11 oct 2010


Astillero


Asquito

Enlaces repugnados

Felipe de Jesús Ortega

La hora Edomex de AMLO




Julio Hernández López


Cuando menos en materia de escándalos ha de sentirse satisfecho el acólito de la catedral de Guadalajara que en sus ratos libres se hace pasar por gobernador del estado de Jalisco. En abril de 2008, cuando repartía macrolimosnas para la construcción de un santuario de los mártires cristeros (90 millones de pesos) y para un banco diocesano de alimentos (15 millones), dijo frente a su preceptor religioso, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, para responder a las críticas que suscitaban esos donativos a lo eclesiástico: “a mí, lo que algunos poquitos dicen ¡me vale madre! ¡Así de fácil! (…) Éste es un cheque, no me importa, me cae; don Juan: absuélvame desde allá; además, estamos haciendo un buen desmadre, don Juan. ¿Sí o no? ¡Digan lo que quieran –perdón, señor cardenal–, chinguen a su madre!”

Otra vez frente a su tótem púrpura igualmente deslenguado, en la “universidad católica” de Jalisco, la del Valle de Atemajac (Univa), el mismo Emilio González Márquez dijo la semana pasada que los matrimonios entre personas del mismo sexo le producían “asquito”. El uso atenuante del diminutivo tuvo consonancia enigmática con la preventiva o acaso promisoria construcción escogida por el panista a quien con frecuencia sus adversarios le pintan pancartas con la leyenda: “Emilio, puñal/te coge el cardenal”. Dijo Emilio en esa segunda Cumbre Iberoamericana de la Familia que él concibe el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer: “¿Qué quieren?, uno es a la antigüita. A lo otro, como dicen, todavía no le he perdido el asquito”. Todavía no. (Por cierto, en la misma reunión, el jefe Sandoval llamó a pelear contra los modernos ejes del mal –en http://bit.ly/boDB2H las citas de las palabras de Emilio y el cardenal, que se tomaron de Ocho Columnas, el diario de los Tecos–: “El amor libre, la anticoncepción, el aborto... el matrimonio ya lo quieren exprés. Y lo que tarda un año, dos o tres para prepararse lo quieren desbaratar en diez minutos. Ahora tenemos el matrimonio entre personas del mismo sexo y hasta la autorización para que adopten. ¿Qué tenemos que hacer? Pues cerrar el camino a todas esas avenidas del mal...”)

Otros amores contrariados se encaminaban a la ruptura. De la manita sudada del reconocimiento gradual a Calderón, al amasiato explícito de las alianzas en los comicios pasados, hasta llegar al altar del estado de México: La Nueva Izquierda, el chuchismo, decidido a sellar su destino al del felipismo en la búsqueda de cerrar el paso a Enrique Peña Nieto haiga de ser como haiga de ser. El PAN y el PRD se aman locamente (en términos electorales) o al menos eso creen o quieren creer en estos momentos en que La vaca Tomasa es una marcha nupcial sustituta y asoman gangas como la compra del departamento de Polanco del dirigente de membrete del panismo, César Nava, que ha hecho excelente y simétrica pareja con Chucho, el perredista que a partir de este fin de semana ha formalizado el cambio de nombre que en los años recientes venía usando: Felipe de Jesús Ortega, quien se declara en espera de que le pongan su casita, o departamento político, aparte.

Contra esos vaivenes de interés, el perredista incómodo, conocido de manera abreviada como AMLO, había anunciado que se convertiría en licenciado para, con esa licencia a la militancia del sol azteca en mano, promover una candidatura alterna, cobijada por las siglas del PT y, de ser posible, Convergencia. Según las estimaciones del licenciado López Obrador, es posible pelear con éxito contra la maquinaria mediática, mapacheril y económica del Cártel de Atlacomulco, y contra la similar estructura que el calderonismo pretende armar, en consonancia con los Chuchos aliados, para frenar desde Los Pinos al encopetado que pretende llegar allí.

Los enlaces y rupturas que se están dando en el estado de México ayudarán a redefinir el perfil de una izquierda electoral que desde 2006 vive entre coqueteos, engaños, promesas y amagos de divorcio. En particular, abre el camino para el deslinde ampliamente justificado de López Obrador respecto a la cúpula entreguista que dirige formalmente el PRD, acelera el proceso de consolidación de su buscada segunda candidatura (sobre todo, al instalarse como contraparte de los dos actores que creían estar solos en ese escenario mexiquense: el peñanietismo pleno de soberbia y el calderonismo sombríamente cargado) y crea las condiciones para que en 2013 pudiera crearse el largamente concebido partido lopezobradorista, con esa base social y partidista que hoy rechaza los arreglos PAN-PRD y que mañana participará en la campaña específica del tabasqueño y en la desventajosa batalla por recuperar el valor de las urnas.

Conviene, sin embargo, no dar por cerrado el capítulo de la aprobación de las alianzas con el PAN que el consejo estatal del PRD decidió en Toluca. Aun cuando es una decisión formal, tomada por el órgano autorizado para ello, las reacciones de la base y los cuadros medios de esa entidad, y del resto del país, están por verse. El lance de López Obrador golpeará y pondrá a prueba la política de migajas que en muchas entidades han impuesto los mandos pertenecientes a diversas corrientes –entre ellas, varias de las que ahora apoyan con presunto fundamentalismo a AMLO en el estado de México, que no resisten un análisis de congruencia y honestidad–. Aun cuando numéricamente haya formaciones dominantes en la estructura de mando del sol azteca (principalmente los Chuchos, pero no sólo ellos), lo cierto es que hay insatisfacción, e incluso un rechazo airado, que podría llevar a la reconsideración de la decisión aliancista en el estado de México y a la recomposición directiva nacional y en toda la República. De prender el gesto de AMLO, días de lucha interna y redefiniciones de la izquierda electoral podrían vivirse en todo el país. Puros amores perros.

Y mientras la administración federal sigue dando muestra de irresponsabilidad, improvisación, desorden y despilfarro, ahora con el tal Festival Olímpico Bicentenario, ¡hasta mañana!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx







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