13 feb 2009


Astillero
Julio Hernández López
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■ Y de pronto...

■ Revelaciones despechadas

■ Pleito de poderes


Durante más de año y medio, Diana Isabel Pando buscó difundir la grabación dejada involuntariamente en un teléfono celular por Luis Téllez, en la que menciona que Carlos Salinas de Gortari se había robado “la cuenta secreta” y le había hecho mucho daño al país. Involucrada sentimentalmente en una relación de Internet con quien entonces era directivo del Grupo Carlyle, Pando buscó desde finales de 2007 a periodistas de la ciudad de México para darles a conocer el audio de los comentarios acusadores y algunas copias de los correos electrónicos que con sabor azucarado se habían cruzado ella y su coqueto amigo a distancia. La relación epistolar cibernética está llena de detalles que pintan de cuerpo entero la vida agitada de un tecnócrata lleno de compromisos importantes pero con tiempo para las frivolidades mundanas. Redactada entre inglés y español, la correspondencia lo mismo incluía un cuestionario que Pando enviaba bajo el título de “99 things that make me HAPPY (deliriously) HAPPY...!!!” y que Téllez contestaba renglón tras renglón para contrastar sus gustos con los de su interlocutora, todo en inglés, que referencias de citas y viajes por realizar. Lo esencial de ese material de escándalo también fue hecho llegar a personajes del círculo cercano a Andrés Manuel López Obrador en el tercer trimestre de 2007. Empeñada en demostrar su relación de intimidad con el ahora funcionario, la denunciante llegó a aportar confidencias en las que involucraba a profesionistas egresados del ITAM, a mujeres “de sociedad” de la capital del país e incluso a alguna periodista supuestamente recomendada por Téllez para que escribiera en el suplemento político de un colorido diario capitalino.

Pero nunca tomó carácter público la grabación en que Téllez acusa de ladrón a Salinas sino hasta ayer, cuando Carmen Aristegui la dio a conocer en el noticiario que conduce en una estación radiofónica de MVS, causando un revuelo que desplazó de la atención pública el duelo de poderes entre el presidente formal del país y el dueño real de buena parte de ese mismo país y que, en los tableros específicos del enfrentamiento que se ha dado entre esos personajes de elite, significó un golpe seco a favor de Carlos Slim y un impensado enredo para el gabinete calderonista emberrinchado. Así como Marcial Maciel ha caído de los altares legionarios por mantener relaciones heterosexuales y no por la ampliamente documentada comisión de pederastia contra algunos de sus presuntos hijos espirituales, el actual secretario de Comunicaciones y Transportes ha entrado en el torbellino informativo por lo que dijo en una comida familiar en Cancún respecto a las raterías de quien había sido su jefe administrativo y político.

Por lo pronto, el alto funcionario felipista ha salido ante los medios para aceptar que son ciertas las palabras grabadas en 2006, aunque reconoce no tener pruebas ni base para sostenerlas en público años después. El episodio ha generado de inmediato la exigencia de que Téllez renuncie a su cargo y que se dé seguimiento judicial a esas palabras que lo clasificarían como cómplice al haber conocido de ese saqueo a la nación y no haberlo denunciado oportunamente (todo lo cual es simple ruido de temporada, pues no es comprobable lo que la voz popular asume como verdad pero jurídicamente es indemostrable, en cuanto a que Salinas se hubiera embolsado esas partidas expresamente escamoteadas a cualquier forma de supervisión; así, al no haber indicios firmes de ese delito, tampoco habría complicidad y, si algo se pudiera intentar, seguramente las eventuales faltas habrían prescrito. Pero se está en tiempos electorales y, más concretamente, del gran duelo de poder entre el felipismo dizque contrario a los monopolios y la firma priístamente expansiva de Carlos&Charlie).

En ese encuadre, la renuncia del tecnócrata Téllez significaría una victoria para el bando de los Carlos, Slim y Salinas, que desde flancos distintos concurren en el torpedeo al titular de la SCT. Para el empresario non se abrirían posibilidades de negociación sobre temas atorados actualmente, en especial los relacionados con operaciones telefónicas en las que el calderonismo quiere montar a competidores de la empresa dominante sobre las redes de ésta y, el motivo central de las riñas recientes, la autorización para que el gran consorcio carlista pueda sacrificarse prestando servicio de televisión. El ex presidente (se habla de Salinas, no de Calderón, que es una especie de ex pero en pálidas funciones) se estaría cobrando los tocamientos políticos de pierna que en público se propinaron Calderón y Zedillo y de los cuales se dedujo que ciertos personajes relacionados con el (formalmente) priísta estarían más firmes que nunca, sobre todo el mencionado Téllez, sobre el que ya se venía la tormenta de la renuncia de la subsecretaria Purificación Carpinteyro y el amago de que ella daría a conocer una serie de irregularidades graves cometidas por el mencionado Luis Carlyle. Aunque una primera lectura sugiera lo contrario, para Salinas sería una gran ganancia, por encima del chacoteo sobre sus pillerías con la partida presidencial secreta, el reconducir al Niño Perdido de Los Pinos hacia el regazo experto y estabilizador del C2 (C&C) y alejarlo de las nefastas influencias del Zedillo motero. Con la vista puesta en 2012, todo se vale.

Y, mientras el país sigue hundiéndose, con jóvenes en las calles regiomontanas protestando contra los abusos militares, con la administración Obama emitiendo sus primeras expresiones de preocupación por la violencia contigua, con los panistas tomando la tribuna de San Lázaro para oponerse a una medida buscada por Calderón, con el IFE anunciando que castigará a los felinos retadores quitándoles unos cuantos pelos de a millón de pesos, y con la violencia criminal y la devaluación avanzando, ¡feliz fin de semana!




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