19 ago 2009


Dinero

Charros sindicales

Huelga en Volkswagen

El ocaso de Cantarell



Enrique Galván Ochoa

Alo largo de la prolongada recesión que afortunadamente ya da señales de llegar a su fin, aunque no en México, nos llegaron noticias de Francia, España, Inglaterra, Japón, en el sentido de que los trabajadores recurrieron a paros con el fin de expresar su inconformidad contra el congelamiento de los salarios. Nuestro país está vacunado, y no por los buenos sueldos, sino por el charrismo sindical que el priísmo inventó y el panismo conserva como preciada herencia. Es el sometimiento de los líderes al gobierno, inclusive su incorporación a cargos públicos. Casos notorios son el magisterio liderado por la miss Gordillo; los petroleros, por Romero Deschamps; los electricistas, por Víctor Fuentes. No faltan los trapecistas: el sindicato del Seguro Social: nació en pañales tricolores, anduvo luego coqueteando con el PRD, pero recientemente su secretario general, Valdemar Gutiérrez, negoció una diputación plurinominal con el PAN. En mal momento, según dicen, porque los azules van de salida. El charrismo no sólo florece en el gobierno, también se ha ido extendiendo al sector privado. Un ejemplo es el sindicato de Telmex, propiedad de la familia Hernández Juárez. Fallecido recientemente, el líder de los empleados de los bancos, Enrique Aguilar Borrego, perteneció al grupo. La actuación de los charros afecta de muchos modos a los trabajadores. En Infonavit estuvieron de acuerdo con que se rematara la cartera vencida a dos empresas trasnacionales, decenas de miles de familias están a punto de perder su patrimonio; en el IMSS votaron a favor de la privatización del sistema de pensiones; en Consar autorizaron que el fondo de ahorros que manejan las afores se jugara en bolsas de valores, inclusive del extranjero, las pérdidas son incuantificables. Y en la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos sistemáticamente se doblegan a la exigencia de los enviados del gobierno y el sector privado para que los aumentos sean menores a la inflación.

Volkswagen

No todos están afiliados al charrismo. El sindicato de trabajadores de Volkswagen inició ayer una huelga en la planta de Puebla. Son más de 9 mil. El año pasado la compañía celebró 10 años del lanzamiento del Beetle al mercado mundial, ha producido un millón. El sindicato exige un aumento salarial de 8.25%, en el último momento bajó a 3, pero la empresa sólo ofrece 1%, y no de inmediato, sino a partir de febrero del año próximo. Y un pilón de 5 mil 500 pesos a cada uno de los empleados. Hay que poner las cosas en su correcta perspectiva: sería un error arrojar culpas a la compañía o a sus trabajadores, son víctimas por igual del fracaso de la política económica del panismo. La cacareada estrategia anticíclica tronó antes de dar frutos. Tendrán que ponerse de acuerdo entre ellos, sin esperar apoyo gubernamental.






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