21 sep 2006

LA MAMA DE CHUCKY COBRA CARO

Serpientes y Escaleras.
Salvador García Soto.
21 de septiembre de 2006.

La maestra sacrificada.

Como si le hiciera un favor a la patria, Elba Esther Gordillo se colocó en la piedra de los sacrificios y dijo estar dispuesta a formar parte del gabinete de Felipe Calderón si el Presidente electo requiere de sus servicios. La profesora que controla al poderoso sindicato de maestros extendió así, en público y desde el Uruguay, donde andaba de paseo, la factura con la que piensa cobrar los muchos y muy variados compromisos que le debe el próximo Presidente de la República.

Elba sabe que es momento de cosechar lo que sembró con Calderón y que, como muchos otros, empresarios, gobernadores, televisoras, secretarios de Estado y hasta el mismo presidente Fox , tienen una larga lista de favores que le van a cobrar al nuevo mandatario. La pregunta es cómo hará Felipe Calderón para cumplir tantos compromisos; ¿le quedará margen para integrar un equipo de gobierno de sus confianzas o con tantas cuotas será sólo "gerente" de un equipo impuesto por sus muchos mecenas en campaña?

Es curioso pero Calderón y su rival Andrés Manuel López Obrador representan los dos extremos en el dilema de un candidato presidencial sobre si debe o no hacer compromisos para llegar al poder. Mientras López Obrador mantuvo siempre una línea fundamentalista de no negociar nada con nadie, ni hacer alianzas que le hubieran permitido lograr los 230 mil votos por los que perdió, Calderón se fue al otro extremo y aceptó toda clase de compromisos, lo mismo con empresarios que con dirigentes como Elba Esther, con tal de vencer a su adversario y conquistar el poder.

Al perredista la exagerada defensa de sus principios -"yo prefiero no ser Presidente a ser un Presidente con compromisos", decía a sus cercanos-, lo llevó a rechazar alianzas que hubieran sido estratégicas para evitar su derrota; al panista la desesperación lo hizo aceptar tantas alianzas y compromisos que hoy enfrenta enormes presiones que pueden reducir al mínimo su margen de maniobra y su capacidad de decisión como gobernante.
Tal vez en su desesperación, cuando estaba 10 puntos abajo de su adversario, Calderón no se dio cuenta que muchos de los que se acercaban a ofrecerle ayuda eran mercenarios que después le cobrarían caros los favores.
Porque antes de buscar a Felipe y ser su entusiasta promotora, Elba Esther Gordillo intentó por varios conductos entrevistarse con López Obrador. La maestra buscó primero a Manuel Camacho Solís. "Dile que necesito hablar con él, que nos conviene a los dos", le dijo. Pero como Camacho no pudo convencer a Andrés Manuel, Elba buscó a Ricardo Monreal, que tampoco pudo conseguirle cita. La chiapaneca recurrió entonces a Socorro Díaz, y ante el fracaso de ésta, ya desesperada, hizo contacto con Nicolás Mollinedo, el célebre chofer de López Obrador. "Dile que sólo necesito cinco minutos, que me dé cinco minutos nada más", pedía la profesora.

La respuesta de Andrés Manuel a los afanes de Elba Esther siempre fue una negativa rotunda. "Si le doy cinco minutos serían los cinco minutos más caros de la campaña; nos costarían unos cinco mil millones de pesos en el gobierno", decía López Obrador al negarse a ver a la maestra.

Y hoy al ver cómo Elba Esther Gordillo se declara dispuesta a sacrificarse para "ayudar" a Calderón -lo que significa que no sólo quiera posición para ella sino para su larga lista de incondicionales a los que busca colocar en el gabinete-, tal vez López Obrador no estaba tan errado sobre los cinco minutos que le pedía la maestra. Hoy Andrés Manuel no tiene compromisos con nadie; claro que tampoco es Presidente.

En AMLO hay dignidad y autoridad moral, y eso no se compra se mama.

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