12 feb 2010


Dinero
Vía libre a Azcárraga y Slim

Telmex con Telcel y Televisa con Nextel

¿De veras hay una esperanza para Ciudad Juárez?




Enrique Galván Ochoa

En una decisión que se antoja paradójica, el ente antimonopolios –la Comisión Federal de Competencia– extendió sendos certificados, uno de confirmación y otro de bautizo –para expresarlo con terminología litúrgica–, a los dos grupos monopólicos más poderosos del nuevo siglo: Slim y Azcárraga. Por un lado, autorizó la concentración de Televisa y Nextel. La televisora adquirirá entre 30 y 40 por ciento de las acciones de Nextel en una operación cuyo monto se estima mayor a mil millones de dólares. Televisa, pues, recibió el bautizo que le permitirá extender sus servicios a telefonía celular y radiocomunicación. Un golpe audaz, sin duda, de Emilio III. Por otro lado, la comisión expidió certificado de confirmación a la concentración de Telmex y Telcel, en aparente contradicción a sus anteriores decisiones en el sentido de que dominan sectores completos de la telefonía fija y celular. La familia Slim controla ambas empresas mediante 64.9 por ciento de las acciones con derecho a voto de Telcel y 71.5 por ciento de las acciones también con voto de Telmex y Telmex Internacional. La liturgia de la confirmación y el bautizo corrió a cargo de los miembros del ente encargado de regular a los monopolios: Eduardo Pérez Motta, Miguel Flores Bernés, José Agustín Navarro Gergely, Luis Alberto Ibarra Pardo y Rodrigo Morales Elcoro. Y seguirá la guerra entre los grupos Slim y Azcárraga, en la cual el gobierno mexicano parece estar inclinando la balanza en favor de los intereses de Televisa. ¿Y cuál beneficio recibirán los consumidores? Sería bueno que nos lo explicaran. Los funcionarios no aplican a todos la ley con la misma generosidad. En tribunales, MVS sufrió un traspiés en su intento de detener la licitación de las nuevas frecuencias para servicios de telecomunicaciones. Un juez le negó la suspensión en su demanda de amparo, por lo que la venta seguirá su curso. Al parecer ya tienen dueño. ¿Quién creen?

Calderón en Ciudad Juárez

Cuando el Consejo Coordinador Empresarial de Ciudad Juárez pidió, más bien exigió, al presidente Calderón que se apersonara en aquella comarca, me pareció imperativo que lo hiciera. Han cerrado millares de empresas y los hombres de negocios se han mudado con sus familias a El Paso, San Antonio y Houston. Ayer estuvo allá. No halló aplausos, sino frases amargas. Dio disculpas a las familias de los chavos masacrados, a los que había llamado pandilleros cuando andaba en Japón. Es abogado, pero no tuvo la precaución (mínimo) de anteponer el calificativo ‘presuntos’, su juicio fue anticipado, desastroso y ofensivo. En esa lógica, los niños de la guardería ABC de Hermosillo habrían cometido suicidio colectivo. No se ha sabido el nombre del funcionario que le transmitió la información. Las miradas se vuelven hacia las oficinas de Genaro García Luna. No es el primer presidente que pide perdón. López Portillo comenzó su calamitoso sexenio con una letanía dirigida a los pobres y los olvidados. Lo que anunció Calderón –si llegara a cumplirse– podría dar un vuelco a la situación. Combatir la delincuencia en sus orígenes: la miseria, el desempleo, el abandono, la corrupción, la impunidad. Sería la madre de todas las batallas.






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