6 abr 2012



Peña Nieto, aval de violaciones de la Marina

Jorge Carrasco Araizaga
5 de abril de 2012


El aspirante presidencial priista, Enrique Peña Nieto.
Foto: Miguel Dimayuga


MÉXICO, D.F. (apro).- Con todo y las violaciones a los derechos humanos, algunas tan graves como la tortura y la ejecución ilegal, la Marina, Armada de México ya tiene el aval del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto.

En un abierto respaldo a la estrategia violenta de Felipe Calderón, el pasado miércoles 4, durante su campaña en Veracruz, el priista elogió a esa fuerza armada no obstante el inocultable registro de violaciones a la dignidad humana cometidas por efectivos de la Armada.

“Tengo claro que la presencia de la Policía Naval, de la Armada de México en esta tarea, de manera muy especial en Veracruz, ha sido de resultados, ha sido significativa y ha logrado realmente una acción coordinada con las autoridades estatales”, afirmó.

Con ese aval, el candidato dijo que piensa dejar al Ejército y la Marina en las calles de ese estado “el tiempo necesario” para enfrentar la delincuencia en el país.

Del Ejército, aseguró que se retirará gradualmente, “sin ser una decisión que se tome de inmediato”, sino que habrá de valorar las condiciones como las que hay en Veracruz.

Lo mismo dirá de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Zacatecas, Michoacán, Guerrero y todo aquel lugar “donde sea necesario” que las fuerzas armadas estén fuera de sus cuarteles.

Uno de los datos más significativos desde que a principios de 2007 Calderón ordenó la salida de los militares de sus cuarteles para “toparse” con las bandas de delincuencia organizada, es la incorporación de la Marina como una de las instituciones que más violan los derechos humanos en México.

De acuerdo con la propia Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que no se caracteriza por oponerse en los hechos a esa estrategia violenta, tan sólo en 2011, la Marina tuvo 495 quejas en todo el país por violaciones a los derechos humanos.

Y si entre 2007 y 2009 tuvo cuatro recomendaciones de ese órgano, ya en 2010 fueron seis y en 2011 otras seis. De esas 12 recomendaciones, siete fueron por privación de la vida.

A fines de 2010, la Marina hizo de Veracruz su principal centro de operaciones en la estrategia de Calderón contra algunos liderazgos del narcotráfico en México y desde este año tomó el control de la seguridad pública en el estado, en una evidente claudicación del gobernador Javier Duarte de Ochoa.

El despliegue de la Marina en Veracruz ha tenido el claro objetivo de desarticular a Los Zetas, que durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán tuvieron el control delictivo en la entidad. Eso ha significado un reacomodo de la delincuencia no sólo en estado, sino en el corredor del Golfo de México.

Peña Nieto lo sabe y lo apoya. En 2007, esa organización mató a cuatro de sus escoltas cuando estaban a cargo de la seguridad de sus hijos que viajaban por la entidad. Fue una confusión, estableció la versión oficial.

Con su reconocimiento a la Marina, el candidato presidencial dio también un respaldo a Calderón. Y a la menor oportunidad, lo mismo hará abiertamente con el Ejército, la institución armada con más violaciones a los derechos humanos en México, según la CNDH.

Aunque ha hablado de una “academia nacional de policía”, Peña Nieto abrazó también la estrategia estadunidense de hacer del combate al narcotráfico una guerra. Y como tal, habrá de enfrentarse con militares.

Con Peña Nieto como sucesor de Calderón muy poco podrá cambiar en esa materia. Y más aún, cuidará las espaldas de aquellos quienes en las fuerzas armadas y la Policía Federal han cometido graves violaciones a los derechos humanos.
Nada de investigaciones y mucho menos juicios para establecer responsabilidades. Acaso, iría contra los más débiles en las cadenas de mando: la tropa, como si ésta se mandara sola en unas instituciones que se caracterizan por la verticalidad del mando y que comienza por su comandante en jefe, el presidente de la República.

jcarrasco@proceso.com.mx





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