25 sep 2008

José Gil Olmos
Proceso

Improvisaciòn



MEXICO, D.F., 24 de septiembre (apro).- La utilización del Ejército para combatir el crimen organizado desde el principio de su administración, es la muestra más clara de la incapacidad de gobernar que Felipe Calderón y su equipo han dado en estos dos años que se han caracterizado por la improvisación.

Esta deficiencia se explica si vemos cómo Calderón llegó al poder: casi por mero accidente y no por capacidad. Fue gracias al apoyo de los poderes fácticos de este país que al ver en Andrés Manuel López Obrador "un peligro para México", se volcaron con todos sus recursos para que el candidato del PAN triunfara, no obstante que era evidente su inexperiencia y su carencia de fundamentos para gobernar el país.

La experiencia como funcionario público de Calderón fue apenas de unos meses. Su formación viene más bien de sus cargos dentro del partido y en la Cámara de Diputados, en los que fue presidente y coordinador, respectivamente.

Con Felipe Calderón ocurre una situación paradójica. Cuando Vicente Fox gobernaba, él era uno de sus principales críticos por los grandes errores que cometía el guanajuatense y el apoyo ciego que le daba a su esposa, Martha Sahagún, a quien impulsaba es sus aspiraciones presidenciales. Bueno, pues a pesar de que se sabía de su desacuerdo con el foxismo, Calderón formó parte del gabinete, primero como director de Banobras y después como secretario de Energía, puestos en los que no hizo nada sobresaliente.

Una de las principales críticas de Calderón a Fox era precisamente la improvisación con la que actuaba al frente del gobierno y, al mismo tiempo, los traspiés que daban los miembros de su gabinete que sufrió múltiples cambios de principio y al final de su administración.

Acostumbrado a la vida legislativa y de partido, desde su perspectiva, Calderón miraba las cosas de manera diferente. Quizá creía que era fácil implementar los programas de gobierno y negociar con la oposición para aprobar las reformas legislativas. Total, eso era lo que hacía como legislador al lado de su maestro Diego Fernández de Cevallos.

Al mismo tiempo, una vez en Los Pinos, tal vez vio que con suma facilidad podría ser el "presidente del empleo" y no se daba cuenta de las verdaderas dificultades del país en seguridad pública, combate al narcotráfico y pobreza.

Hoy, Calderón se enfrenta a sus propias limitaciones, como lo hizo Fox a partir de sus primeros dos años como presidente.

Los indicadores de crecimiento que maneja el Banco de México son de 2.4 por ciento para este año, pero en Estados Unidos se afirma que apenas será de 1.2 por ciento, siendo el más bajo de América Latina, según la CEPAL.

El desempleo, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, de julio y agosto de este año, fue de 4.15 por ciento, siendo la mayor tasa desde 2005 cuando fue de 4.20 por ciento. Es decir, fue la tasa de mayor nivel en más de tres años.

La corrupción no ha bajado. Por lo menos desde hace tres años la estrategia gubernamental no ha rendido frutos, ya que el índice difundido por Transparencia Internacional ubica a México en el mismo lugar en nivel de corrupción, en el número 72, de 180 países. Comparte la misma calificación --3.6 de 10 puntos posibles-- con Bulgaria, Macedonia, Perú, China, Surinam y Trinidad y Tobago.

La violencia, por otro lado, galopa sin control. De acuerdo con estimaciones periodísticas, en 18 meses de gestión de Felipe Calderón se han cometido 4 mil 44 ejecuciones: 2 mil 794 de enero a diciembre de 2007, y mil 250 del 1 de enero al 20 de mayo de este año. Esto representa la tercera parte de lo registrado en la administración de Fox.

La pobreza se ha incrementado de manera preocupante. Según Cruz López Aguilar, líder de la Confederación Nacional Campesina (CNC), en lo que va del gobierno de Calderón el número de pobres ha crecido ocho millones, debido a la crisis alimentaria mundial, la carestía de alimentos y el subejercicio presupuestal.

Así podríamos seguir citando los indicadores de salud, educación, tenencia patrimonial, y en todos ellos las condiciones siguen siendo desfavorables para la mayoría de la población.

Desde el lado gubernamental se argumenta que muchos de estos problemas son herencia de gobiernos anteriores y que la presente administración está sentando las bases para mejorar las condiciones y dar paso a soluciones futuras. Pero esto mismo dijo Fox a la mitad de su sexenio.

En realidad, lo que no hemos visto en estos dos años es un plan, una estrategia de Calderón para enfrentar la crisis política, económica y social por la que atraviesa el país. Sólo detectamos acciones improvisadas, reacciones a los eventos que se van presentando y actuaciones espontáneas, que acusan un grave debilitamiento de un gobierno que ni siquiera a cumplido la mitad del camino.



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