17 jul 2007


Atrapado


josé gil olmos


México, D.F., 11 de julio (apro).-Aun año de su gestión, Felipe Calderón parece atrapado por los desafíos que representan la guerrilla, el narcotráfico, la inseguridad y la falta de acuerdos políticos, pero también por su incapacidad de gobernar junto con su equipo.


En su campaña y como presidente electo, Calderón y sus colaboradores más cercanos dieron muestra de su inexperiencia y su falta de formación política. Los primeros dos meses de campaña estaban muy lejos de ganar y suplieron sus fallas con una millonaria campaña mediática, con recursos oficiales que el IFE nunca quiso registrar, y el apoyo de empresarios y de la Iglesia católica, quienes se encargaron de difundir la campaña del voto del miedo: “es un peligro para México”, decían de Andrés Manuel López Obrador.


Ya como gobierno, Calderón y los suyos dieron muestra inmediata de su incapacidad de conducir al país de una forma distinta, cuando pactaron con los representantes del viejo sistema priista. A Elba Esther Gordillo le dieron posiciones claves en el gobierno y a los priistas les respetaron sus estructuras de poder sindical y legislativo.


Los calderonistas quisieron imitar las formas de gobierno y de poder establecidas por los priistas y fallaron. Por ejemplo, a pesar de que ubicaron en las delegaciones federales a miembros del PAN para controlar los programas sociales y darles un fin electoral, no pudieron ganar la elección de Yucatán y están por perder en Baja California.


Además, quisieron negociar con el PRI las reformas estructurales a cambio de no dañar a los gobernadores de Puebla y Oaxaca, y ahora son rehenes de su propio chantaje.


Juan Camilo Mouriño, el jefe de la Oficina de la Presidencia, ha intentado imitar a José María Córdoba Montoya en su papel de estratega político, pero se ha quedado en un remedo, pues no tiene la inteligencia ni la preparación del politólogo francés. La ansiedad de concentrar el poder de Mouriño llega al ridículo cuando asume la responsabilidad de firmar las notas de consumo de gasolina de Los Pinos.


La incapacidad de gobernar un país difícil se mostró con mayor claridad el mismo día del aniversario de su victoria. Ese día, Calderón y su equipo no supieron cómo afrontar la denuncia del empresario mexicano de origen chino, Zhenli Yi Gon, de que el dinero que le confiscaron –205 millones de dólares--, eran para la campaña del panista.


Las revelaciones de Zhenli hicieron crisis en el gobierno calderonista, pues las respuestas de los involucrados, entre ellos el secretario de Trabajo, Javier Lozano, resultaron menos convincentes que las propias acusaciones del empresario importador de seudoefedrina, un percusor en la elaboración de drogas sintéticas.


Todavía no superan esta situación y los calderonistas ya enfrentan una nueva crisis con las explosiones provocadas por el EPR en las instalaciones de PEMEX, en exigencia de que se presenten vivos dos de sus militantes aprehendidos el 25 de mayo.


Desde junio, el EPR y organizaciones civiles denunciaron públicamente la desaparición de Gabriel Alberto Cruz Sánchez y Edmundo Reyes Amaya, militantes del grupo armado, presuntamente detenidos en un operativo policiaco-militar en Oaxaca.


No obstante que se denunció la detención de éstos dos guerrilleros, el gobierno federal prefirió guardar silencio durante más de un mes hasta que el EPR decidió elevar su protestas con acciones de “hostigamiento quirúrgico”, como fueron las explosiones en los ductos de PEMEX en Guanajuato y Querétaro, en las que no hubo muertos.


Hoy, el gobierno de Calderón niega que éstos dos militantes del EPR hayan sido detenidos y con ello provocará que se incrementen las acciones violentas del grupo guerrillero.


La incapacidad de Calderón y su equipo se puso de manifiesto desde el momento mismo en que aseguraron que no sabían nada de los dos guerrilleros detenidos el 25 de mayo. La PGR y la Secretaría de Gobernación declararon que no sabían nada. Sólo falta que informe el Ejército.


Sería preferible que presenten a los dos guerrilleros y les finquen cargos, a menos que ya estén muertos. Esta última posibilidad no se descarta porque ya pasó mucho tiempo desde que se presentaron las denuncias y no ha habido una respuesta oficial.


La crisis del país ha crecido de forma preocupante en el último año. Para enfrentar las acciones de la guerrilla y el narco, los conflictos políticos y el desempleo, la inseguridad y los desastres naturales, la miseria y la falta de acuerdos, es necesaria una estrategia de largo plazo, acciones concretas y no cerrar los ojos negando la existencia de cada uno de estos problemas.


La mano dura, el uso del Ejército, tampoco son la solución. Calderón parece atrapado en sus propias decisiones erróneas y, de no dar un golpe de timón, de no actuar como jefe de Estado, podría acabar su administración antes de lo que hizo Fox, quien duró tres años hasta que emitió aquella frase emblemática: “¿Y yo por qué?”, cuando se le pidió que actuara como presidente y no como candidato permanente.

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