22 nov 2008


Regaló tarjetas de crédito hasta en el Metro y estalló el problema financiero

Calderón: en México, la banca causó la crisis

El conflicto, cuando banqueros actúan con criterios de carniceros

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Claudia Herrera Beltrán (Enviada)


Santiago de Chile, 21 de noviembre. Para enfrentar la crisis económica se va a requerir de Milton Friedman, John Keynes y un “poco de Freud”, con el fin de recuperar la seguridad en un ambiente de pánico, afirmó el presidente Felipe Calderón, quien criticó que en México los banqueros comenzaron a regalar tarjetas de crédito hasta en el Metro, lo que hizo “estallar” los problemas financieros.

Reunido con expertos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), el michoacano se quejó de que “el vecindario” de México se ha vuelto muy complicado, y dijo estar alarmado de que por razones ideológicas se han detenido los procesos de integración latinoamericana. Las proclamas de unidad son cada vez más políticas y menos económicas, argumentó.

Tras señalar que no daba “nombres ni referencias”, pero en clara alusión a países como Venezuela, Argentina y Bolivia, que han aplicado políticas estatizantes, señaló que eso y los golpes sobre la mesa son medidas que generan incertidumbre, “temor y, a veces, terror” acerca del futuro de algunas economías.

Primero ante empresarios de Chile y México y después en la Cepal, expuso con amplitud sus medidas para superar la crisis económica y lo que, en su opinión, generó esa “tormenta”, que no es para siempre, para la cual, abundó, el país está pertrechándose con las reformas estructurales y el programa anticíclico instrumentado por su gobierno.

En la gira, a la que se incorporó desde temprano Carlos Slim, dueño, entre otras empresas, de Teléfonos de México, Calderón, al explicar las razones de la crisis en el encuentro empresarial Chile-México, que reunió a cientos de industriales de los dos países, recurrió a una analogía de un chileno de apellidos Díaz Alejandro para explicar que los banqueros actuaron como carniceros a la hora de aprobar créditos.

Mientras el banquero escoge a su cliente, explicó, el carnicero tiene una actividad distinta. “El carnicero tiene que matar la vaca a las cuatro de la mañana, o a las cinco, y el negocio es colocar hasta la última parte de ésta a lo largo del día. Se empieza muy temprano. Reserva los mejores cortes para los mejores clientes, si se quiere, o no sé, y en la mañana va colocando la carne como puede. Ya para la tarde se va deshaciendo de las vísceras. A la gente más pobre, de menos ingresos, le vende más barato o regala, y luego termina rematando, regalando los huesos para el perro. Finalmente, en la tarde, está limpiando la carnicería. A las seis de la tarde, si el refrigerador está limpio, el negocio fue exitoso.

“El problema –expuso– es cuando los banqueros, en lugar de tener criterio de banqueros, toman criterio de carniceros y tratan de colocar toda su mercancía, a como dé lugar, a lo largo del día. Y resulta, como lo vimos en México y en muchos casos, que las tarjetas de crédito comienzan a regalarse en el Metro o a colocarse indiscriminadamente. O como ocurrió en Estados Unidos, que los créditos hipotecarios, especialmente, pero también los automotrices, de mercancía o las propias tarjetas de crédito llegaban por decenas a los domicilios de los clientes estadunidenses.”





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