19 may 2010


Nacho Zavala, el GCE, los “encuestadores” Berrueto y Liébano y Milenio



Federico Arreola


En Milenio, hoy escribe Juan Ignacio Zavala, panista de toda la vida y cuñado de Felipe Calderón, lo siguiente:


“Quiero señalar nuevamente lo que mencioné en este espacio hace dos semanas: el Gabinete de Comunicación Estratégica (GCE) tiene todo el derecho a realizar las encuestas que le venga en gana, a llevar a cabo su labor de consultoría de campañas electorales a lo ancho y largo del país, y más allá, si le parece conveniente. Lo sucedido el domingo con sus encuestas en Mérida son una llamada de atención. Por lo menos para Milenio, si es que piensa seguir con su nombre ligado al de GCE. Algo les salió muy mal. Sus encuestas, previas a las elecciones, daban una diferencia de más de 20 puntos; las de salida dieron 14 puntos y los resultados son de menos de 4 por ciento. Además, asesoran varias campañas priistas, por eso la sospecha está fundada. El asunto es más delicado que hace 15 días”.


Conozco a los personajes de esta historia: a los propietarios y editores de Milenio (fundé este diario como su primer director por encargo de los primeros y contraté a los segundos); a Nacho Zavala, quien fue llevado al periódico desde el primer número por el director editorial original, Raymundo Riva Palacio; a Liébano Sáenz, principal accionista de la encuestadora GCE, un político profesional poco interesado en el periodismo y en la realización de encuestas objetivas (nos presentó Luis Donaldo Colosio quien nos ordenó a ambos ser amigos, y lo somos sin duda, a pesar de tantas diferencias), y desdeluego he tratado a Federico Berrueto, director de GCE, un hombre inteligente que, estoy seguro, debe estar avergonzado por el rumbo que han tomado sus estudios.


Zavala tiene razón: las encuestas de Berrueto y Liébano no pueden ser tomadas en serio como estudios objetivos simplemente porque no lo son. Esos sondeos, de plano, son otra cosa: instrumentos de propaganda del PRI. No tendría nada de malo que Berrueto y Liébano publicaran análisis para favorecer al Revolucionario Institucional o a cualquier otro partido siempre y cuando lo aclararan y no intentaran hacerlos pasar como aportaciones de intelectuales independientes. Tampoco sería malo para Milenio trabajar para el PRI, como claramente lo hace, si lo dijera abiertamente y no pretendiera engañar a la gente con el cuento de una imparcialidad periodística que en esa casa editora simple y sencillamente no existe.


En lo personal, desde hace rato soy un periodista comprometido con una causa, la de AMLO; lo reconozco, el que quiere me lee, el que no, no, pero no engaño a nadie.


La encuestadora profesional María de las Heras renunció a Milenio argumentando que ella no podía publicar sus trabajos en las mismas páginas en que se difundieran los de Liébano y Berrueto. María no los acusó de trabajar para el PRI (ella también, como Roy Campos y muchos encuestadores, venden sus estudios al PRI y a otros partidos); esta mujer, nada más, cuestionó fuertemente la calidad técnica de GCE, que a juzgar por sus resultados es bastante mala.


Creo que Zavala y María tienen razón: las encuestas de Berrueto y Liébano son muy malas y, además, están hechas para favorecer al PRI al difundirse en un medio de comunicación con la etiqueta de estudios imparciales.

Conociendo como conozco a los propietarios y a los editores de Milenio, estoy seguro de que estos no ignoran que lo expresado por Nacho Zavala y María de las Heras es cierto. Si, a pesar de eso, difunden encuestas mentirosos elaboradas para apoyar a un partido político determinado sin aclararlo con toda honestidad, hay que atribuirlo a la crisis económica y, esto es, a la necesidad legítima de obtener recursos de donde sea en la actual época de vacas flacas para los medios de comunicación. El problema es que en el pecado van a llevar la penitencia.





No hay comentarios.: