26 sep 2009



E D I T O R I A L



Narro: críticas y sensatez





En el contexto de la clausura de la Semana de la Ciencia y la Innovación 2009, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, pronunció un discurso enérgico y elocuente en el que criticó la miopía política” y el “majestuoso dogmatismo en torno a un modelo desvencijado y contraproducente”, al tiempo que fustigó el “distanciamiento enfermizo (de las autoridades) respecto de los problemas y carencias de la mayoría”, el cual, dijo, mantiene al país sumido en “la ignorancia de la historia, la cortedad de metas hacia el futuro y la amenaza de la inestabilidad social”.

Adicionalmente, el rector de la máxima casa de estudios señaló que “es indispensable un debate sobre las prioridades nacionales y las mejores vías y estrategias para atenderlas”, enfatizó la pertinencia y la necesidad de dirigir el gasto público a rubros como la educación y el desarrollo científico y tecnológico, para acabar su discurso con que “dejar de apoyar, de impulsar, de dar presupuesto en estas áreas es, simple y llanamente, hipotecar el futuro del país”.

En el momento presente, cuando prevalece una actitud indolente y sorda por parte de las autoridades ante los reclamos de la ciudadanía, y cuando las medidas con que se pretende hacer frente a las problemáticas económicas y sociales por las que atraviesa el país no hacen sino confirmar una lamentable falta de altura de miras y de proyecto de nación en el grupo gobernante, es de saludar que haya, en el ámbito de la vida pública, funcionarios dispuestos a llamar a las cosas por su nombre, a recuperar la capacidad de indignación y a plantear la necesidad de un viraje en los distintos ámbitos del quehacer gubernamental.

Narro atinó a señalar, en unas cuantas líneas, lo que los encargados del manejo político y financiero no han podido o no han querido reconocer durante los meses que ha durado la crisis mundial: la inviabilidad del modelo económico vigente, sus nefastas implicaciones en el terreno social y el lastre que implica para generar los cambios que el país requiere con urgencia para alcanzar un desarrollo efectivo y sostenido. En ese sentido, resulta inevitable contrastar las declaraciones del rector con las realizadas ayer mismo por el titular de Hacienda y Crédito Público, Agustín Carstens, quien –en la reunión del Grupo de los 20 que se realiza en Pittsburgh– señaló que la recesión actual “ya tocó fondo y ya estamos en el rebote”. Este desbordado optimismo oficial es improcedente no sólo porque choca con los numerosos pronósticos que señalan que los efectos de la presente recesión se seguirán padeciendo durante buena parte del año entrante, sino también porque soslaya el sentir generalizado de zozobra e incertidumbre entre la gente como consecuencia de la profundización de los efectos de la crisis.

En lo que concierne a la petición de dignificar el presupuesto educativo y científico, cabe señalar, como hizo el propio Narro, que la inversión en esos rubros constituye una medida imprescindible para potenciar el desarrollo en lo económico, reactivar la movilidad social y atenuar las escandalosas desigualdades que afectan al país. Por si fuera poco, la inclusión de este propósito en la agenda de gobierno podría incluso resultar conveniente para la actual administración, pues le ayudaría a obtener el respaldo y el consenso político y social que tanto requiere y que no ha podido ni podrá granjearse con propuestas de corte antipopular, como las contenidas en su actual paquete económico.

En suma, el discurso pronunciado ayer por el rector de la UNAM aporta elementos sensatos y valiosos para enfrentar la presente coyuntura y sería lamentable que las autoridades federales no acusaran recibo de los mismos.




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