23 mar 2010


Cenando con López Obrador




Federico Arreola

El lunes, en Twitter, algunas personas simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador, casi todas mujeres, fueron muy agresivas conmigo porque no he difundido la publicación mensual, Regeneración, editada por AMLO y algunos de sus colaboradores. Les respondí a estas damas que eso es algo que, en efecto, no he hecho ni pienso hacer. Bastante trabajo periodístico y administrativo tengo en El Chamuco y SDPNoticias como para andar metiéndome en cuestiones editoriales a las que nadie me ha llamado y en las que no puedo aportar nada. No me sorprendió que las seguidoras de El Peje me agredieran y me calificaran de “traidor” al movimiento de resistencia civil y a la Presidencia legítima de México. Entiendo que la pasión política con frecuencia nos lleva a todos, los de izquierda y los de derecha, a posiciones extremas. Lo entiendo, sí, pero repudio tales muestras de fanatismo. Anoche, mientras cenábamos, esto fue lo primero que le comenté a López Obrador. Me escuchó con atención y no hizo ningún comentario.


De lo que sí habló Andrés Manuel, con lujo de detalle, fue de su estrategia para transformar a México. Sin duda, él sabe lo que debe hacerse para superar los principales problemas del país. Su visión de la realidad parte de su experiencia como político, de sus lecturas, de su formación, del diálogo cotidiano que mantiene con sus colaboradores y asesores y, sobre todo, del contacto con la gente. Es el único político que ha visitado todos los rincones de México. El único, también, que ha conversado con gente de absolutamente todos los pueblos y ciudades. Su proyecto, entonces, no es solo el del funcionario de escritorio, experto en moverse en los palacios, el que no sale de los mejores restaurantes, el que solo se comunica con los líderes, el que jamás se quita la corbata. Me contó Andrés, al hablarme de su estrategia de desarrollo, cómo la fue estructurando en las larguísimas jornadas de camioneta recorriendo las barrancas de Chihuahua, la sierra de Durango, los ranchos perdidos de Tamaulipas, las comunidades marginadas de Oaxaca, los barrios olvidados de Guerrero, lo mismo que visitando las plazas de Monterrey, Guadalajara o Puebla, o bien en los aeropuertos de todo el país en los que ha pasado horas esperando para poder trasladarse por aire entre una ciudad y otra.


No voy a detenerme en los puntos específicos de la propuesta de desarrollo de López Obrador. Hay videos que distribuyen los ciudadanos que apoyan al gobierno legítimo y, supongo, esa información podrá encontrarse en Regeneración. En www.sdpnoticias.com daremos a conocer tales materiales, como lo hemos hecho siempre. Solo transmitiré en esta columna mi percepción: Andrés Manuel sabe lo que hay que hacer para sacar a México de su crisis. Y, mucho más importante, al margen de sus defectos, que los tiene como cualquier persona, AMLO cuenta con virtudes políticas y personales para encabezar un proyecto de transformación, sobre todo porque es honesto y ha dedicado casi toda su vida a charlar con los de abajo antes que con los de arriba. Es decir, estoy convencido de que solo con AMLO en la Presidencia podrá México, a partir de 2012, empezar a superar sus problemas.


El reto, entonces, es luchar para que Andrés llegue a la presidencia en 2012. No es sencillo. El PAN y el PRI tienen casi todo el poder y controlan buena parte del dinero. Por eso, las mayores maquinarias propagandísticas de México, Televisa y otros medios, han trabajado desde 2006 en dos proyectos: el primero, convencer a la gente de que el movimiento de AMLO está muerto; el segundo, de que en 2012 la lucha será, nada más, entre el favorito PRI con Enrique Peña Nieto y el PAN con cualquier candidato medianamente popular que encuentre. El PRD, por desgracia, debido a la ambición de sus actuales dirigentes, parece ahora trabajar en esa lógica al haberse sumado al PAN en no pocas alianzas electorales regionales. El perredismo con frecuencia manda señales en el sentido de que podría darse en 2012 una alianza todavía más grande con el panismo para impedir el retorno del PRI a Los Pinos. Una alianza, dicen sus promotores, que sería posible con cualquier candidato de “izquierda” (Marcelo Ebrard, Juan Ramón de la Fuente, Amalia García, Carlos Navarrete), excepto López Obrador.


