3 dic 2008


Dos Años de Pésimo Gobierno

Por Millán

Lo que mal empieza, mal acaba, y aunque el gobierno usurpador de Felipe Calderón en la teoría termina hasta el 2012, en la práctica a dos años exactos de su imposición parece acabado, ello no significa que la derecha esté acabada, por el contrario continua fortaleciéndose, pero el gobierno de Felipe El Espurio II (el I fue Salinas) si de por si, desde el principio fue un mal gobierno, ahora es peor y pinta para pésimo.

De hecho, después de haber visto el desastroso desempeño de Fox en la presidencia durante el sexenio pasado, que evidenció el estilo panista de gobierno descaradamente a favor de los ricos, hubiera sido ingenuo creer que Fecal cumpliría sus promesas de campaña, pero como el pez por la boca muere, no está por demás hacer un recuento de sus fracasos y mentiras:

Lo primero que prometió fue ser el presidente del empleo y cada día que pasa más miles de mexicanos se quedan sin trabajo, pero ahora con la agravante de que también otros tantos miles de mexicanos “del otro lado” se están regresando por falta de chamba, en ese sentido el espurito de lentes no previó ese panorama y no tomó medidas oportunas ni eficaces para contrarrestar sus efectos.

En materia de seguridad pública Fecalito ofreció combatir frontalmente a la delincuencia, pero bien pronto pudo comprobar que el narcotráfico supera al gobierno y para ser un verdadero jefe de las fuerzas armadas no basta con vestirse de soldadito; con mayor razón si gobierno, ejército y narcos se cuecen en el mismo cazo; al haber atacado a unos grupos del crimen organizado para favorecer a otros lo único que provocó fue sumir al país en una ola de violencia criminal como nunca antes se había visto en México. Peor que la protagonizada por la ‘Cosa Nostra ' siciliana en la Italia de la segunda mitad del siglo XX.

En materia de corrupción ya no en los dos años, sino desde los primeros meses su administración se ha caracterizado por el tráfico de influencias, el nepotismo, el contubernio y la falta de transparencia en el manejo de los recursos públicos, como quedó evidenciado por los contratos de PEMEX a favor de la familia de su desparecido amigo Mouriño.

También prometió defender la soberanía nacional, y lanzó una reforma energética que entregaba el control de la industria petrolera a las trasnacionales extranjeras, que aunque posteriormente fue acotada por los legisladores de cualquier manera avanzó en su objetivo privatizador.

Se comprometió a restablecer el “estado de derecho”, tan parloteado por la derecha, pero promovió una reforma judicial que más bien legaliza el establecimiento de un estado policial en el que las violaciones a los derechos humanos son el PAN de cada día, pues se criminaliza cualquier tipo de protesta social, colectiva o individual.

Dijo que buscaría el diálogo político con todos los actores, y se la pasa encerrado y escondido tras un cerco militar de cientos de elementos del estado mayor presidencial que de cualquier manera no lo pueden proteger de los gritos de ¡espurio! en donde quiera que se para, pero sobre todo desde su autismo político persiste en aplicar la vieja práctica salinista de “ni los veo ni los oigo” a sus opositores reales.

En educación, en lugar de impulsar la formación de individuos integrales y promover la cultura, tiene a una ignorante como titular de la SEP y se colude con la corruptísima lidereza vitalicia del sindicato de maestros para destruir las normales rurales y aferrarse a imponer la nueva ley del ISSSTE.

En cuanto a la economía, mantiene al campo en las peores condiciones de su historia permitiendo que el TLCAN favorezca nuevamente a las transnacionales extranjeras en detrimento de los agricultores nacionales. En las ciudades la situación no es mejor, los precios de la canasta básica alcanzan niveles prohibitivos para la clase trabajadora a la que pretende conculcarle sus derechos laborales con una reforma laboral en puerta que favorezca a los patrones.

Pero quizás estemos viendo las cosas al revés, no en cuanto a que definitivamente el gobierno de Calderón ha tenido únicamente fracasos, sino a que cuando él dice que son avances, desde su perspectiva efectivamente lo sean, ya que es un neoliberal y como tal nunca ha pretendido gobernar para el pueblo, sino para el grupo que lo mantiene en el poder. En ese sentido es lógico que lo que para nosotros son retrocesos, para Calderón y los dueños del dinero representan avances.

Pero su necesidad y su ceguera tendrán que ser su perdición; ante las evidencias de colapso del paradigma neoliberal, Calderón y sus secuaces no podrán seguir aferrados a sus dogmas por mucho tiempo y más temprano que tarde se harán evidentes sus fracasos incluso más allá de las fronteras, por que la quiebra del sistema capitalista neoliberal es a nivel mundial. Así que mientras sigue fantaseando en el discurso, y creyendo que les da atole con el dedo a los mexicanos, el pueblo desarrolla cada vez más su capacidad de organizarse. El 2010 ya está cerca y pudiera ser que los días de su gobierno estén contados.




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