11 feb 2008

Astillero

Julio Hernández López
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Empanizado, el presidente del IFE

Impulso blanquiazul guanajuatense

Ayuda solidaria de los chuchos

Izquierdismo como coartada

El nuevo consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, fue impulsado al cargo por el Partido Acción Nacional y sus colaboradores perredistas de Nueva Izquierda para tener la coartada de que un hombre de pasado “izquierdista” es el responsable de los procesos electorales venideros (una presunta segunda versión de José Woldemberg). La clave de la designación de ese personaje menor está en Guanajuato, desde donde la candidatura de V. Zurita fue promovida por miembros del partido blanquiazul ligados a la defensa de los hermanos Bribiesca, al bufete de Diego Fernández de Cevallos, a los proyectos políticos de Carlos Medina Plascencia y Juan Carlos Romero Hicks y a la sastrería que zurció la ley electoral guanajuatense para que Vicente Fox pudiese ser gobernador. Del lado del sol azteca se contó con la ayuda solidaria del chuchista senador Carlos Navarrete, también guanajuatense.

Dejando atrás la ciudad de México, Valdés Zurita llegó hace tres años a esa entidad como maestro de la Universidad de Guanajuato, dominada por Juan Carlos Romero Hicks, quien fue rector de esa casa de estudios, gobernador de la entidad hasta 2006 y, actualmente, antitético director del Conacyt . Según escribió Luis Miguel Rionda en el Correo de Guanajuato, el ahora presidente del IFE “echó raíces muy rápidamente en nuestra sociedad local. No se limitó a sus actividades académicas. Se comprometió con el desarrollo de la calidad en el área de los servicios culinarios, y junto con su esposa Beatriz Calderón invirtió todos sus ahorros en la apertura de una academia de gastronomía, Agatha, que ha contribuido a formar expertos culinarios y sommeliers en León y la región. Él es un experto catador de vinos finos, en congruencia con su gran cultura humanística”.

Pero no era ése el único punto de contacto del especialista con una entidad que en 2006 arrojó una desbordada votación para Felipe Calderón y un buen número de acusaciones y sospechas respecto al manejo electoral fraudulento necesitado de especialistas. El senador Carlos Navarrete dijo ayer a Mariana Almanza, reportera de El Sol del Bajío, que “en 1993, en el interinato de Carlos Medina Plascencia, cuando se instaló la Comisión para la Reforma Electoral del Estado (Copreg), se contrató un conjunto de especialistas para que les ayudara a arreglar la ley electoral de Guanajuato, y uno de ellos fue Valdés Zurita, quien (…) ayudó a generar la reforma que permitió que en 1995 hubiera una elección extraordinaria, donde fue electo Vicente Fox como gobernador”. El coordinador de los senadores del sol azteca aprovechó para congratularse de que “un profesional formado en la izquierda desde su juventud”, con una “trayectoria semejante” a la de Woldemberg, esté ahora en vías de recuperar la credibilidad del IFE.

Otro motor importante en la historia reciente de Valdés Zurita es Juan Miguel Alcántara Soria, diputado federal panista en dos ocasiones, procurador de Justicia durante el gobierno de Carlos Medina Plascencia y socio del dorado bufete jurídico en el que convergen los intereses de Diego Fernández de Cevallos y Antonio Lozano Gracia. Egresado de la Escuela Libre de Derecho, Alcántara es parte del grupo que trata de abrir camino a la corriente de Felipe Calderón en una entidad dominada por El Yunque, e incluso le organizó (el 8 de febrero de 2006) un almuerzo en Irapuato al que asistieron el gobernador en funciones, Romero Hicks, el candidato a sucederlo, Oliva, funcionarios estatales y empresarios. La reunión fue, en realidad, un pase de charola. Uno de los asistentes, el hotelero Enrique Zavala, dijo a periodistas que se habían recogido donativos individuales de “más de cuatro ceros”. En las especulaciones para integrar el gabinete felipista se mencionó al recolector guanajuatense de fondos en efectivo y sin recibo como posible procurador general de la República. Decidido a hacer política que trascienda los cubículos académicos, Alcántara Soria tomó posesión el pasado 2 de la presidencia del Instituto Guanajuatense de Estudios y Ciencia Política, con la participación destacada de Valdés Zurita.

El pasado viernes, en su columna de El Heraldo de León, Miguel Zacarías detalló otros elementos de “la raíz guanajuatense” del nombramiento de Valdés Zurita: “… uno de los que impulsó el nombre del ahora consagrado fue Luis Fernando Macías”, quien comentó el caso con el diputado Ector (sic) Jaime Ramírez Barba, “y así comenzó la larga odisea” en cuyo curso “Valdés fue entrevistado por diputados federales, y entre otros y otras estaba ahí la legisladora María del Pilar Ortega, a quien le llenó el ojo muy a pesar de sus antecedentes de militante de partidos de izquierda”. ¿Quiénes son esos promotores? Macías fue coordinador de asesores del gobernador panista Juan Carlos Romero Hicks; Ramírez Barba fue diputado federal panista y actual secretario de Salud del gobierno panista de Juan Manuel Oliva, y Ortega es una abogada panista con larga experiencia en asuntos de registros públicos de la propiedad y notarías, pues fue, a partir de 2002, directora general de esa área en Guanajuato, justamente durante un tramo fundamental de la epopeya empresarial en que los hermanos Bribiesca pasaron de la precariedad a la extrema prosperidad económica. María del Pilar Ortega es actualmente diputada federal y, según denuncias de sus compañeros de la primera comisión indagadora de los negocios de los hijos de Marta Sahagún, mediante la firma Construcciones Prácticas fungió como especializada pieza de entorpecimiento y encubrimiento de las investigaciones legislativas relacionadas con datos de registros públicos de la propiedad y notarías.

Pues sí: el nuevo presidente del IFE es un hombre con la izquierda en su pasado, propuesto oficialmente por el segmento chuchista-cardenista (Navarrete y González Garza) del PRD, pero con una fructífera relación con panistas, sobre todo de Guanajuato. ¡Hasta mañana, viendo que Calderón no pudo escoger peor momento para realizar su muchas otras veces pospuesta visita a Estados Unidos: a eso le llaman timing!

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