15 may 2010


Robin Hood contra la dictadura de los medios



Federico Arreola


Leí en el blog de un tal Florencio F. Boglione que, en una conferencia
de prensa, el actor Russell Crowe “despotricó contra los medios
diciendo que Robin Hood podría ver las cosas de una manera muy
distinta de estar vivo hoy”.

¿Qué dijo Crowe, que ha vuelto a la fama por su papel de Robin Hood en
la película que recientemente abrió el festival de Canes? Lo
siguiente:

“¿Sería él (Robin Hood) político? ¿Se enfocaría en ciertas figuras y
trataría de derribarlas? ¿Sería económico su objetivo? ¿Miraría a Wall
Street y las enormes sumas de dinero con las que la gente se ha estado
dando palmadas en el hombro, y el colapso de las hipotecas de alto
riesgo? ¿O miraría lo que ustedes (los periodistas) hacen para ganarse
la vida y se daría cuenta que la verdadera riqueza yace en la
diseminación de la información? Y mi teoría sería, si Robin Hood
estuviera vivo hoy, vería la monopolización de los medios como el
mayor enemigo”.

Al margen de que en el mundo existen demasiados gobernantes Hood Robin
(Robin Hood al revés, o sea, los que roban a los pobres y ayudan a los
ricos), lo cierto es que estos políticos tan corruptos como
autoritarios no sobrevivirían en los sistemas electorales modernos
(basados en votaciones que no llegan a ser del todo libres porque
están dominadas por la propaganda) sin la complicidad de los grandes
medios de comunicación cuya propiedad, por desgracia, está muy
concentrada.

El gran problema de nuestro tiempo es la dictadura mediática ejercida
por unos cuantos hombres y mujeres económicamente muy poderosos que
controlan diarios, cadenas de televisión, compañías de TV de paga,
radiodifusoras, telefónicas y aun la industria del cine.

Internet, que es el espacio en el que se movería Robin Hood si
resucitara y operara en nuestra época, es una esperanza liberadora en
la medida en que no ha sido posible que sus contenidos los controlen
los que ya son dueños de los medios de comunicación tradicionales.

No, los medios tradicionales que cuentan con enormes cantidades de
dinero no han logrado controlar internet, pero lo siguen intentando. Y
en sus afanes invierten verdaderas fortunas.

Es un hecho que las redes sociales de internet han sido invadidas por
las gigantescas televisoras de todo el mundo, por los principales
diarios y por las estaciones de radio de mayor audiencia. Pero esto no
es, claro que no, una buena noticia.

Desde luego, no se les puede ni se les debe prohibir a los periodistas
tradicionales y a sus patrones participar en las redes sociales. Si
esa es su apuesta de futuro, que le sigan metiendo dinero.

Lo que sí podemos y debemos hacer los ciudadanos que usamos Twitter y
Facebook y el resto de los esquemas de comunicación de la red es
impedir que la dominen los grandes medios cómplices del poder.

Es decir, nuestra principal misión en la red debe ser criticar mucho a
los grandes medios por sus excesos, que son innumerables y muy
dañinos, y festejarles poco lo que lleguen a hacer bien.




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