15 jul 2008

Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

Tres al confesionario

■ Creel, sonoro

■ Valdés y el narco

■ MarceLoPo, perdón


El santo Santiago asoma en el pleito entre el gran jefe sombrío de los senadores (no sólo de los priístas) y el alto vacío vicentino y sus títeres espinados. Súbitamente claridoso, dando pie al sospechosismo que es marca de la casa, Creel le ha asestado un golpe sonoro (de sonoridad, no de Sonora) al aceleradamente devaluado Germancito que ahora queda no sólo como amante de las mentirijillas sino, además, como débil dirigente partidista que en realidad sólo es otra marioneta, en este caso de las televisoras vengativas que no han perdonado al tibio y zigzagueante ex secretario de Gobernación sus traiciones a la causa duopólica. Ni en su propia defensa ha podido el íntimo Germán asumir una posición firme y creíble. Simplemente ha dicho que la concesión partidista con la que emite señales panificadas “no está al servicio de ninguna de las televisoras” y, en el lindero de lo involuntariamente cómico, ha precisado que a ninguno de estos monstruos de poder se les “dicta línea” desde el despacho gerencial de colores blanco y azul. ¿Es falso lo que dijo Creel? Ni sí, ni no, sino todo lo que alguien pueda deducir de que el líder G.M. sólo dijo respetar los dichos de Santiago y asumir que sus razones (las de Germán, no las de Televisa) son “exclusivamente” suyas y no las “ventila públicamente”.

Cierto es, por lo demás, que Creel acaba haciéndole un favor al manlismo en pie de guerra y, al mismo tiempo, debilita al falaz y delicado Martínez en su pelea con el fajador Manny Espino, proveniente éste de los gimnasios de mal deporte donde el box se escribe con la inicial en efe. Pero, más allá de los motivos y las intenciones del político de ya famosos reconocimientos tardíos de la realidad, el asunto es que el presidente de la mesa directiva de una de las cámaras integrantes de uno de los tres poderes de la Unión está siendo sistemáticamente castigado por un poder fáctico, retador y desbordado, mediante una especie de sentencia de muerte pública en vida: la exclusión de la pantalla televisiva, donde no sólo se le niega espacio y presencia sino incluso se llega al extremo tragicómico de suprimir su imagen, mediante usos tecnológicos, para que ni por circunstancias escénicas obligadas tenga una oportunidad de asomo al paraíso radioeléctrico el condenado a la inexistencia visual.

Otro ajado concurrente al confesionario público ha sido el coordinador de encuestas de opinión sobre espionaje, el director de GEA-Cisen, Guillermo Valdés, quien ha tenido el increíble tino de que, en pleno rejuego del Manliogate, The Financial Times le publique una entrevista. El proveedor de levadura demoscópica para la campaña de Calderón, que hasta el lenguaraz Manuel Espino veía “alicaída” a unas semanas de la hora de las urnas, habló al diario inglés de la probabilidad de que dinero del narcotráfico haya llegado hasta las campañas electorales de algunos legisladores mexicanos. Cualquier mexicano sabe que eso es cierto y podría decirlo sin mayor riesgo que recibir un desmentido de alto calibre balístico, pero en los muy autorizados e igualmente entrampados labios del jefe del espionaje mexicano, y bohemio amigo personal de su jefe cantarín, la revelación adquiere rangos de acusación sin pruebas (los capos no expiden constancias de sus inversiones políticas) que en el contexto de la cruzada de San Manuel del Yunque Espino contra el pecador Beltrones se suman al intento de ligar a los no panistas con el estupefaciente negocio de exportación que a estas alturas luchan a cuerno de chivo partido los calderonistas por dominar con ánimos transexenales.

La verdad es que el aporreado Valdés se quedó corto, pues el dinero del narcotráfico ha llegado a campañas electorales de todos los niveles, incluso de aquellos a los que él prestó tan agradables servicios que lo acabaron poniendo en una chamba de aprendiz de brujo de sótano de la que pronto habrá de despedirse como moneda de cambio para que el manlismo-emilismo se dé por desagraviado y pase a organizar el voto petrolero de tres colores (por cierto, el Arturo Montiel disfrazado de Nieto con Peña se ha acomodado mediáticamente para decir que se siente vigilado: tal vez crea que todas las veces que con dinero del gobierno del estado de México aparece en horarios privilegiados de las televisoras se deben a gratuitas filmaciones al estilo paparazzi o a filtraciones de sus enemigos que lo quieren quemar al sobrexponerlo en las pantallas).



NOTA COMPLETA :



No hay comentarios.: