15 feb 2010

Yo sumaría a este grupo de "hijos de puta" a Ciro Gómez Leyva , a Hector Aguilar Camín y a Carlos Marín y demás merolicos de los medios corruptos , cobardes y vendidos .

Me tocó escuchar la participación de Hector Aguilar en el programa de Ciro Gómez , cuando hablaba de los "asesinos hijos de puta" ; casi al borde de la lágrima .

Es de verdad increible e inmoral a lo que son capaces de llegar estos pseudo periodistas , con tal de agradar a sus patrones y lavarle la cara a Calderón ; aunque en los hechos ya decidieron volcar su apoyo al PRI y/o Peña Nieto , no pueden dejar de defender el status quo y las instituciones que tan vehementemente defendieron cuando AMLO las mandó al diablo y que hoy en día ha quedado plenamente demostrado por que lo hizo .

Saben que si la gente por alguna razón llegase a percibir que efectivamente todas las instituciones del país están podridas podrían voltear a ver al primero que lo señaló y empezar a darse cuenta de muchas cosas , de ahí que intenten mantener la percepción colectiva de que todo marcha más o menos bien .

No lo olvidemos , en pólitica , todo se bása en la percepción de la gente , nada tiene que ver con la realidad . ¿Y por que sucede esto? por la sencilla razón de que la mayoría de la gente no se informa cotidianamente y por consiguiente no le da seguimiento a los sucesos , es decir , muchas veces sólo se entera de algo cuando la tele decide magnificar un suceso , pero al desconocer los antecedentes se vuelve sumamente manipulable .




Calderón no puede con los hijos de puta







Federico Arreola





Tragedia en Ciudad Juárez. Los defensores de Felipe Calderón dicen que el presidente espurio no es culpable. Que los culpables son los hijos de puta. Cito lo que Héctor Aguilar Camín le dijo a Ciro Gómez Leyva y que aplaudió Carlos Marín en el diario Milenio:


“Se entiende el reclamo de las madres por lo que dijo el Presidente del pleito de pandillas. Y tienen razón, el Presidente se equivocó al precipitarse. Pero estoy en absoluto desacuerdo en que le reclamen por los muertos. Como si él, o Gómez Mont, o el Ejército, o las fuerzas de seguridad hubieran matado a sus muchachos. Pueden haber fallado en garantizar la seguridad, pero los asesinos son los asesinos, los que mataron a estos muchachos. Ellos son contra quienes hay que voltear. No hay una condena moral sistemática contra los asesinos. Hay incluso una cierta consagración, en los corridos, de lo que hace esta gente. Pero no una condena pública contra éstos, que son los responsables de la sangre y de las ejecuciones y de los decapitados. ¡El gobierno no mató a esos muchachos, los mataron esos hijos de puta! ¡Esos son los hijos de puta! ¡Volteémonos contra ellos! Y reclamémosle al Estado ser tan ineficaz con la seguridad que está obligado a dar. Pero los hijos de puta, son los hijos de puta”.

Vaya con los defensores de Calderón. De lo que se acusa al presidente ilegítimo no es de ser hijo de puta, sino de simplemente no poder con los hijos de puta. Su trabajo, su obligación es pararlos, perseguirlos, arrestarlos, impedir que masacren a la población. Y eso es lo que Felipe Calderón no hace. A los hijos de puta, por definición, se les desprecia. Se trata de algo que hasta Gómez Leyva, Aguilar Camín y Marín deberían saber. A Calderón, nada más, se le cuestiona por su enorme incompetencia. Por bueno para nada. Porque, por inútil, los malos siguen matando en México a los buenos.


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