9 feb 2009


Astillero
Julio Hernández López
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

■ El rife del IFE

■ Entre magos y catavinos

■ ¿Quién se lleva los dólares?


Todo el andamiaje institucional relacionado con las elecciones está deslegitimado de origen, tanto por el contenido faccioso que los partidos imprimieron a los nombramientos de funcionarios que por ello están obligados al agradecimiento a quienes los inventaron o habilitaron, como por la consustancial debilidad de esas estructuras y personajes ante los poderes reales de este país (el dinero, los grandes medios electrónicos, la criminalidad expresa –el narcotráfico y sus rubros anexos–, y la rapacería impune de gran parte de la clase política).

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, por ejemplo, está presidido por una mujer que presume de gran amistad con Margarita Zavala, la esposa del ocupante formal de Los Pinos, y al mismo tiempo es susceptible de influencia importante por parte del grupo cerrado que acompaña en su búsqueda del 2012 a Manlio Fabio Beltrones. María del Carmen Alanís agrega a esos ingredientes, muy preocupantes en quien debe coordinar los esfuerzos justicieros en los conflictos electorales, su propia historia de pleitos de poder en el IFE con Luis Carlos Ugalde y, luego, en un tramo laboral fuera de nómina, la venta de servicios de asesoría de lujo a la banda de buscadores de presupuesto público para fines particulares que se llamaba Partido Alternativa Socialdemócrata y Campesina. La Fiscalía Especial para la Atención de Delitos Electorales, dependiente de la PGR, está en condiciones parecidas. Su titular, Arely Gómez González, constituye un caso comprobado de tráfico de influencias y de utilización de cargos públicos para promociones políticas como la que le llevó de un puesto estratégico en la oficina del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación a la actual Fepade, donde sus coordenadas políticas son definidas por Televisa y por grupos políticos con intereses en las contiendas electorales de cuyas irregularidades punibles habrá de tomar nota la fiscal Gómez de dados cargados.

Con todo, le toca la peor parte a los nueve miembros con voz y voto del consejo general del IFE. Sus designaciones provienen sin sombra de duda de un auténtico reparto de botín entre piratas de la política, con la asignación de cuotas para cada partido y, en el caso del presidente, Leonardo Valdés Zurita, la utilización del tufo de izquierda que aún le quedaba para convertirlo en materia de uno de los giros de colaboracionismo que los Chuchos perredistas han tenido con el felipismo, al improvisarlo como presunto triunfo del PRD en la cúpula del IFE cuando los referentes actualizados de LVZ estaban en los servicios a Felipe Calderón y el PAN. Más débiles que la camada que encabezó Luis Carlos Ugalde (lo que ya es mucho decir) y con la etiqueta de sus sastrerías políticas a la vista, los consejeros generales del periodo leonárdico parecen irremediablemente condenados a dar las peores notas en los procesos comiciales a su cargo. Pero he ahí que, de pronto, en un evidente acto de soberbia, el duopolio televisivo, y otras firmas menores, le han ofrecido al desguanzado IFE una oportunidad dorada de reivindicación, así fuera parcial y breve. No será fácil que se vuelva a aparecer en el abollado radar de ese instituto una posibilidad así para recomponer la imagen y aparentar fuerza. Sólo con un tanque de oxígeno de este tamaño podrán sobrellevar las jornadas venideras de duro trabajo y feroces pruebas los consejeros electorales de pulmones mínimos.

Ahora bien, a Luis Carlos Ugalde le gustaba la magia desde joven e hizo estudios profesionales de esas artes de engaño mucho antes de que llegara al IFE. Leonardo Valdés Zurita es catador de vinos y degustador de buenos platillos (en León, donde daba clases antes de ser habilitado por los Chuchos y el felipismo como consejero presidente del instituto del circo electoral, Valdés y su esposa, Beatriz Calderón, instalaron Agatha, una academia de gastronomía). El primero terminó su carrera de prestidigitación numeral entre abucheos del público y una especie de retiro obligado de la vida pública (da clases en una universidad privada y ha escrito su testimonio denominado Así lo viví, título en el que dicen que hubo fraude, porque originalmente era “vi”, pero los mapaches duplicaron la palabra). El segundo está ahora en riesgo de agriar el vino de la muy diluida confianza ciudadana en las paupérrimas instituciones electorales si es que en nada o en muy poco queda el escándalo de las maniobras dolosas de las televisoras respecto a los espots electorales. La verdad es que al tal IFE no le queda más que rifársela de verdad, sin engaños ni medias tintas, sin engaños burocráticos ni maniobras legaloides. Sólo así podría aspirar a alcanzar un respeto mínimo, que necesitaría confirmaciones continuas, en los tiempos ríspidos en curso.

Astillas

Nadie sabe, nadie supo: transacciones electrónicas de elite transfieren diariamente reservas nacionales en dólares a cuentas bancarias sin que se informe quiénes son los compradores y con qué criterios específicos se hacen esas operaciones a domicilio cibernético. La crisis global habrá de significar la aparición de privilegiados que ganen lo que otros pierden. En México es urgente saber quiénes se están beneficiando de la presión al peso y de la colaboración del Banco de México y la Secretaría de Hacienda para seguir alimentando el apetito especulativo imparable de los tiburones hasta hoy anónimos. ¡México, creo en ti!... Y, mientras la administración felipista le sigue buscando ruido al chicharrón minero, con una fijación contra los caciques sindicales que no se ve en su relación con similares ámbitos como el petrolero y el magisterial, por citar algunos, ¡hasta mañana, con las fisuras inocultables en el panismo neoleonés por los caprichos impositivos de Germán y Felipe en la candidatura a gobernador de la entidad, una tragicómica imitación fallida del dedazo priísta a cargo de aprendices indolentes y torpes!



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