la revolución de las conciencias y el pensamiento crítico, y la defensa de los recursos naturales, pasando por la recuperación del sector público, la supresión de los monopolios, la democratización de los medios de comunicación, la extinción de los privilegios fiscales y las desprivatización del petróleo y la electricidad; hasta la recuperación del campo y la soberanía alimentaria, el predominio de la agricultura ecológica y la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.

Ya lo dijo José Martí, hace más de un siglo: “Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo, para, como la bandera mística del juicio final, a un escuadrón de acorazados”. Lo que aquí procede es saber si los acorazados de las elites que hoy dominan, explotan y dilapidan a los mexicanos y sus recursos (poder económico, controles diversos, medios de comunicación, prensa corrupta) serán derrotados por el voto de los ciudadanos en 2012. Una proeza que aumentará su probabilidad en la medida en que un número mayor de ciudadanos lean este proyecto, y lo mediten, discutan, difundan… Un logro que tiene que ser respaldado por trabajo, acción, estrategia y, sobre todo, congruencia moral, pues todo proyecto de nación para ser creíble debe quedar avalado, impecablemente, por la conducta de sus proponentes.




28 jul 2010


Futuro y decadencia




Luis Linares Zapata

Las aguas de esta primavera parecen descobijar un pico donde las contradicciones se encaraman unas sobre otras. Por un lado se estrechan, hasta la ineficacia completa, las posibilidades de acción y conducción del gobierno federal, muy venido a menos. Lo lastra, además, un conjunto de otros muchos malos gobiernos en los estados fincados en cacicazgos torpes y cínicos. Las expectativas de ir hacia un desarrollo equitativo caen al fondo de la desesperanza colectiva. La promoción de una justicia expedita se aleja a punta de balazos y rampante corrupción de todo el aparato que debía promoverla. El ansiado bienestar para las mayorías se estrella frente a una economía estancada y un modelo de acumulación desmesurado que la desequilibra.

Por el otro costado, y desde debajo de los estratos sociales, se abren resquicios para intentar, desde ya, la reconstrucción de esta nación de los mexicanos ya tan maltratada. Son voces, miradas y movimientos que apuntan hacia el rompimiento del statu quo imperante y en pos de iniciar un largo, arduo recorrido transformador. Se deja sentir, las pasadas elecciones portan indicios prometedores, una movilización de energías humanas liberadas por ellas mismas. Se dibuja, con claridad suficiente, la tarea entrevista: la democratización urgente del Estado nacional, ahora atenazado por una plutocracia depredadora. Ambas tendencias, ésta y la apuntada arriba, se entrelazan, al menos por ahora, no sin desorden y mucho desconcierto. No hay vasos comunicantes efectivos que introduzcan algo más que destellos intermitentes. Los pocos contactos que aún resisten se separan y una caterva de interesados los manosean hasta difuminarlos. La canalla de siempre se esmera por confundir, armada de múltiples salidas, a los medios de comunicación al servicio de los mandones de mero arriba. Los hombres y mujeres de buena fe son relegados de los escenarios de alcance masivo. Los actores sociales, culturales y políticos emergentes son ninguneados con encono y desesperados intentos de soborno, de cooptación o cínica burla.

Las cúpulas partidarias se empeñan en una lucha sorda, soterrada pero ya bien conocida por trillada, para dirimir sus ambiciones de más poder individual o para formar sendas cofradías de conspiradores. El PAN, a pesar del férreo control que intenta el Sr. Calderón desde sus trincheras pinoleras, se mueve en direcciones varias. La del oficialismo panista es la principal. Trata de consolidar una incipiente figura que será apoyada por la inmensa cauda de recursos que posee y de otros muchos que se afana, con dádivas desmesuradas, por enfilar en su favor. Otras hacen eco de las posiciones más retrogradas de la extrema derecha, sin olvidar aquellas que intentan revivir a cierto aspirante, el más adelantado en las encuestas (Creel) ya vencido con anterioridad. En el PRI se enrosca un debate que mucho tiene de faramalla y otro tanto de superficialidad. Un grupo, de muy chiclosa conformación, apoya la candidatura de Peña Nieto aún cuando, a últimas fechas, su número y desplantes alegres han ido decreciendo de manera acelerada. La figura de este personaje, claveteada con poses televisivas, frases publicitarias sin contenido o apelando a lugares comunes, se apoya en el manejo de disponibles recursos financieros para acercarse simpatías. La realización de foros temáticos y artículos periodísticos trata, por ahora, de darle fondo a su imagen, de dudosa reciedumbre conceptual que la misma Televisa, en su enjundia difusiva, le ha creado de rebote. Los políticos, se puede llamar tradicionales del priísmo, no dejarán de moverse por propia cuenta y riesgo frente a la avanzada mayor, casi apabullante, del hombre del copete engominado. El lema central que los amparaba, predicando su atractivo popular, experiencia probada, mano sabia y firme va en picada. Se afianza, por lo demás, la seguridad de una restauración de lo viejo, de más de lo mismo ya tan rechazado con anterioridad a su impensable derrota. Quiénes y para qué quieren volver al Poder Ejecutivo federal es una cuestión que no encuentra asideros efectivos en el discurso priísta, las visiones de alcance que sean ciertas, y dignas de apoyo por el futuro electorado, ni siquiera se vislumbran en su repertorio.

En la izquierda se ha destapado todo un enjambre de predicciones que, con retorcido propósito, tratan de alertar sobre las divisiones tan inminentes como destructivas. Se discute, en los medios de comunicación, sobre las traiciones, las inconsecuencias, las desatadas ambiciones de AMLO para hacerse del poder. Lo quieren forzar a respetar las reglas del juego que, en lo íntimo de sus alegatos, le obligarían a doblegarse a los dictados de sus patrocinadores jefes y dictadores: la ensoberbecida plutocracia local y sus conexiones externas. Quieren, desde ya, que renuncie a su condición, por cierto irrebatible, de ser el único político mexicano que hace política de cara a la sociedad, sin titubeos ante el poder y lo correcto, en medio de la gente, con autoridad moral innegable aún para sus muchos denostadores gratuitos, encendidos como mecha empapada de rencor casi sagrado. Su convocatoria popular todavía le es negada, atribuida a financiación oscura. Su discurso, alegan, es demagógico, repetitivo, sin ver que, cada día, avanza en penetración de las conciencias más decididas, en asideros donde la gente se apoya y consuela. Un discurso que no se avergüenza de su calidad humana, compasiva con el dolor pero, sobre todo, comprometido con afirmar valores que han sido trastocados o de los cuales se huye por considerarlos románticos, anticuados, moralinos: como el amor al prójimo, sobre todo de ese amor para los muchos que han caído en desgracias y vejaciones múltiples.

El proyecto alternativo de nación que AMLO y el movimiento que lidera han lanzado al escrutinio y perfeccionamiento públicos es un instrumento privilegiado para la discusión y la apertura de rutas. Puede, sin duda, orientar y encauzar la acción ciudadana hacia un urgente, desesperado, renacer de la República. Contiene los aportes más avanzados, en México y en muchas otras partes del mundo, para plantear un modelo alterno, fincado en las necesidades del pueblo, con ánimos de grandeza y distinto al vigente del oficialismo, de inspiración neoliberal, que ha destrozado al país. La concentración del domingo pasado en el Zócalo es un antídoto contra la decadencia y desmoralización que se observa por todos lados y que el Sr. Calderón refleja en sus huidas, en el enanismo de su club de amigos y en los llamados al diálogo o las alianzas sin sentido ni relleno que lo salve. Es, como proclama el proyecto de nación recién lanzado, el momento propicio para iniciar los esfuerzos para salvar a México.




27 jul 2010




La Izquierda y el 2012


Arnaldo Córdova


Todo mundo lo dijo: Andrés Manuel López Obrador se puso en campaña de nuevo al día siguiente de que se consumó el fraude de 2006. No les parecía sino que, al perder y demostrar ser mal perdedor, de inmediato se ponía en marcha para contender por la Presidencia de la República de nuevo en el 2012. Poco caso se hizo de esa muestra de autocrítica que el candidato de la izquierda dio después de aquellas elecciones: había habido muchas deficiencias en la organización para la contienda electoral; una enorme cantidad de casillas no se había cubierto, faltando representantes que no asistieron o, de plano, fueron ignoradas por la logística partidista. Así, no se podía hacer nada. Había que organizarse para que, en el futuro, no volviera a ocurrir. Y sí, López Obrador se aplicó de nuevo al trabajo.

Muy lejos estuvo nuestro candidato presidencial, empero, de mostrar deseos de venganza por la derrota, considerando que no había sido derrotado de verdad, sino despojado de un triunfo que estaba a la vista de todos. Su decisión de emprender de nuevo la movilización obedeció, más bien, a lo que le resultaba de ese ejercicio autocrítico y lo dijo muchas veces, más o menos en las mismas palabras: “Nos robaron la elección, pero también tuvimos muchas fallas y lo que nos faltó fue organización. Para que no vuelva a pasar eso, hay que construir, desde ahora mismo, esa organización de masas que nos faltó”. Esa autocrítica entrañaba también, sin duda alguna, una crítica a su partido, el PRD, que no había sabido proporcionar esa organización.

López Obrador recorrió desde entonces varias veces el país, creando una organización paralela de la partidaria que a muchos les disgustó dentro del PRD. “Está formando un nuevo partido, su partido”, se dijo en numerosas ocasiones. No era así. Lo que él buscaba era organizar directamente al pueblo con vistas, sí, a las siguientes elecciones presidenciales; pero de ninguna manera estaba auto postulándose para una nueva candidatura. En ese momento, a él no le interesaba eso en absoluto y lo dijo todo el tiempo. Ya ese mismo movimiento que estaba formando decidiría quién sería su próximo candidato y luego, cuando comenzó a perfilarse la precandidatura de Marcelo Ebrard, comenzó a afirmar que el candidato sería el mejor posicionado, vale decir, el que recogiera los mayores consensos entre los partidos y la ciudadanía.

A lo largo de todo ese tiempo, desde 2006, el tabasqueño ha tratado de forjar esa organización que a la izquierda faltaba del único modo que puede hacerse para que se vuelva permanente y sólida: recurriendo al contacto permanente con la gente del pueblo a todo lo largo y ancho de la República. En este sentido, López Obrador ha logrado algo que ningún político se sueña: conocer por sí todos los municipios de México y dejar en cada uno de ellos un contingente organizado, a veces numeroso a veces modesto, listo para actuar en cada momento.

Es cierto que el Peje jamás ha dejado de andar en campaña por la Presidencia de la República en 2012; pero desde el principio dejó en claro que no era atendiendo a una ambición personal, sino mirando al futuro de la izquierda, la que no debía volver a presentarse tan desarmada como lo hizo en las elecciones de 2006. Lo que importaba era darle a la izquierda esas armas de las que había carecido en aquella ocasión y que consistían, esencialmente, en una organización nueva de masas, con una gran capacidad de movilización y de concentración. Como para demostrar su dicho, empezó a llenar con cientos de miles de seguidores nuestra plaza principal. Nadie lo ha hecho ni tantas veces como él.

Y mientras el movimiento se desarrollaba pujante, creando una conciencia participativa en millones de ciudadanos y, lo más importante, un compromiso con la nación, el PRD se despeñaba en las pugnas internas y se desdibujaba como una verdadera opción partidista. Ese proceso se hizo irreversible desde que los chuchos asaltaron el poder avalados por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que reconoció su preponderancia en el partido. Entonces comenzaron sus deslindes respecto de y sus francos ataques a López Obrador y a su movimiento cívico. Curiosamente, fue ese movimiento el que comenzó a ganar batallas, como la del petróleo, y el que empezó a sumar fuerzas que antes eran extrañas o que estaban alejadas de la izquierda.

