23 jul 2008

Por Federico Arreola
Guillermo Valdés


Conocí hace años a Guillermo Valdés. Me lo presentó Diego Petersen, un periodista de Guadalajara. Aunque Valdés colaboraba semanalmente en un diario que yo dirigía, muy pocas veces charlé con el ahora director del CISEN. Sus artículos no eran malos, pero los lectores no los comentaban en las cartas a la redacción. Así, no me ocupaba con frecuencia de los textos del señor Valdés. Empecé a tomarlo en cuenta en la campaña electoral de 2006. A Guillermo Valdés le dio por dar a conocer encuestas muy parciales al PAN en el noticiario de Ciro Gómez Leyva. Entendí el favoritismo de Valdés cuando me informaron que él era amigo y hasta colaborador de Felipe Calderón.

La parcialidad de Gómez Leyva no logré comprenderla en su momento. Es decir, no me di cuenta de cuándo Ciro dejó de ser un periodista independiente para pasar a la militancia antipejista. Admito que yo, en esa campaña, tomé partido como el señor Gómez Leyva. Pero, a diferencia de Ciro, nunca engañé a nadie: abiertamente dije que yo apoyaba a López Obrador… En fin. El caso es que Calderón premió a Valdés con la dirección del Centro de Investigación y Seguridad Nacional. Y todo lo ha hecho mal. Ha espiado a diputados y senadores y ayer, en estas páginas, Víctor Hernández dio a conocer que Valdés ha gastado 8 millones de pesos en vuelos VIP para funcionarios del CISEN y sus acompañantes. Este podría ser un caso de corrupción que nadie investigará. Las encuestas amañadas le dieron impunidad a don Guillermo.

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