18 ene 2010



Piñera limpio en 2010, Calderón sucio en 2006





Federico Arreola


Respeto y aprecio a Jorge Fernández Menéndez, columnista de Excélsior y comentarista de radio en Imagen. Este periodista, honrado sin lugar a dudas, simpatiza con Felipe Calderón y su gobierno. Dijo en su texto de este lunes en el diario dirigido por Olegario Vázquez Aldir:


“El presidente Obama, que creó un organismo destinado a la reconstrucción de Haití encabezado por los ex presidentes Bill Clinton y George Bush, en el discurso de presentación del mismo… agradeció el apoyo brindado por varios países a Haití, pero entre ellos no nombró a México… ¿Qué estamos haciendo mal?, ¿por qué, pese a la solidaridad y la ayuda, no parece que estuviéramos presentes como país en la crisis haitiana, tanto como para no ser incluido en una lista de más de una docena de naciones reconocidas por ello?”.


Jorge culpa al mal trabajo diplomático del gobierno de Calderón. Pero esto solo explica parte del problema. En mi opinión, la principal causa de que México haya visto disminuido prestigio en el extranjero está en la forma en la que Calderón llegó al poder (sin la legitimidad que da un triunfo realmente democrático en las urnas) y en lo que ha hecho para intentar, sin éxito, legitimarse: provocar en el país una absurda, y sin duda ya totalmente perdida por el gobierno, guerra contra algunas organizaciones del narcotráfico, mientras deja en paz a otras.


En lo personal no me molesta la orientación ideológica de los políticos, sino su moral. El problema de Calderón, así, no es su derechismo, sino la forma en la que se quedó con la Presidencia en 2006: mediante un gran fraude en el que participaron el gobierno panista de Vicente Fox, el PAN, los gobernadores del PRI, líderes sindicales como Elba Esther Gordillo y los mayores empresarios de México.


Me alegra, sin duda, el triunfo, limpio, transparente, claro de Sebastián Piñera en Chile. Este hombre, un auténtico representante de la derecha, será un gobernante respetado en el mundo simplemente por su origen democrático. Si hace bien su trabajo, y podrá hacerlo porque arranca con el apoyo de todo su pueblo, izquierdistas incluidos, su nación será mencionada, evidentemente, en la próxima lista que haga Obama de países relevantes cuando algo pase en América Latina.


La única diferencia entre la derecha chilena y la mexicana, es que aquella ganó con limpieza en 2010, mientras que la nuestra hizo trampa en 2006. Pequeño detalle, enorme contraste.




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