27 sep 2006

A GOLPE DE YUNQUE

Astillero
Julio Hernández López


URO y FC, suertes atadas
Equipo calderónico Lily Ledy
Oaxaca y la visión neroniana

Los dos puntos rojos de la política nacional son Ulises Ruiz y Felipe Calderón. A uno le impiden asomarse siquiera a las calles de la capital del estado que dice gobernar, mientras al segundo le protestan incluso en presuntos santuarios del conservadurismo, como sería la ciudad de Guanajuato. Pareciera compartir una suerte amarga el par de impugnados a quienes persigue el fantasma del fraude electoral (el oaxaqueño es ampliamente reconocido como un gran maestro de mapachería que, sin embargo, ganó por pequeña y altamente dudosa diferencia oficial a Gabino Cué; de Calderón poco hay que agregar a lo que diariamente se le dice y grita). Y es que permitir la caída del primero significaría alentar el movimiento que busca impedir que el segundo asuma el poder pero, al mismo tiempo, éste, el michoacano, sólo podría llegar a Los Pinos si conflictos sociales como el de Oaxaca son desactivados de la manera menos cruenta posible, es decir, sacrificando al gobernador en fuga y negociando con los grupos civiles desbordados.

El grito de "¡presidente espurio!" soltado en la sesión solemne de toma de posesión de Juan Manuel Oliva como gobernador de Guanajuato demuestra que Calderón está en un camino de inhabilitación oficial hasta para ceremonias protocolarias bajo control militar y partidista. Si eso le sucede al PREP (presunto presidente) en los dominios de El Yunque (el gobernador saliente, Juan Carlos Romero Hicks, se hace llamar Agustín de Iturbide en las sesiones secretas de esa organización de ultraderecha) es de suponerse que la ruta rumbo al primero de diciembre estará marcada por protestas que, contra los cálculos alegres del kindergarten político de Calderón, no han amainado e incluso cada día se hacen más duras y resistentes. Es posible, sin embargo, que ni siquiera sean sólo esas protestas en sí las que mantienen en jaque al michoacano casado con la señora Margarita, sino la diariamente confirmada precariedad analítica, estratégica y ejecutiva de un supuesto mandatario que se mueve por la pasarela de las apariencias (lo mismo las bodas o los bautizos que las ofrendas florales o las ceremonias de corte electoral o de gobierno) con un sostenido aire furtivo, un discurso contradictorio y aguado, y una actitud corporal y anímica propia de quien va perdiendo por goleada un partido del que sólo se espera un muy distante silbatazo final. A Calderón y a su equipo Lily Ledy (muñecas y muñequitos) les falta creatividad política: asidos, cual náufragos comedores de patos en alta mar, a la presunta balsa milagrosa en forma de acta de mayoría de votos y declaración de validez electoral, creen posible llegar a tierra firme con el simple pasar del tiempo que según eso todo cura y hace olvidar.

La política de almanaque (ver pasar los días en espera de que, a pesar de todo, llegue el momento soñado, ¡oh, sí!) se enfrenta sin embargo a la política de incendio que el dinamitero saliente pretende dejar al sedicente relevo. Vicente Fox trabaja con sospechosa aplicación día tras día para construir escenarios de espanto a cuyo centro desea instalar al actor de (poco) carácter llamado Pelencha (el orden de los factores declarados por Manuel Espino no afectan el producto: chaparrito, pelón y de lentes, describió el presidente del PAN a quien entonces era candidato presidencial). El más explosivo de esos foros es evidentemente el de Oaxaca, donde el esposo de la señora Marta pretende cumplir pactos con el priísmo sosteniendo a uno de los preciosos gobernadores de este México coñaquero, al muy repudiado Ulises Ruiz. Sostener al tal Ulises sólo será posible mediante un baño de sangre en Oaxaca, pero ese escenario de diazordacismo potenciado parece ser altamente apetitoso para un presidente neroniano (Pasta de Conchos, Atenco y Ciudad Lázaro Cárdenas son algunas de las hojas que forman su corona) que sueña con ejercer maximatos (a pesar de haber sido un presidente minimalista) sobre un apocado sucesor sometido en la fotocopiadora política, a pesar de la breve talla de origen, al formato de reducción.

La suerte del empresarial Fel IP (de por sí complicada por la multiplicación de las protestas en su contra) parecería entonces sujeta al ejercicio de la fuerza pública. Frente a la astucia de sus opositores que se cuelan por doquier, no parece ser suficiente la desmedida cobertura militar que se le da en cada acto público al que asiste (no faltan especulaciones en que se habla de que los militares no están nada convencidos del uso de la fuerza para enfrentar diferencias que debieran ser resueltas mediante la política). Pero tampoco parecen encontrar esos panistas acorralados más salida para los muchos conflictos sociales provocados por el foxismo (que toca la lira frente a la Roma incendiada) más que el uso ejemplar de la fuerza pública para -ellos creen- apaciguar los ánimos sublevados y abrir camino al paso libre y vitoreado de quien entonces sería entendido como el verdadero salvador de la Patria Ordenada (a golpes) y Generosa (con los grandes empresarios), el gran Felipe de las manos impías que habría de resucitar políticamente de entre los muertos (Franco y Pinochet aplaudirían, uno desde la tumba, el otro al borde de ella, íntimamente gratificados).

Oaxaca es, pues, la clave. Represión o diálogo. Alianza escatológica con el PRI para sostener a Ulises o golpe de timón que tire al tricolor para tratar de preservar al blanquiazul. Suerte compartida del par de impugnados que hoy constituyen los puntos rojos de un mapa político y social caliente.

Y, mientras hoy son vistas y oídas en la Otratele (en la página de Internet de La Jornada) la crónica y las entrevistas con dirigentes de la marcha oaxaqueña que se dirige a la ciudad de México (realizadas por el único periodista del Distrito Federal presente en esa caminata, Juan Bautista) y, ¡por fin!, la entrevista completa con Víctor Hernández, del Sendero del Peje, más los escuálidos comentarios políticos del día hechos por este tecleador convertido en voceador nocturno, ¡hasta mañana, en esta columna que ya ve en las próximas elecciones al doctor Simi convertido en candidato independiente (la política como muy redituable negocio de varios personajes de apellido González Torres: del Niño Verde a VGT)!

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