9 dic 2007


Calderón, la retórica cavernaria

carlos acosta córdova

México, D.F., (apro).- Todavía no encuentra el presidente Felipe Calderón un estilo propio para comunicarse con la gente. Ni siquiera hay certeza de que lo esté buscando. Lo que sí es cierto es que cada vez se parece más a Carlos Salinas de Gortari, aunque sólo en la parte retórica, en el discurso.

Como candidato dio muestras reiteradas de ello, y como presidente ya van varias. Las últimas, en los días previos al primer aniversario de su gestión, durante su discurso del primero de diciembre y en los días posteriores, en los que sus estrategas de comunicación social armaron una burda campaña de entrevistas en medios electrónicos en los que el presidente se dedicó, lastimosamente, ante los pobres resultados en muchos frentes, a decirle al país que no podíamos estar mejor.

Y, sí, como Salinas, el presidente ha empleado un discurso en el que la autocrítica está ausente de manera ostensible. Ni siquiera un “vamos bien pero tenemos que redoblar el esfuerzo” de las fórmulas retóricas del priismo. No, a un año de gobierno calderonista, el mensaje que se pretende a golpe de entrevistas en radio y televisión y del infame bombardeo de spots --¡todo el día!-- de la Presidencia y de las secretarías de Estado, es: “estamos mejor que nunca, qué bien se están haciendo las cosas, cómo trabaja el gobierno, uff, por el bienestar de los mexicanos”.



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