25 feb 2009


Las Pifias Económicas del Calderonismo


Enrique Kato.

Haciendo un breve recuento de: en qué momento nos encontramos , podemos iniciar con varias voces que vaticinaban que Estados Unidos entraría en una recesión económica. Las malas noticias fueron llegando rápidamente desde los primeros meses del año pasado y el clima de negocios, en aquel país, se fue deteriorando aceleradamente; fuimos conociendo las quiebras de las empresas en el sector hipotecario y financiero y hacia el tercer trimestre de 2008 ya se trataba, no sólo, de problemas financieros sino de una crisis económica de escala mundial.

Las expectativas en México eran de dos tipos, no obstante que hoy se encuentren ambas rebasadas. En la primera se comparaba la desaceleración económica que se avecinaba y se trataban de hacer cálculos retomando los malos años económicos que tuvo Estados Unidos en 2001, sin embargo aquellas lecciones son insuficientes para la magnitud de los retos vigentes. Los datos del último trimestre de 2008 se han ido acumulando mostrando una caída sumamente acelerada en todos los indicadores de la economía nacional.

Una segunda visión, la cual se tenía apenas, hace unos meses, es que la evolución de la economía iba a ser lenta, cercana a cero, y su duración prolongada. Los datos recientes muestran que el deterioro de la economía estadounidense -y la mexicana también-, viene cobrando una tendencia muy adversa, y cada vez en forma más importante. Estamos presenciando que los malos meses pueden prolongarse, pero además con una tendencia negativa acentuada.

Muchas opiniones desfavorables en México surgieron del Foro organizado en el poder legislativo. El gobernador del Banco de México apuntaba que nunca antes, en la historia económica del mundo: Estados Unidos, Europa y Japón habían entrado en recesión al mismo tiempo. Y de igual forma señaló que tampoco se había presenciado que todas las variables económicas alrededor del mundo mostraran signos de malos tiempos económicos en forma tan sincronizada.

La integración mundial fue un proceso intenso en las últimas décadas, es por ello que ahora podemos hablar sin ambages de una economía mundial, no como una suma o una yuxtaposición de países, sino como una verdadera economía mundial donde el consumo -el mercado destino de la producción- de unos países ( México incluido) se ubica a muchos kilómetros de distancia fuera de las fronteras.

Bajo este panorama en nuestro país ya no sólo los funcionarios públicos cuentan con el privilegio de la información, en el foro del Senado , se ha escuchado el balance y perspectiva de la situación actual por el segundo hombre más rico del mundo, Carlos Slim, quien entre otros aspectos resaltó que ante la dimensión de los retos actuales convendría tomar decisiones para evitar lamentarnos en un futuro. Hizo un paralelismo no con los malos años de Estados Unidos en 2001, sino con la grave crisis mexicana de 1994. Las cifras más recientes y los pronósticos para este año y los siguientes no darían soporte a tal escenario, no obstante el entorno se ha modificado tan rápidamente -para mal- que el futuro cercano es poco promisorio.

Y por cierto, el Foro del Senado -como lo hemos mencionado en ocasiones anteriores- se llama: México ante la crisis ¿Qué hacer para crecer?

Ante tan malos augurios, León Bendesky, colaborador de La Jornada , apunta que se requiere de congruencia , de una expectativa común de las autoridades públicas en materia de economía. En buena medida esa consistencia o congruencia no se ha logrado por la alta incertidumbre que persiste en la evolución de la economía nacional y mundial; y por el conflicto de intereses de las partes.

Mientras tanto las respuestas que se han encontrado en China y en otros países asiáticos han sido otorgar apoyos a sus ciudadanos para acelerar el crecimiento de sus mercados internos y para encontrar socios comerciales en países similares dentro de la región. Esas lecciones las conocemos, en nuestro continente, desde la primera mitad del siglo XX con los economistas de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe ; lecciones que van de regreso .

Convendría no sólo esperar a ver los resultados -seguramente favorables- en Asia , sino tomar decisiones de inmediato. Hay que buscar la consistencia entre los actores económicos, pero no se debe dejar de actuar para no dejarse llevar por la inercia, la cual también sigue mostrando una tendencia a la baja.

No podemos dejar de mencionar el esfuerzo del nuevo gobierno encabezado por Barak Obama , en Estados Unidos , al que recientemente el Congreso ha aprobado un plan de rescate económico por más de 800 mil millones de dólares y que va encaminado no sólo al rescate financiero e industrial, sino sobre todo a crear empleos y estimular la demanda, es decir el poder adquisitivo de la población, en forma tal que ahora el 95% de los contribuyentes recibirá disminución de impuestos, lo que contrasta enormemente con la realidad de México donde en forma contraria se esta buscando ampliar la base fiscal y de hecho se han incrementado los impuestos, no se diga de las protesta que ha generado el aumento de los precios a la energía eléctrica, al diesel y la gasolina.

Lo que se puede ver en el diseño de las políticas económicas del gobierno ilegitimo de Felipe Calderón, como una parte importante, es que se aferran a los escenarios que habían diseñado en el segundo semestre del año pasado y esto no esta ayudando porque para mala fortuna han cambiado radicalmente, sobre todo por la profundidad de la crisis, así mientras se empecinan en defender el tipo de cambio, las otras variables se han deteriorado, de tal forma que al final de cuentas esta variable podría no tener ninguna importancia si la producción se debate en la quiebra, como se ha venido señalando ante la caída de la producción manufacturera que alcanza cifras históricas; de manera que se podría llegar a tener una paridad por debajo de los 15 pesos por dólar, pero ya no tendríamos la planta productiva para hacer mercancías.

Lo que sí se ha venido demostrando es que es mejor apostar hoy día por los propios mercados internos, y la creación de demanda , que estar privilegiando los mercados externos y la exportación, si a fin de cuentas en una situación de crisis, como la actual, los capitales externos no se interesan por nuestra economía nacional, y mucho menos no hay nadie ansioso de comprar nuestras mercancías. De ahí que se tenga que replantear no sólo el crecimiento o desarrollo “para que”, sino incluso la viabilidad de las medidas, que hasta ahora el gobierno federal parece haber paralizado o dejando que sea la propia dinámica económica la que resuelva un problema que de suyo, en términos teóricos, debe resolver.

Debe de quedar muy claro que el problema no es que quiebre la industria, sino las consecuencias tan adversas que se crean en la población con el gran desempleo que se generaría.




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