Han sido esas batallas memorables las que le han dado nombre. Ahora se presenta como el Movimiento en Defensa de la Economía Popular, el Petróleo y la Soberanía Nacional. El PRD, sobre todo a partir de que hizo suya la línea trazada por Manuel Camacho Solís, de aliarse con la derecha y con cuantos se dejaran para conseguir objetivos puramente pragmáticos, ha dejado de tener la muy pálida identidad que tenía desde su fundación. Sigue siendo el mayor y más representativo partido de izquierda, pero el hecho es que él mismo ha contribuido a que el mismo concepto de izquierda pierda sentido. Tendremos que identificar una y otra vez a la izquierda, por lo menos para saber quiénes la forman hipotéticamente.

Cada vez son menos. Una vez contábamos en ese campo a los priístas nacionalistas y a los viejos lombardistas. Ellos ya no existen. Ahora sólo quedan tres partidos, el PRD, el PT y Convergencia. En el PRI, aunque a muchos no les guste oírlo, ya no hay izquierdistas y ni siquiera centristas. En el PAN nunca los hubo, aunque sí muchos espíritus esclarecidos que también se fueron. El PT es un amasijo de viejos grupos movimientistas que carece de una verdadera identidad partidaria e ideológica, pero lo consideramos de izquierda. Convergencia es un grupo formado en torno a su líder, Dante Delgado, que no siempre logra uno definir con precisión. El PRD es la única gran fuerza partidista de izquierda, pero ahora deshilachado y copado en su dirección por un grupo mafioso y faccioso que lo está destruyendo ineluctablemente. Como gran fuerza de izquierda no queda más que el movimiento cívico lópezobradorista.

Este movimiento es obra de millones de mexicanos que desean volver a creer y actuar cohesionados por un gran líder de masas, claro en sus planteamientos y carismático, como respuesta popular a la impostura y a la pésima política de los círculos gobernantes que han hecho trizas nuestra economía y todas sus instituciones igualitarias y justicieras. Es la respuesta que viene desde abajo al mal gobierno, a la impunidad, al latrocinio y a la desvergüenza de quienes se han adueñado del poder y de la riqueza pública. Que López Obrador haya hecho pública su decisión de contender de nuevo por la Presidencia de la República creo que a nadie debería sorprender, en primer lugar, porque muy pocos como él tienen algo que ofrecer como candidatos de la izquierda y, en segundo lugar, porque nadie como él ha sabido forjar un movimiento de masas que quiere luchar por el poder y encumbrar en el mismo a uno de los suyos.








“Vamos”



Pedro Miguel

Sin registro oficial ni prerrogativas, el mayor partido político de México colmó el Zócalo capitalino el domingo pasado. Fue una concentración tumultuaria pero pacífica, lejos del optimismo desbordado del primer semestre de 2006 y lejos de la rabia que florecía en las movilizaciones de los meses siguientes. Las hordas felices o iracundas de exaltados cívicos, dispuestos a darlo todo por la patria, se han ido convirtiendo, en estos años amargos, en un conjunto de ciudadanos que comprendieron la necesidad de volverse políticos ad honorem. Fue un encuentro de decenas de miles de políticos, bisoños en su gran mayoría, que escuchan, informan y discuten sobre asuntos de programa, de organización, de logística, de capacitación.

La conversión ha requerido de años de trabajo pero el resultado –siempre parcial, siempre insuficiente– está a la vista: las 32 representaciones estatales trabajan e informan a sus pares de la labor realizada. Tal vez el conjunto de los medios y la cáscara de lo que fuera la clase política formal tendrían que sorprenderse, pero no: se han repetido muchas veces ante el espejo las consignas de que el señor López ya se quedó solo (por extremista y radical, quién le manda) y que dilapidó su capital político en marchas y plantones. A fuerza de pronunciar esos mantras, han terminado por creérselo: para ellos esto es un nuevo desplante demagógico del cabecilla mesiánico. Lo sustancial sigue siendo el tema de la marca de los tenis del hijo o, a lo sumo, el cerco de las hordas primitivas y caudillistas contra el castillo de una democracia transparente, respetuosa de la legalidad y garante del derecho a la vida. Los guaruras de opinión seguirán defendiendo ese bastión a a capa y espada y pluma bien pagada.

Y como la República Formal ya no se sorprende de nada –cómo va a escandalizarse con el secuestro de Fernández de Cevallos si ella misma lleva 20 veces más tiempo de secuestrada–, los únicos sorprendidos serán los propios zocaleros, esos que por necedad pura o por sentimentalismo (éste es ya el nuevo ángulo de ataque) se niegan a “vivir mejor” bajo los términos del calderonato, es decir, a relajarse y disfrutar las migajas de país que se les asigne.

Motivos para el asombro: haber resistido a cinco años de acoso oficial implacable (del desafuero en adelante) y seguir aquí; haber construido, a pesar de todo, una organización que constituye un desafío real al poder público (eso es muy fácil para un cártel del narco, pero arduo y a veces imposible para un movimiento social, una comunidad indígena o un sindicato independiente); y algo impensable hace tres años: aceptar que el tránsito por la institucionalidad electoral podrida sigue siendo, con todo, el atajo menos costoso para la recuperación del país.

Sí, la vocación de fraude electoral del binomio PRI-PAN es progresiva, e incurable, pero hay que encararla. Sí, la soberanía del PRD no reside en su militancia sino en el Tribunal Electoral (los defraudadores de 2006, socios, por lo demás, de Acción Nacional Revolucionaria Institucional, Inc.), pero esa circunstancia debe remontarse. Sí, el adversario electoral controla (o es controlado por) el arsenal de los medios, de los presupuestos públicos, de la PGR, de las computadoras hildebrándicas del IFE y de los cañonazos de 50 mil pesos y, a como van las cosas, de los escuadrones de la muerte que igual pueden usarse para combatir a narcos adversarios que a disidentes políticos. Salvo el último, esperemos, los oligarcas emplearán a fondo esos recursos a fin de evitar que llegue a la Presidencia un proyecto político que es un peligro para sus chequeras.

Pero la vía electoral, a pesar de sus miserias, sigue siendo, parece ser, la forma menos costosa de recuperar la institucionalidad y de rescatar un país que el régimen oligárquico está reconfigurando a balazos.

El programa es de sentido común y tiene una amplia vocación de convocatoria. Nadie habló de implantar soviets sino de ver que los funcionarios no roben, que los ricos paguen impuestos y que el Estado se responsabilice de las necesidades básicas de la población. Como en Alemania y en España.

El principal partido de México –lo es, si se les descuenta a otros las militancias compradas, los difuntos en el padrón y el músculo presupuestal– no tiene todavía nombre ni estatutos formales, y menos registro o presupuesto. Pero, consultadas sus bases sobre la pertinencia de ir a los comicios, no por gusto electorero sino por necesidad, y seguramente en alianza con los partidos de la izquierda nominal, respondieron “vamos”.

TW: @Navegaciones

navegaciones@yahoo.com - http://navegaciones.blogspot.com/




26 jul 2010

Video



Astillero

AMLOVE

Arranque temprano

La República Amorosa

¿Repetición agravada de 2006?




Julio Hernández López



ASAMBLEA EN EL ZÓCALO. Andrés Manuel López Obrador toma entre sus brazos a su hijo Jesús Ernesto, tras la asamblea en la que presentó su proyecto por la transformación pacífica de México, ayer en el Zócalo capitalino. A la derecha, Beatriz Gutiérrez Müeller, esposa del tabasqueñoFoto Carlos Ramos Mamahua



Cobijado por las encuestas multitudinarias del Zócalo capitalino, Andrés Manuel López Obrador se declaró virtual candidato en campaña, reiteró las líneas de su anterior programa de gobierno, esbo- zó principios de autocrítica y corrección y, con pasajes cargados de consideraciones morales, declaró en ruta de construcción la nueva república, la amorosa”.

Domingo de esperanza militante renovada, con lo netamente electoral en el centro del escenario y con una convocatoria al voluntarismo para que cada cual ayude desde su lugar a tejer la resistente red que pueda enfrentar el complejo conjunto de intereses coligados para impedir el arribo de opciones de gobierno popular a México. Campaña y postulación adelantadas, cúpula perredista nacional obviamente ausente, deslinde práctico y chirriante contra el marcelismo-camachismo que soñaba con las encuestas tradicionales de opinión que cual pulPopol Vuh señalarían al “mejor posicionado”, aparición notable del ideólogo Enrique González Pedrero para llenar el hueco del desertor Manuel Camacho, y consolidación del PT como partido base para 2012, de Convergencia como posible suscriptor en trámite y del PRD como hipotético espacio de litigio.

Treintaidós discursos regionales que en realidad fueron calurosos informes de acti- vidades y recuentos complacidos de logros a la palabra. Discurso central que en unos 40 minutos confirmó los tra- zos anteriores de plan de gobierno y evitó entrar en terrenos de confrontación, deslinde o precisiones partidistas. No apareció el “pelele” que po-blaba los pasajes oratorios anteriores, ni se habló de perredismo enchuchado, alianzas perreánicas ni traiciones internas. Fue un domingo de amor (una especie de AMLOve parade), con recomendaciones éticas aplicables a la socie- dad, la familia y el individuo y un final escénico en el que, cuando el presidente legítimo y virtual candidato, al mismo tiempo, ya había dejado de hablar, se pedía a los asistentes que dieran la mano y abrazaran a quien tuvieran a su lado, como en dación católica de paz misal.

Numéricamente no hay duda de la fuerza zocalera del tabasqueño resistente y persistente. Ni de la dedicación y entrega de esos núcleos organizados que se comprometieron a fungir como ejes de reproducción del mensaje de quien va en segundo intento por la Presidencia que le fue robada en 2006. Y, hasta hoy, nadie tiene la congruencia para hacer creí-ble un programa de reformas populares como el presenta- do ayer por un grupo de especialistas para un proceso de discusión pública que acabará integrando el plan de gobier-no 2012-2018. López Obrador sigue mostrando una enorme capacidad de convocatoria y, en procesos medianamente aceptables de democracia formal, esa fuerza y esa candidatura deberían tener un camino relativamente expedito para pelear limpiamente por llegar al poder.

Pero, hoy, ese proyecto de reformismo popular tiene contra sí una amalgama de intereses cebados en los crímenes cívicos de 2006 y la secuela de exterminio del adversario desarrollada desde entonces. López Obrador es un hombre de honestidad personal a toda prueba, que no ha dado un solo motivo comprobable para su difamación, que vive austeramente y no ha generado ningún hecho público negativo. Quienes le siguen y apoyan son, en su mayoría (se habla aquí fundamentalmente de las bases, de los ciudadanos de a pie) mexicanos libres, que creen sinceramente en la posibilidad de ejercer sus derechos políticos en favor de la opción que les parece más adecuada y, sobre todo, constituyen una fuerza cívica importantísima en función de propósitos de depuración nacional y restructuración institucional. Ninguna democracia sana debería marginar y mucho menos perseguir a esa opción ciudadana.

Resulta, sin embargo, que las cúpulas ocupantes del poder trabajan a marchas forzadas en el proceso de desmantelamiento del escenario de elecciones al que amorosamente el lopezobradorismo se ha subido de manera firme desde ayer. La comercialización acelerada de lo electoral (el dinero compra votantes, monta movilizaciones, paga equipos de trabajo, compra tiempos y espacios en los medios de comunicación, corrompe funcionarios y juzgadores), la desmoralización colectiva mediante alianzas aberrantes, el control tecnológico, financiero y de armamento que Estados Unidos ha ido consolidando en México con el socio Calderón, y el uso del narcotráfico como instrumento de disuasión y amenaza o apoyo para ciertas candidaturas y partidos, va haciendo inviable la ruta de las urnas. Es posible que apostar a 2012 sin cambiar desde ahora las condiciones de competencia para acceder al poder sea un esfuerzo de voluntad plausible, pero insuficiente. Cambiar esas condiciones no está, por otro lado, al alcance de un movimiento que carece del bagaje legislativo y ejecutivo mínimo (las bancadas legislativas están divididas, y los segmentos leales al lopezobradorismo son pequeños, sin capacidad de decidir votaciones; en los estados, los gobernadores “de izquierda” tienen agenda e intereses distintos a los del movimiento social expresado ayer en el Zócalo). Tal vez una alternativa de lucha sea la de la fusión de movimientos sociales y la organización del descontento popular, pero ello contradice el enfoque electoral que se prefiere en campañas y circunstancias como las que hoy condicionan al lopezobradorismo. Radicalizar la lucha resta votos y quedarse en el “centro” ayuda a ganarlos. Pero es posible que no presionar a fondo, no luchar por cambios reales, desde ahora, haga que, con los esquemas hoy vigentes, la lucha electoral se convierta solamente en un esfuerzo heroico pero improductivo, una repetición, acaso agravada, de los escenarios fraudulentos de 2006, atenuados por la fabricada contienda de lucha “democrática” que podrían escenificar el PRI y el PAN, e incluso una alianza del partido de blanco y azul con el perredismo chucho-camacho-ebrardista.

Y, sin embargo, AMLO se mueve... ¡Amor y paz! ¡Hasta mañana, en esta columna que de todo toma nota!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx







Reinicia López Obrador el camino a la Presidencia



“¿Vamos?”, pregunta que dio arranque a la precampaña

Convoca a los agraviados por la política neoliberal a acabar con esta “absurda e inhumana pesadilla”

Recorrerá otra vez el país “para que el pueblo y la insurgencia cívica transformen a México”

Pretende rescatar las instituciones y encabezar un gobierno “honesto, austero y democrático”

Democratizar medios, recuperar la riqueza, acabar con la corrupción y generar empleo, sus metas





De los 31 estados llegaron contingentes para participar en la asamblea de comités municipalesFoto Carlos Ramos Mamahua



Jaime Avilés

Sin dejarse intimidar por las tremebundas profecías del Gobierno del Distrito Federal, que auguraba las peores lluvias de todos los tiempos para el día de la fecha, decenas de miles de hombres y mujeres que desean llevar a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador –aunque faltan dos años para las elecciones– se lanzaron el sábado a los carreteras, desde los 31 estados de la República, y ayer, junto con nutridos contingentes de capitalinos, volvieron a llenar el Zócalo en respuesta a una convocatoria del máximo dirigente opositor del país.

Trinidad Ramírez, de Tomatlán, Jalisco, viajó 17 horas a bordo de un autobús que alquiló con sus compañeros de la brigada José Zamarripa de la Peña para participar en la “asamblea de comités municipales del gobierno legítimo de México” y fue uno de los 37 oradores que, de las 10 a las 12, tomaron la palabra para analizar la trágica coyuntura nacional y proponer una solución conjunta: ir como movimiento organizado, pueblo por pueblo, calle por calle, familia por familia, a los comicios del domingo primero de julio de 2012.

Zapopan Ramírez, abogada combativa de la localidad de Cinco Manantiales, Coahuila, recorrió mil 400 kilómetros, también en autobús de alquiler, desde aquella frontera con Texas, y cuando se colocó ante el micrófono, en representación de las y los obradoristas de su estado, para hablar tres minutos, sugirió que el lema de la campaña sea nuevamente “por el bien de todos, primero los pobres”.

Quien habló por los comités territoriales de Tabasco, cuyo nombre se extravió, venía del municipio de Macuspana y del pueblo de Tepetitán, donde López Obrador nació en noviembre de 1953, pero fue breve y rotundo cuando definió la postura de sus paisanos: “Con Andrés Manuel todo, sin Andrés Manuel nada”.

Por Yucatán intervino un habitante de Motul, que de entrada improvisó una bomba. Por Quintana Roo se pronunció una señora llamada Trini, que denunció la destrucción de las playas de Cancún y Cozumel. Los representantes de Sonora, Sinaloa, Veracruz y Zacatecas, así como los de Aguascalientes, las Baja Californias, Campeche, Durango y el estado de México, y todos los demás, se refirieron al número de ejemplares del periódico Regeneración que reparten casa por casa mensualmente. La publicación que dirige Jesús Ramírez Cuevas, a la fecha, según cálculos extraoficiales, ha tirado ya más de 35 millones de ejemplares.

En compañía de los secretarios del “gobierno legítimo”, de funcionarios –como Martí Batres y Armando Quintero– del gabinete de Marcelo Ebrard, de artistas como Elena Poniatowska y Jesusa Rodríguez, y de invitados como doña Rosario Ibarra, los representantes de los comités municipales permanecieron codo a codo, alineados a espaldas del futuro candidato a la Presidencia, a lo largo de un enorme templete lleno de lámparas de teatro, adornado por delante con docenas de arreglos florales y, por detrás, con un telón de fondo que lucía en franjas horizontales los colores de la bandera mexicana, de modo que entre el verde que evoca la esperanza y el rojo que ahora recuerda el baño de sangre que vive el país, escrita en letras negras sobre el blanco que celebra la pureza se leía, un tanto cuanto enigmática, la solitaria palabra “vamos”.

¿Qué significaba? El gentío se lo preguntó durante casi cuatro horas, hasta que poco antes de las dos de la tarde, en el clímax de su discurso, López Obrador dijo: “¿Están de acuerdo en que vayamos como movimiento a las elecciones de 2012?” La muchedumbre, exhausta después de escuchar a 36 oradores, respondió muy quedito: “Sí”.

El tabasqueño repitió la pregunta: “¿Vamos?” De nuevo, miles de voces contestaron por lo bajo: “Sí”. “¡No los oigo!”, exclamó el casi candidato. “¿Vamos?” Y por fin, la multitud echó la casa de los pulmones por la ventana de la garganta: “¡Síiii!”, y estallaron los aplausos, las consignas rimadas y no lejos de la esquina entre Catedral y Palacio una pequeña banda campesina de la UPREZ se aventó una sentida diana diana con jarana, diana diana con chinchín...

