11 jul 2007

Calderón, subordinado de Elba Esther
alvaro delgado
Proceso


México, D.F., 9 de julio (apro).- El fondo de la entronización de Elba Esther Gordillo como dirigente vitalicia del magisterio --el usufructo de millones de pesos para preservar y ampliar su poder político-- no debe extrañar a nadie. Tampoco la forma en que se operó: en el más estricto secreto, el fin de semana y bajo el resguardo de personal de seguridad.

Fondo y forma corresponden estrictamente al modelo vigente de quien, en buena medida gracias a ella, despacha en la residencia oficial de Los Pinos, custodiada por piquetes de soldados: Felipe Calderón.

Para quienes se dan golpes de pecho, escandalizados por el poder de Gordillo, quien este fin de semana emuló a su antecesor, Carlos Jongitud Barrios, en Baja California, la realidad es bastante simple, aunque conviene refrescar la memoria a los amnésicos:

Fue Calderón --nadie más-- quien nombró a Fernando González Sánchez, yerno de Elba Esther, como subsecretario de Educación Básica y que, en los hechos, gobierna la Secretaría de Educación Pública (SEP) junto a Josefina Vázquez Mota, apenas un adorno.

Fue Calderón --y no Elba Esther-- quien designó al oscuro Francisco Yáñez como director general de la Lotería Nacional, la institución del gobierno que maneja millones de pesos con los sorteos.

Según lo establece la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal, fue Calderón, también, quien encomendó a Miguel Angel Yunes la dirección general del ISSSTE, que antes ostentaba otro incondicional de Gordillo: el diputado federal panista Benjamín González Roaro.

Y fue el propio Calderón --sólo él-- quien colocó a Roberto Campa Cifrián como secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, cargo que, con Fox, desempeñó Yunes, militante formal del Partido Acción Nacional (PAN), como ya es su hijo en Veracruz, candidato a la alcaldía de Boca del Río.

Se trata de nombramientos del gabinete, que corresponden --hay que reiterarlo-- a una decisión exclusiva de Calderón y que detrás de ellos se encuentran decenas, centenares de servidores públicos que obedecen, no a la ley ni al escrúpulo, sino a las consignas de la cacique magisterial.

Así que no cabe la ingenuidad ni el encubrimiento: ¿Calderón hará algo para evitar que Gordillo, contra lo que establece el marco legal y el más elemental sentido democrático, no siga sometiendo al magisterio y, sobre todo, para mantener secuestradas las cuotas de los trabajadores de la educación? Es obvio que no.

Se trata de un pacto mafioso entre Gordillo y Calderón, igual al que éste hizo con Vicente Fox para consagrar la impunidad de los exfuncionarios, apenas amagados por el secretario de la Función Pública, Germán Martínez, con los casos de Raúl Muñoz Leos, exdirector de Pemex, y Juan Antonio Fernández, exdirector del Seguro Popular.

Con Gordillo, la transa consiste en que Calderón le dará todo lo que pida a cambio de mantener en secreto la operación fraudulenta del año pasado --algo en lo que la mujer es experta desde que, en 1986, operó contra el PAN en Chihuahua-- y con Fox ocurre algo análogo: no se procederá contra sus allegados, a cambio de no revelar cómo es que lo convirtió en “mi presidente”, como suele llamarlo en un lenguaje de mafiosos.

Calderón actúa exactamente al contrario de lo que hace en el PAN: Con el uso del aparato gubernamental, y contra la historia de ese partido, ha procedido a subordinarlo para colocar a su secretario particular, César Nava, o a Germán Martínez, quien públicamente ha dicho que está a las órdenes de lo que aquél diga.

Vaya autonomía que tendrá el que resulte, si es que resulta, del capricho de Calderón.


Apuntes


Cuando se quiere matar un tema de interés público se recurre a la frivolidad desde el poder o de los graciosos útiles: esto ha ocurrido con el escándalo de Zhenli Ye Gon y Javier Lozano Alarcón, secretario del Trabajo, que tiene inclusive ribetes xenófobos. El ciudadano mexicano de origen chino --no sólo “el chino”, como se le dice con desprecio-- ha hecho imputaciones serias que involucran a los gobiernos de Fox y Calderón, así como al PAN, que exigen un pronto y cabal esclarecimiento. Por más faltos de lógica que sean los señalamientos y aun las características del habla de Ye Gon --como si los mexicanos de las diversas regiones del país no tuvieran pronunciamientos característicos--, hay hechos objetivos que requieren transparencia: por lo menos la “exportación” de los más de 205 millones de dólares a Estados Unidos es contradictoria en las versiones oficiales. En este caso, la estrategia es obvia: desautorizar con humor facilón --“es un cuento chino”-- las serias imputaciones para que el asunto se pudra. Ese fue el caso de la indígena Ernestina Ascensio Rosario, muerta de una “gastritis mal atendida”, como dijo Calderón. Pero el asunto de Ye Gon da para mucho más…

Marcelo Ebrard ya le entró a la feria de las gacetillas televisivas, con el dinero de los capitalinos... Vaya, el cuñado de Calderón, Juan Ignacio Zavala, encontró una coartada: defiende el derecho de José Ramón Beltrán, hijo de Andrés Manuel López Obrador, a trabajar en la Procuraduría de Justicia capitalina…

No hay comentarios.: