27 ene 2008

Mario Di Costanzo*

Sobre advertencia no hay engaño

La Jornada

El 23 de agosto de 2007, Andrés Manuel López Obrador advirtió, mediante una carta dirigida a la opinión pública, sobre la fragilidad económica de Estados Unidos y los impactos que podría tener en nuestra economía.

En dicho documento, entre otras cosas, señaló: “Por desgracia, esta turbulencia ha empezado hoy a manifestarse y el gobierno espurio, en forma totalmente irresponsable, no ha tomado las medidas para hacerle frente”.

Desafortunadamente para millones de mexicanos, esta advertencia se ha hecho realidad: la economía estadunidense ha entrado en una importante fase de desaceleración que seguramente se convertirá en una profunda recesión económica y tendrá severos efectos para nuestro país.

Sin embargo, mientras en Estados Unidos la Reserva Federal (Fed) ha decidido bajar las tasas de interés para tratar de reactivar la economía y hasta el presidente George W. Bush, quien por cierto no tiene fama de ser inteligente, ha propuesto un agresivo programa de devolución de impuestos, en México, Felipe Calderón se encuentra verdaderamente contento porque, según él, aun con el deterioro económico mundial nuestra economía saldrá fortalecida.

Para ello, el que se hiciera llamar el “presidente del empleo y de la estabilidad”, más recientemente convertido en “almirante”, ha “descubierto” que el programa de construcción de vivienda, el desarrollo de infraestructura, la inyección de recursos al campo y la diversificación de exportaciones, así como el turismo, se convertirán en los motores de la economía que nos permitirán “navegar a contracorriente” y tener durante 2008 el mayor de los éxitos económicos.

Desafortunadamente, los vastos conocimientos sobre “economía marina” mostrados por Calderón distan mucho de la realidad, ya que los programas anunciados serán incapaces de mitigar los efectos de la situación económica estadunidense y mundial.




Finalmente, lo único bueno: López Obrador, en esa misma carta, señaló lo que se debe hacer y, entre otras cosas, estableció como líneas de acción el combate a los monopolios, la urgencia de contar con una verdadera reforma fiscal que acabe con los paraísos fiscales, la necesidad de impulsar la inversión en el sector energético, así como la reducción del gasto corriente y el rechazo al Tratado de Libre Comercio.

Por ello, sería muy conveniente para millones de mexicanos que tanto Agustín Carstens como Felipe Calderón lean esa carta. Sobre advertencia, no hay engaño.

*Secretario de la hacienda pública del gobierno legítimo

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