Algunos minutos antes, esa banda había tocado las mismas notas con ímpetu de tambora, tuba, trombones y platillos, cuando López Obrador propuso que, para contrarrestar el clima de odio que impera en la República, la gente actúe con amor, “pues el que siembra besos, besos cosecha”. La frase desconcertó en principio, pero de inmediato, en cuanto la audiencia logró digerirla, suscitó aplausos y sonrisas, y tuvo un colofón genial a cargo del Tata Arvizu.

Ya había acabado la asamblea, ya se despedía López Obrador agitando la mano desde el escenario, cuando el veterano cómico, asiduo seguidor del tabasqueño desde los días del plantón de 2006, se apoderó del micrófono y, aludiendo al hecho de que el templete estaba colocado delante de Catedral, dijo: “Compañeras y compañeros, yo propongo que hagamos lo mismo que los del negocio de aquí atrás: ¡vamos a darle un abrazo a los que están junto a nosotros!”

Sólo en ese momento, muchos repararon en que por primera vez en cuatro años, la campanas de Catedral no habían sido tocadas con agresividad ni escándalo, para poner de manifiesto el rechazo del cardenal Norberto Rivera al movimiento de López Obrador.

Tampoco, a saber por qué, el mitin fue sobrevolado por los ruidosos helicópteros de la policía capitalina. En otras palabras, los fotógrafos de prensa no contaron con la ayuda de la fuerza aérea de Ebrard para dar testimonio gráfico de la magnitud de la concurrencia.

Pero si el alcalde había anunciado el viernes que no asistiría a la concentración porque en ella no tenía “nada que hacer” –insinuando que dedicaría su tiempo a cosas más importantes–, lo cierto es que estuvo presente de dos buenas y generosas maneras: regalando botellas de agua con el escudo y el lema de su administración “Ciudad con Angel”, y prestando el templete, que la víspera había cobijado a los miembros de un famoso grupo musical.

Estuvo presente, asimismo, cuando entre las ocho y las 10 de la mañana estrellitas de Televisa y amantes de los ejercicios de relajación tomaron clases de yoga impartidas por Dalilah Polanco, al término de los cuales Natalia Gil, organizadora del evento, le dio las gracias tanto a Marcelo Ebrard como a Federico Arreola. Pero, a pesar de las cartulinas que algunos asistentes al acto político exhibirían por el Zócalo más tarde, con mensajes contra Ebrard y Manuel Camacho, y denuncias por la represión que el GDF ejerció contra los pobres de la Magdalena Contreras para construir la supervía poniente en beneficio de los ricos de Santa Fe, la verdad es que la nueva propuesta de López Obrador –sembrar besos para cosechar besos– acabó endulzando el aire pegajoso y gris de las 2 y media de la tarde, y cuando la doctora Raquel Sosa se reveló como una espléndida cantante del Himno Nacional, que decenas de miles entonaron con el puño izquierdo en alto, ya nadie se acordaba del jefe de gobierno saliente.





AMLO: acabemos con esta absurda pesadilla

Presenta en el Zócalo su nuevo proyecto de nación

“Nuestro tesoro es la convicción de millones”




Alma E. Muñoz y Ciro Pérez


Andrés Manuel López Obrador arrancó ayer su precampaña a la Presidencia de la República “convocando a todos los afectados y agraviados por la política neoliberal” para acabar “de una vez y para siempre con esta absurda e inhumana pesadilla”.

Ante un Zócalo repleto, presentó los lineamientos del proyecto alternativo de nación que llevará como bandera en un nuevo recorrido por el país para impulsar su candidatura y convocó a los asistentes “a seguir orientando y concientizando, para lograr el despertar del pueblo y la insurgencia cívica que hará posible la transformación pacífica del país”.

Elena Poniatowska, Armando Bartra y Enrique González Pedrero esbozaron los puntos principales del proyecto que será sometido a consideración del pueblo para enriquecerlo. La escritora señaló que “un presidente que se ocupara de las mujeres sería un presidente que ganaría; un presidente que se ocupara de los niños sería un presidente que ganaría, y por eso queremos a Andrés Manuel López Obrador”.

Mientras, los representantes estatales de los comités municipales del movimiento nacional en defensa del petróleo, la economía popular y la soberanía popular se dijeron listos para redoblar esfuerzos y “volver a ganar la Presidencia de la República”.

Desde la plancha del Zócalo capitalino, López Obrador preguntó a la asamblea si estaba de acuerdo en que participe en las elecciones de 2012, y la gente respondió que sí. “¿Vamos?”, les insistió. “¡Vamos!”, le contestaron. Entonces delineó lo que será parte del trabajo para los próximos dos años.

Advirtió que para esta etapa de lucha no contarán con suficiente dinero ni con el apoyo de los medios de comunicación, por lo que pidió aprovechar el tiempo para organizarse. A diferencia de “la mafia en el poder, que hace campaña con los medios, introduciendo al mercado a cualquier candidato como si se tratara de un producto chatarra o de un detergente, nosotros tenemos un tesoro que es la convicción de millones de mexicanos que actúan con voluntad”. De manera que, insistió, “se va a hacer la campaña desde abajo, y lo más importante, la van a hacer ustedes, el pueblo. Yo voy a ir a muchos lugares, voy a seguir recorriendo el país”.

Pidió correr la voz para informar que se trata de un movimiento de convicciones y principios, que lo conforman políticos “comprometidos a no mentir, a no robar y a no traicionar”.

El tabasqueño comentó que a lo largo de los casi 30 minutos que le llevó cruzar la plancha del Zócalo para subir al templete, la gente le insistió en que ahora sí deben cuidar los votos, “para que no se vuelva a cometer un fraude electoral y no nos vuelvan a robar la Presidencia de la República. ¿Cómo podemos lograr que se respete la voluntad del pueblo? Organizándonos desde abajo. Que donde se vaya a instalar una casilla, tengamos uno o dos comités, que se convoque a votar y tengamos capacidad para defender los votos. Tenemos que aprovechar los dos años que nos faltan”.

