1 nov 2009


Las mentiras y la productividad en LFC




Antonio Gershenson


Las mentiras no son ninguna novedad, especialmente con el régimen actual, que empezó desde la campaña electoral ofreciendo el oro y el moro. Es más: contrastamos más esas mentiras diciendo y diciéndonos la verdad. Pero ahora se dieron vuelo, y lo vamos a ver más en detalle.

Toda la campaña contra Luz y Fuerza del Centro (LFC) y contra el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) se basa no sólo en decir falsedades, sino en ocultar hechos plenamente oficiales, firmados incluso por representantes directos del gobierno federal.

El 16 de marzo de 2008 se firmó un convenio de productividad entre los representantes de LFC y del SME. Firmaron también, como testigos de honor, los secretarios de Energía, del Trabajo y Previsión Social, y de Hacienda y Crédito Público. Esta última tienen mucha razón de ser, pues la ausencia de inversión pública en la mencionada paraestatal ha sido uno de los elementos básicos de la falta de productividad.

En este convenio se establece, entre otras cosas, lo siguiente:

Si “se determinara, en su caso, que los procesos pueden ser desarrollados con un menor número de trabajadores en las respectivas áreas, el personal que quede sin actividad será reubicado en aquellas áreas que requieran más personal en términos del propio proceso de reingeniería, previa capacitación... la plaza que deje el trabajador que sea reubicado no genera una vacante”. Esto implica una reducción gradual del personal.

“Las partes se comprometen a implementar un programa de capacitación, para que el personal desarrolle y ejecute nuevas y múltiples funciones.” Esto muestra que la afirmación, durante la campaña contra este sector de la industria eléctrica, de que si a un chofer se le baja una llanta, no va a arreglarla él solo, es de mala fe, pues ya había un proceso en marcha para cambiar esa situación.

“El sindicato se compromete a coadyuvar con LFC en el objetivo de disminuir las pérdidas de energía no técnicas, hasta alcanzar, al 30 de noviembre de 2012, un nivel de pérdidas similar al resto del sector eléctrico nacional.” También estaba en proceso esto, por lo que las palabras oficiales en el sentido de que había más de estas pérdidas en LFC que en el resto del sistema también ocultaban que esto estaba ya también en proceso de corrección. También, “el gobierno federal, a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, procederá a la asunción de la deuda de LFC.”

¿Por qué los funcionarios han silenciado todo esto? Y debemos agregar que se estableció, en el mismo convenio, que la ya existente Comisión Mixta Permanente de Productividad, en la que participan LFC y el SME, va a trabajar al respecto, y ha estado evaluando resultados. Según fuentes sindicales, el nivel de cumplimiento que resultó de estas reuniones y evaluaciones, y de un balance general de resultados 2008, fue superior a 90 por ciento. No he visto desmentidos ni otras versiones.

Tampoco están entre los hechos públicos anteriores a la liquidación las acusaciones de ineficiencia. Los hechos públicos van por otro lado.

Pese a que las elecciones en el SME –que fueron un hecho de la vida interna de ese sindicato– habían sido en junio de este año, el 5 de octubre la Secretaría del Trabajo niega la toma de nota de los candidatos que resultaron elegidos, incluido el secretario general.

En señal de protesta, hubo una marcha del SME a Los Pinos el 8 de octubre.

Dos días después, el sábado 10 de octubre, se produce la ocupación masiva, por fuerzas policiales y militares, de los centros de trabajo de Luz y Fuerza del Centro. El día siguiente, domingo 11, se decreta y comunica en el Diario Oficial la liquidación de LFC.

Por más que, entre tantas mentiras, se dijo que no se trataba de una privatización, la mayor parte de quienes sustituyeron a los miembros del SME en su trabajo son empleados de empresas privadas de fuera del área central, todo indica que contratadas por la Comisión Federal de Electricidad (CFE).

Se habla, en lo general, de los apagones del pasado. Pero los funcionarios ocultan hasta cuándo pueden extenderse los apagones –algunos de varios días y de áreas extensas– que se han producido desde que un grupo de personas de la CFE y muchos empleados de sus contratistas privados están a cargo de la misma región.

Este es el pretendido sustento de las agresiones contra LFC y contra el SME.



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