21 abr 2012

 
Desfiladero
México y España, orejas del mismo elefante

Jaime Avilés

En Buenos Aires, una pareja de jóvenes se besa al lado de carteles en favor de la nacionalización de la petrolera YPF
Cuba y Puerto Rico, escribió José Martí, son alas de un mismo pájaro. Nosotros, los mexicanos que llevamos 30 años tomando medicinas amargas pero necesarias para salir de una crisis que sexenio a sexenio se agrava, y los españoles, que empiezan a sufrir sus devastadores efectos en el estómago, en el bolsillo y en el espíritu, somos hoy más hermanos que nunca. Padecemos la usura de los mismos banqueros, nos explotan los mismos oligopolios, nos venden a precio de oro sus pésimos servicios los mismos charlatanes de clase mundial.

La bajeza cometida por su alteza don Juan Carlos I de Bourbon on The Rocks, quien pagó 40 mil euros para asesinar en Botsuana un majestuoso elefante, en medio de los despidos masivos, el alza de precios y los recortes presupuestales por un total de 29 mil millones de euros que enfrentan sus súbditos, produjo un escándalo trepidatorio en la península ibérica. Hoy, los más indignados exigen incluso la abolición de la monarquía.

Pero la furia provocada por el rey pronto fue opacada por los espumarajos de ira que se aglomeraron en los belfos del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, quien estalló en improperios contra la presidenta Cristina Fernández, cuando ésta anunció en Buenos Aires la decisión irrevocable, asumida por el gobierno argentino, de expropiar 51 por ciento de las acciones que la gasera española Repsol tiene, perdón, tenía en la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).

Rajoy perdió los estribos porque su gabinete estaba a punto de cerrar una operación secreta con la petrolera china Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec), a la que pensaba venderle, a espaldas de Argentina, ni más ni menos que las acciones de Repsol en YPF, como el pasado miércoles reveló el Financial Times desde Londres.

Y como en política nadie da paso sin huarache, la viuda de Néstor Kirchner, por su parte, aprovechó el viaje para cubrirse de gloria a despecho de las gravísimas acusaciones enderezadas en su contra por su paisano, el ex guerrillero, ex diputado y periodista Miguel Bonasso, en su reciente libro, El Mal: el modelo K y la Barrick Gold: amos y servidores en el saqueo de la Argentina, publicado en octubre de 2011 por Planeta.

¡Vaya semana! Mientras los hipócritas gañidos de Rajoy topaban con la fría reacción de Washington, donde los habitantes de la Casa Blanca no saben cómo manejar la explosiva crisis de seguridad que en los círculos militares y políticos detonó la parranda de los guaruras de Obama que fueron denunciados, urbi et orbi, por una simpática y valiente trabajadora sexual de Colombia, a la que le esquilmaron 170 dólares después de una noche de pasión en Cartagena, en México, desde Puerto Vallarta, Felipe Calderón tachó a Cristina Fernández de irresponsable.

Cito textualmente la nota de Ciro Pérez Silva en La Jornada del martes 17 de abril de 2012: “Felipe Calderón calificó de ‘irresponsable y muy poco racional’ la decisión de expropiar la empresa petrolera YPF Repsol que se propone la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner”, y agregó que ningún empresario en sus cinco sentidos pensará en invertir en un país que expropia las inversiones.

Ahora bien, el insultante regaño calderónico a la jefa de un gobierno que se suma a las presiones militares de Inglaterra (por el viejo conflicto de las islas Malvinas), las amenazas del nacionalismo español, no fue una nueva expresión de las creencias neoliberales del hombrecito de Los Pinos. Fue, ante todo, una queja.

Ante el riesgo de quedarse sin YPF, el viernes 30 de marzo Repsol se desplomó en la Bolsa de Valores de Madrid. Sus acciones cayeron 5.57 por ciento y el valor de cada una se redujo a 18 euros 81 centavos. Gracias a esto, Petróleos Mexicanos perdió 62 millones 570 mil 700 euros, porque también se devaluó el paquete de 56 millones de acciones de Repsol, que Juan José Suárez Copell compró en agosto de 2011 en mil 122.9 millones de euros.

El pasado viernes 13 de abril, las acciones de Repsol cayeron de nuevo, a 17 euros 47 centavos, con lo que las pérdidas de Pemex (nota de Israel Rodríguez, La Jornada, 15/4/12) llegaron a 139 millones 329 mil 400 euros, que al cambio de aquella fecha representaban 2 mil 400 millones de pesos. Según arguyó Suárez Coppel cuando llevó a cabo esta absurda maniobra, Pemex compró casi 10 por ciento de las acciones de Repsol para aumentar su poder de decisión dentro de la firma ibérica, y miren ustedes cómo no hizo sino el ridículo. ¿O qué hay detrás de este despilfarro?
Hace unos días, los diputados del PRIANAL Verde (PRI-PAN-PANAL-PVEM) y los chuchos del PRD aprobaron una iniciativa de Calderón, gracias a la cual México va a regalar 14 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, con el mismo propósito: tener más capacidad de decisión dentro de ese organismo; es decir, para que la influencia de México se incremente de 1.7 a 1.9 por ciento.
Pese a que las familias mexicanas destinan la tercera parte de su ingreso a cubrir deudas con los bancos, Calderón entregará al FMI una suma muy superior a la que en este año absorberá el presupuesto de egresos destinado a alimentación, salud y vivienda.
No sólo somos ya un protectorado sometido a los intereses militares estratégicos de la Casa Blanca. Nuestro gobierno se comporta como el equivalente a un capataz de esclavos en una mina de diamantes de África, y exporta al exterior todo lo que producimos en dinero, petróleo, oro, plata y demás.
Las empresas particulares extranjeras, en su mayoría españolas, generan ya 60 por ciento de la energía eléctrica. De los seis bancos que dominan el país, varios son españoles (La Jornada, abril de 2012). Como restaurador del virreinato de Nueva España, que todavía se llama México, Calderón dispone de las riquezas de los aborígenes para financiar no sólo a la madre patria, sino también al gobierno del mundo. ¿A cambio de qué?
En forma sorpresiva, el domingo pasado, al término de la sexta Cumbre de las Américas, celebrada en Cartagena, Colombia –donde los guaruras de Obama durmieron con sexoservidores y Hillary bailó salsa en una discoteca–, quedó aprobada, por unanimidad, la creación del Sistema Interamericano contra el Crimen Organizado (Sico), que presidirá Felipe Calderón.
Todo estimula a suponer que la fórmula sexenal que empleó el segundo y último inquilino panista de Los Pinos –apoyo a cambio de inmunidad–, ahora la usará en su propio beneficio, pues en caso de ocupar ese cargo –presidente del Sico– no podrán prosperar las denuncias interpuestas en el Tribunal de La Haya, que no ha admitido pero tampoco rechazado los cargos formulados en su contra por la muerte violenta de decenas de miles de personas a lo largo de su sexenio.
Si el hecho inequívoco de que quienes aspiran a dirigir el próximo gobierno desde las posiciones más afines a Washington y a Madrid no convence a los que insisten en votar en blanco, nada podemos hacer al respecto: allá ellos y el masoquismo. Lo cierto es que frente a las evidencias que nos muestran a México transformado en territorio de esclavos, las elecciones del primero de julio deben ser vistas como el inicio de un proceso de liberación nacional.

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