Antes de la intervención de López Obrador, representantes de los comités del movimiento en cada uno de los estados le expresaron su respaldo como aspirante a la candidatura presidencial. “Que se oiga bien en el centro, en el norte, sur, este y oeste: nuestro candidato es y seguirá siendo Andrés Manuel López Obrador, y nuestra bandera: Por el bien de todos, primero los pobres”, refrendó Jeanette Ramírez, de Coahuila. El de Tlaxcala aprovechó para pronunciarse contra la izquierda “chuchi- sta, servil y entreguista”; la asamblea lo respaldó al grito de “¡fuera chuchos! ¡Viva López Obrador!”

Enrique González Pedrero hizo el primer diagnóstico sobre la situación nacional, como preámbulo a la presentación del proyecto alternativo de nación. “A nuestro México pareciera irle de mal en peor, cada día hay más pobres, más desigualdad, más inseguridad, más violencia, menos Estado, más mercado... Hay dos caminos frente a lo que nos ocurre: huir o enfrentar la realidad. Para que viva México y no se nos vaya de las manos, tenemos que organizarnos, para rehacerlo, para reconstruirlo”, subrayó el intelectual.



Andrés Manuel López Obrador advirtió que “la mafia del poder” impulsará a su candidato presidencial como si fuera un “producto chatarra”Foto María Meléndrez Parada



Elena Poniatowska condenó que el techo, el sustento, la educación y la cultura sean “las dos mitades de la manzana” que no les tocan a más de 2 millones 300 mil niños que se quedan sin escuela, y a 7 millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan. “El abandono de los jóvenes por parte del gobierno es un crimen que el futuro nos cobrará muy caro”, advirtió.

La escritora y periodista expresó que si se elevara el nivel educativo de los mexicanos, nuestro país sería más democrático, más solidario y más culto, porque la educación incluye a todos: maestros, alumnos, padres de familia, sociedad y gobierno. “Un pueblo educado tiene más elementos para condenar los actos de impunidad y de corrupción de sus gobernantes, y no cae en la adulación o el servilismo. Una educación laica y gratuita crea ciudadanos críticos que no tienen miedo de expresarse.”

El investigador universitario Armando Bartra enfatizó que México está en peligro, porque lo arruinaron los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Vicente Fox y Felipe Calderón.

Dijo que ha llegado la hora de reconstruir a México, porque “el país necesita una profunda mudanza que nos saque del marasmo, que nos saque de la decadencia”.

López Obrador indicó en su turno los lineamientos básicos del proyecto alternativo de nación para el gobierno “honesto, austero y democrático” que pretende encabezar: Rescatar las instituciones para ponerlas al servicio del pueblo, promover una reforma constitucional para elegir democráticamente a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y convertir al Poder Judicial en un auténtico farol de la ley, porque “pareciera que estos jueces de consigna siempre están prestos a escuchar en qué sentido quieren la resolución de los potentados, para nada más encargarse de construir la justificación jurídica”.

Democratizar a los medios de comunicación, para garantizar la competencia y el derecho a la información; recuperar la riqueza y los bienes públicos concesionados por encima de la Constitución, en lo que se refiere a la minería, la industria eléctrica y el petróleo; acabar con la corrupción; reducir a la mitad los sueldos de altos funcionarios públicos; terminar con el derroche y los privilegios de la alta burocracia; crear un estado de bienestar que incluya pensión universal para adultos mayores y personas con discapacidad, atención médica y medicamentos gratuitos a toda la población; garantizar los espacios en las preparatorias y universidades públicas; becas para estudiantes de escasos recursos y un programa de mantenimiento y construcción de vivienda.

En materia económica, impulsar la actividad productiva y la creación de empleos; rescatar el campo del abandono, producir los alimentos en México; construir tres refinerías. Convertir el sector energético en palanca del desarrollo nacional para crear empleos e industrializar al país; apoyar a las pequeñas y medianas empresas, industrias y comercios; proteger los recursos naturales, no permitir los monopolios, promover una reforma fiscal progresiva orientada a terminar con los privilegios fiscales de que gozan los potentados del país, como el llamado régimen de consolidación fiscal; gravar las operaciones en la Bolsa Mexicana de Valores; que el presupuesto sea realmente público y se dé preferencia en él a los pobres, así como crear una nueva corriente de pensamiento para fortalecer valores culturales, morales y espirituales




24 jul 2010

FELIPE CALDERÒN , UN PELIGRO PARA MÈXICO

Con dedicatoria a todos aquellos que creyeron la campaña de odio y de miedo en contra de Lòpez Obrador , y todo por no informarse , por no buscar fuentes alternativas de informaciòn , por adoptar a televisa y a tv azteca como su biblia .

Esto que van a leer a continuaciòn es pecata minuta comparado con el demonial de cosas con las que el chaparrito pelòn de lentes ha undido al paìs en la peor de las crisis de todos tiempos y en todos los sentidos ......lean , informense , cuestionen , no se queden con una sola versiòn de los hechos , critiquen y exijan sus derechos .

Muchos desde aquel asiago 2006 sabiamos que el verdadero peligro para Mèxico era Felipe Calderòn .





Los grandes logros de Calderón










Jesusa Cervantes

MÉXICO, D.F., 23 de julio (apro).- Finalmente los mexicanos conocemos ya el impacto de la crisis mundial de octubre de 2008 en nuestro país: 6 millones de pobres más. Sin embargo, esto no acaba ahí, el gobierno de Felipe Calderón se empeña, a diario, en deteriorar cada día más la economía de los mexicanos y fortalecer las finanzas de los poderosos que los llevaron al poder. Y parece que lo va logrando; si no, veamos.

El pasado 21 de julio, Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Hacienda y Crédito Público admitió que había seis millones más de mexicanos pobres. La noticia, obviamente, impactó a la opinión pública, sin embargo, era el principio de lo que vendría. Al día siguiente, una estocada más contra la clase trabajadora: la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió reducir de 25 a 10 salarios mínimos el monto máximo para calcular las pensiones por invalidez, vejez, cesantía o muerte de los trabajadores que cotizan el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Del asombro al coraje en menos de 24 horas, pues la decisión, tomada el 9 de julio por la Segunda Sala de la Suprema Corte, causó indignación. Con el fallo de la Corte, ahora un trabajador que desee jubilarse recibirá, como máximo, una pensión de 17 mil pesos mensuales, en lugar de 42 mil que prevé el cálculo de 25 salarios mínimos que actualmente se viene realizando.

