11 feb 2012


Desfiladero
EPN y Vázquez Mota unidos contra AMLO

¿Por qué Colosio se volvió El Coloso?



Jaime Avilés


Tengo ante mí –como dicen los notarios– dos libros tocayos, o sea, que se llaman igual. Uno fue publicado en 2005 por la Fundación para la Democracia y la editorial Planeta. ¿Su autor? Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. ¿Su título? Un México para todos. El otro apareció en 2011 bajo el sello de Aguilar. ¿Su autora? Josefina Vázquez Mota. ¿Su título? Un México para todos.

En ese volumen, la virtual candidata presidencial del PAN reúne sus entrevistas con figuras políticas de ultraderecha como el genocida colombiano Álvaro Uribe, el ex presidente del gobierno español José María Aznar y la ex halcona de la Casa Blanca en tiempos de George WC Bush, Condolencia Arroz, entre otros.

Cada cual le compartió sus experiencias en el ejercicio del poder y le dio consejos para que siga su ejemplo, si el voto popular la favorece o, en su defecto, si un nuevo “arreglo” entre el IFE e Hildebrando la ayuda a ganarle a Andrés Manuel López Obrador haiga de ser como haiga de ser.

La victoria de la ex secretaria de Educación Pública –que durante su gestión eliminó la enseñanza de la ética, la lógica y la filosofía para los estudiantes de preparatoria– y también ex secretaria de Desarrollo Social –quien recientemente fue acusada de desviar 76 millones de pesos destinados a los más pobres de la sierra Tarahumara, que llevaron a cabo suicidios masivos debido a la hambruna en diciembre pasado– es un triunfo de Margarita Zavala, quien en la interna del PAN derrotó al candidato de su marido, pues Felipe Calderón apostó a favor del gemelo de Míster Bean, Ernesto Cordero.

Cuando en las carreras del hipódromo dos caballos pertenecientes a la misma cuadra compiten con el mismo número (por ejemplo 2A y 2B) se dice que forman un entry. Así, el entry de Los Pinos venció fácilmente al cansado jamelgo que Vicente Fox, Marta Sahagún y los insaciables hermanos Bribiesca le proporcionaron a Santiago Creel, para ver si les garantizaba el éxito de los dos ambiciosos proyectos en que esa familia está metida.

El primero es una presa en los Altos de Jalisco, donde el bellísimo pueblo de Tecamapulín, con sus numerosas fuentes de aguas termales, quedaría al servicio del turismo de lujo, en tanto las aguas de la presa irían por acueducto hasta León, Guanajuato, para regar las plantaciones de brócoli de Fox.

El otro es un desarrollo turístico de mayor envergadura sobre la costa de Michoacán, a lo largo de las playas que pertenecen a la comunidad indígena de Ostula, y que una coalición de bandas del crimen organizado, empresas mineras de India, Italia y Argentina, y la Secretaría de Seguridad Pública federal, de Genaro García Luna, se disputan aunque trabajan en forma coordinada para expulsar a los pobladores originales de esas tierras, como quedó evidenciado a finales de 2011, cuando la Policía Federal llevó a don Trino, el líder comunero de Ostula, hasta el sitio donde lo secuestraron, torturaron y asesinaron paramilitares a las órdenes de un hampón apodado El Turbinas.

¿Ofrecerá la señora Josefina su apoyo a los Fox para asegurarles que, si la ayudan a ganar la Presidencia, de su cuenta correrá que se construya la presa del Zapotillo, en Jalisco, Temacapulín se convierta en un Club Med regenteado por los Bribiesca y en Ostula surja un nuevo Cancún? Como dijo Descartes, no lo descartes...

La inscripción de Vázquez Mota a la carrera estelar por la Presidencia es un hecho positivo para las tres fuerzas políticas que se medirán en la pista. Y muy sintomático, pues sugiere que los dueños de México, al comprender que Enrique Peña Nieto no era lo que miles de millones de pesos invertidos en Televisa le hicieron creer al pueblo, decidieron cambiar de caballo a mitad del río.

Las patéticas limitaciones de Peña Nieto sugieren que la olinarquía podría ampliar un sexenio más el pacto que Salinas hizo con el PAN cuando modificó el artículo 82 constitucional, para que los hijos de padre extranjero pudieran ser presidentes de los mexicanos –una reforma hecha a la medida de Fox– a cambio de que el PAN le devolviera el poder al PRI en 2012.

O dicho de otro modo, Josefina y Peña Nieto podrían también correr en entry para frenar el ascenso imparable de Andrés Manuel López Obrador. ¿Qué tiene esto de positivo para la causa de la democracia? Que dividirá el voto de la derecha. Si Calderón hubiese logrado imponer a Cordero para favorecer al dueño del copete que se desinfla, oponiéndole un pasmado como Míster Bean, las simpatías de los electores se habrían polarizado entre el PRI y López Obrador.

En cambio, con Vázquez Mota, la intención de voto se repartirá en tres tercios. Y cuando el primero de abril se abran las puertas del arrancadero, los tres competidores saldrán parejos.

Era inevitable que la altísima popularidad artificial de Peña Nieto se desplomara en cuanto abriera la boca. En consecuencia, muchos que ya lo daban por seguro sucesor de Calderón ahora miran a Vázquez Mota con otros ojos. ¿Podrá Josefina impedir el triunfo de Andrés Manuel? Eso se preguntan quienes ya empiezan a prenderle veladoras.

Hay, sin embargo, otro elemento que perturba a la derecha. Se llama Elba Esther Gordillo. Su partido, el Panal, rompió con Peña Nieto. ¿Se acercará a Vázquez Mota? Las dos se detestan pero se necesitan. ¿Josefina será capaz de perdonarle todas las humillaciones que Elba Esther le infligió, como cacique sindical de un millón y medio de maestros, cuando ella era titular de la SEP?

Si se reconcilian y Elba le levanta la mano, mucha gente se preguntará cómo podría gobernar a México una mujer que ni siquiera pudo con la Gordillo. ¿Querrá el pueblo mexicano una pelele que sustituya al pelele que se va (si es que se va)? Por otra parte y cambiando de tema, pero no mucho, es obvio que el ninguneo de la clase política es todo lo que merecerán por ahora las denuncias que Desfiladero dio a conocer sobre los actos de corrupción de Fernando Sariñana en Canal Once, así como las pruebas de su alianza secreta con Calderón para trabajar en favor de Peña Nieto, que fueron plenamente corroboradas hace dos sábados en este espacio.

Como algunos lectores recordarán, el pasado 28 de enero esta columna reveló que el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (organismo del “gobierno” federal) y productoras cinematográficas vinculadas a Sariñana habían iniciado la filmación de la película Colosio, dirigida por Carlos Bolado, con Enoch Leaño en el papel de Luis Donaldo Colosio Murrieta, la imagen que Peña Nieto llevará como estandarte o amuleto por todo el país durante su campaña presidencial.

Nadie negó esta denuncia, pero como la aportación de 20 millones de pesos de Calderón vía Conaculta a Peña Nieto viola la ley electoral, el 2 de febrero, cinco días después de la publicación de aquel Desfiladero, los productores de la cinta rectificaron en rueda de prensa que lo que están filmando se llama El Coloso, ya no Colosio. Es pésima señal que el ninguneo reaparezca en 2012, porque detrás de ese recurso Calderón se escudó entre marzo y junio de 2006, para enfriar las denuncias de corrupción en su contra.

Desfiladero abraza al monero Hernández y lo acompaña en el dolor por la muerte de su padre, así como a la campeona de la Improlucha, Angélica Rogel, por la de su abuelo.

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