El despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx
■ Cotejo
Hace dos años, dos rivales políticos presentaron sus proyectos a la nación. Felipe Calderón, protegido por un batallón de paracaidistas en un recinto oficial. Andrés Manuel López Obrador, unos días antes, aclamado por una multitud en el Zócalo. Ha corrido ya el suficiente tiempo: hagamos un examen mínimo de los resultados.
Calderón prometió que superaría el estancamiento económico que duraba ya 24 años. Se autoproclamó “el presidente del empleo”. A pesar de dos años de altas remesas y altísimos precios del petróleo, todo ha ido para mal, y hoy está peor que nunca. Inflación de 40 por ciento en los básicos. Los últimos tres meses se han perdido 250 mil empleos. Devaluación de 40 por ciento. Ante la peor crisis global no tiene estrategia congruente.
Por el origen oscuro de su presidencia, se lanzó a una ofensiva militar contra el narco y su violencia. Este año, más de 5 mil muertos, entre ellos centenares de policías y militares. Ante denuncia de la DEA, el aparato de seguridad se desmoronó. En el plano político, han caído las preferencias por el PAN 15 puntos. Al intento del titular del Ejecutivo de reformar la ley de medios para cumplir el dictamen de la Suprema Corte, la televisión respondió sacando al pobre Calderón dos días del aire. Por supuesto, el michoacano se rindió y tuvo la felonía de acusar a Creel de mala relación con los medios y destituirlo.
AMLO se propuso sólo dos cosas: organizar su movimiento y defender la soberanía y la economía de las clases media y popular. Ningún otro personaje ha sufrido un acoso tan brutal: el Estado, la oligarquía y los medios. Sin embargo, logró la hazaña de frenar la privatización de Pemex a pesar del contubernio del PRI y el PAN y las presiones internacionales, convirtiendo a las multitudes en brigadas. Registró a 2 millones 150 mil simpatizantes y formó más de 800 comités municipales.
El obradorismo ha ofrecido un proyecto alternativo vertebrado para responder al derrumbe económico. Ahora su movimiento hará presión para que bajen los precios excesivos de combustibles y alimentos y exigir el respeto al derecho constitucional a la información.
Los medios dan por muerto a AMLO, pero la oligarquía sabe que tiene fuerza inédita. La preocupación de ella es cuándo y cómo la usará. Oligarquía y pueblo saben que Calderón es el presidente más débil desde Ortiz Rubio. Nadie sabe el costo que esta debilidad tendrá para la nación.
José Agustín Ortiz Pinchetti
jaorpin@yahoo.com.mx
■ Cotejo
Hace dos años, dos rivales políticos presentaron sus proyectos a la nación. Felipe Calderón, protegido por un batallón de paracaidistas en un recinto oficial. Andrés Manuel López Obrador, unos días antes, aclamado por una multitud en el Zócalo. Ha corrido ya el suficiente tiempo: hagamos un examen mínimo de los resultados.
Calderón prometió que superaría el estancamiento económico que duraba ya 24 años. Se autoproclamó “el presidente del empleo”. A pesar de dos años de altas remesas y altísimos precios del petróleo, todo ha ido para mal, y hoy está peor que nunca. Inflación de 40 por ciento en los básicos. Los últimos tres meses se han perdido 250 mil empleos. Devaluación de 40 por ciento. Ante la peor crisis global no tiene estrategia congruente.
Por el origen oscuro de su presidencia, se lanzó a una ofensiva militar contra el narco y su violencia. Este año, más de 5 mil muertos, entre ellos centenares de policías y militares. Ante denuncia de la DEA, el aparato de seguridad se desmoronó. En el plano político, han caído las preferencias por el PAN 15 puntos. Al intento del titular del Ejecutivo de reformar la ley de medios para cumplir el dictamen de la Suprema Corte, la televisión respondió sacando al pobre Calderón dos días del aire. Por supuesto, el michoacano se rindió y tuvo la felonía de acusar a Creel de mala relación con los medios y destituirlo.
AMLO se propuso sólo dos cosas: organizar su movimiento y defender la soberanía y la economía de las clases media y popular. Ningún otro personaje ha sufrido un acoso tan brutal: el Estado, la oligarquía y los medios. Sin embargo, logró la hazaña de frenar la privatización de Pemex a pesar del contubernio del PRI y el PAN y las presiones internacionales, convirtiendo a las multitudes en brigadas. Registró a 2 millones 150 mil simpatizantes y formó más de 800 comités municipales.
El obradorismo ha ofrecido un proyecto alternativo vertebrado para responder al derrumbe económico. Ahora su movimiento hará presión para que bajen los precios excesivos de combustibles y alimentos y exigir el respeto al derecho constitucional a la información.
Los medios dan por muerto a AMLO, pero la oligarquía sabe que tiene fuerza inédita. La preocupación de ella es cuándo y cómo la usará. Oligarquía y pueblo saben que Calderón es el presidente más débil desde Ortiz Rubio. Nadie sabe el costo que esta debilidad tendrá para la nación.