Por si fuera poco, un día después nos enteramos que el IMSS durante este año hará uso de 16 mil millones de pesos de sus reservas de Fondo Laboral y del de Operaciones para Contingencias.

Si hacemos memoria el dato no sólo genera estupor, sino enojo. Esto porque resulta que, según reveló la revista Proceso en su pasado número, el Comité Técnico del IMSS decidió tomar a lo largo del sexenio pasado y parte de este, esa misma cantidad del mismo Fondo de Reservas para invertirlo en la llamada “deuda corporativa”.

Nos enteramos que el IMSS decidió tomar de ese Fondo de Reserva, en donde se encuentra también el Fondo de Pensiones, 16 mil millones de pesos para jugar en la ruleta de la Bolsa Mexicana de Valores. En honor a la verdad en algunos casos la jugada resulta eficaz e incrementa los recursos del inversionista, sin embargo, en otros, como en el caso de Metrofinanciera y Comercial Mexicana, que salieron con saldo negativo y perdieron lo invertido o no han podido recuperarlo.

Pero ese no es el problema, el gran dilema que abrió el Instituto fue su determinación de jugar 16 mil millones de pesos, dinero de los mexicanos y producto de su trabajo, para adquirir bonos no gubernamentales, esto es, bonos de empresas privadas.

¿Cuál es el resultado de ello? Que en palabras llanas el IMSS “entregó” dinero fresco a 24 empresas privadas. Estas son, Carso, Cemex, CIE, varias Sofome --como Metrofinanciera, Hipotecaria Su Casita--, Navistar, Telefónica, Finanzas México, Bimbo y Coca Cola, entre otras.

¿Cómo funcionó esto? Sencillo: cada una de estas empresas emitió bonos que se pusieron a disposición del público en la BMV, el IMSS compró, por un monto de 16 mil millones de pesos, estos bonos no gubernamentales, los cuales tuvieron cierto interés de ganancia para el propio Instituto.

Al adquirir el IMSS estos bonos, les inyectó dinero freso a más de 20 empresas privadas, en lugar de utilizar esos recursos para la compra de medicamentos, construir hospitales, reparar otros, comprar instrumentos quirúrgicos… o para pagar las pensiones.

Ese dinero se fue de manera directa a empresas privadas, es decir, el IMSS --con el dinero que los patrones retienen a sus trabajadores y envían a las arcas del Instituto para que, cuando los empleados terminen su vida laboral se les paguen de ahí sus pensiones mensuales--, utilizó recursos públicos para “capitalizar” a empresas privadas.

Uno se pregunta, ¿acaso requieren empresas internacionales y tan ricas como Cemex, Bimbo o Coca Cola, que le gobierno las capitalice con el dinero que los mexicanos devengan día con día con su trabajo? La respuesta es obvia: No.

Sin embargo, los dos gobiernos federales panistas han recurrido a esta práctica, de retirar dinero del Fondo de Reservas del IMSS para dárselo a empresas privadas.

Todo esto viene a cuenta porque ahora el IMSS ha anunciado que utilizará para este año otros 16 mil millones de pesos del Fondo de Reservas para cubrir su déficit, lo cual no significa otra cosa que cubrir los gastos por compra de medicina, pago de pensiones, construcción o rehabilitación de hospitales y adquisición de material quirúrgico.

Uno puede justificar que utilice el dinero del Fondo de Reserva para cubrir estos gastos pero no para financiar o capitalizar a empresas privadas.

El IMSS es el único instrumento médico al que puede recurrir la mayoría de la población, pues sólo los de clase pudiente acuden a hospitales privados cuando tienen una emergencia médica.

Pero si el dinero del IMSS es utilizado para capitalizar empresas, pues es lógico que su Fondo de Reservas baje y, por consiguiente, el dinero que puede disponer para actualizar y mantener en óptimas condiciones sus hospitales.

Si a todo esto le sumamos la decisión de la Corte de reducir la pensión el monto máximo para calcular las pensiones, de 25 a 10 salarios mínimos, entonces entendemos que esto le pega directamente a la clase trabajadora que cotiza en el IMSS. El impacto será principalmente para la clase media.

Si de acuerdo con los datos del Inegi, existían hasta antes de la crisis económica de hace dos años 50 millones de pobres, ahora existen 56 millones de pobres, esta cifra, sin duda, aumentará en caso de que el IMSS decida poner en práctica la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que, dicho sea de paso, de justa no tiene nada.

Esta nueva clase de pobres que año con año aumenta es la que puede acudir --en algunos casos--, al IMSS para atender sus problemas de salud, pero de poco le vale cuando el propio Instituto en lugar de destinar sus fondos de reserva los utiliza para financiar a empresas privadas inmensamente ricas.

Ayer el IMSS usó 16 mil millones de pesos para capitalizar empresas, hoy anuncia que usará otros 16 mil millones de pesos para cubrir su déficit y, a la par, la Corte avala un recorte sustancial en el pago de pensiones. ¿Y a los trabajadores que son los que mantienen el Instituto con su trabajo, quién los apoya? La verdad es que este gobierno no.

Por lo pronto existe una pequeña esperanza: el Comité Técnico del IMSS aún no decide si pondrá en práctica la determinación de la Corte; por el bien de los mexicanos y del país, esperemos que no lo haga, de lo contrario al malestar social que ya existe por el escaso valor adquisitivo de su dinero, se sumará la inconformidad de 3 millones y medio de trabajadores cautivos a pagar las cuotas del IMSS.

Este descontento estará presente, sin duda alguna, en las próximas elecciones presidenciales del 2012. A ver si la gente vota por el gobierno panista que gusta de usar el Fondo de Reserva del IMSS para aligerar la carga económica de empresas privadas y no de sus trabajadores.

mjcervantes@proceso.com.mx