Pero lo cierto es que no se ve que exista un político priista capaz de cambiar a México. Peña Nieto menos que ninguno. Su clon nuevoleonés Rodrigo Medina (bien peinado como el novio de La Gaviota, totalmente Televisa como el Barbie del Estado de México) ha probado que los gobernantes fabricados en la TV son, sin duda, los peores. Lo que hoy se vive en Monterrey será la pesadilla de todos los mexicanos si Enrique Peña Nieto gana la Presidencia. ¿Los candidatos del PAN? Se ven todavía de menor tamaño. Y lo que plantea el PRD chucho (una alianza con el panismo) es tan absurdo que, si se diera, no tendría ninguna posibilidad de éxito en las presidenciales.


Desde luego, no es verdad, diga lo que diga la propaganda, que el movimiento de Andrés Manuel esté muerto. Este sigue siendo, aun en las encuestas cuchareadas como las de Roy Campos, el político de izquierda más popular. En su peor momento, comparado con políticos de todos los partidos, AMLO no ha bajado del 20 por ciento de la votación total. En la actualidad, por causa de las crisis económica y de seguridad, López Obrador está de nuevo llegando a los niveles que tuvo en 2006.


En mi opinión, AMLO casi todo lo ha hecho bien. ¿Casi? ¿Qué ha hecho mal? El “casi” es el siguiente: se ha acercado poco a las clases medias y no ha querido expresar con energía que él no tiene nada que ver con el dictadorzuelo venezolano Hugo Chávez. Este fue el otro tema en la cena. Hablamos de la tragedia en el Tec de Monterrey, que Andrés Manuel lamentó no solo por la muerte de dos estudiantes de excelencia, sino por el aprecio que le tiene al rector del Tecnológico, Rafael Rangel Sostmann. ¿Se llevan bien López Obrador y la máxima autoridad de la principal universidad de la derecha mexicana? Muy bien. Alguna vez Rangel Sostmann atendió la petición de beca para un estudiante de bajos ingresos de Tabasco que le hizo Andrés Manuel. Recordamos El Peje y yo, mientras cenábamos, que él se lleva muy bien con no pocos empresarios de todos los niveles en el país. Riéndose, me dijo que, durante su última visita a Monterrey, varias señoras de clase alta se le acercaron para expresarle su apoyo. Le dijo a AMLO que a mí, con frecuencia, tanto en Monterrey como en la Ciudad de México, me buscan hombres y mujeres de derecha que, desesperados por lo que pasa en la nación, me dicen que quisieran apoyar a AMLO, pero que no se atreven porque lo ven demasiado cerca de Hugo Chávez. Cuando les explico que Andrés nada tiene que ver con Chávez, se tranquilizan. Pero mucha gente no lo sabe.


¿Es tan malo Chávez? Es peor. Y no por los resultados de su gobierno en Venezuela, sino porque la propaganda en México lo ha convertido en el peor enemigo de las clases medias y altas. No estoy de acuerdo para nada con Hugo Chávez. Apoyo a toda la gente que, en Venezuela, se opone a su gobierno autoritario. Pero no voy a discutir en este espacio, ni lo discutí anoche, si Chávez es el monstruo del que habla la derecha o el ángel bolivariano que ven sus seguidores. Lo cierto es que Chávez es, aquí y ahora, un estorbo para la izquierda mexicana, un pasivo para el proyecto de cambio de la resistencia civil, un lastre del que Andrés Manuel tendrá que deshacerse. Si por prudencia, por diplomacia o por no molestar a sus amigos de izquierda AMLO no lo hace, disminuirán sus posibilidades de ganar en 2012. Y esto es algo que México no merece. ¿Perder la Presidencia solo por no molestar a Chávez? Sería una enorme tontería.


Hoy, en un aniversario más de la muerte de Luis Donaldo Colosio, el político que más he admirado en mi vida, considero mi deber decir que el país justo y progresista que el sonorense quería construir solo puede empezar a forjarlo un izquierdista como AMLO. Ojalá este haga lo correcto, que no necesariamente coincide con las fantasías izquierdistas de algunos mexicanos que no se han enterado que el Muro de Berlín hace muchos años se cayó empujado por la ineficiencia y el autoritarismo del “socialismo real”.




No hay comentarios.: