Televisa y la libertad de expresión

sábado, 13 de octubre de 2007

Por Alvaro Cepeda Neri

Prólogo Político

No es por el dinero, dijo el estadounidense-mexicano Emilio Azcárraga Jean. Y, sin embargo, es por el dinero la campaña mediática encabezada por el duopolio televisivo, tras haber degradado a sus periodistas a simples lenguas aflojas, bajo el "liderato" de Paty Chapoy. Orador principal en la Conferencia de las Américas, el casi dueño de Televisa, con el cuchillito de palo que blandieron sus locutores (y los de Salinas Pliego), al intentar un golpe blando (primer paso hacia el golpismo nazifascista) insistió en que la prohibición para que partidos y terceros compren propaganda electoral, es un ataque a la libertad de expresión. Sólo falta que Azcárraga mande a Krauze a continuar con la misma burrada.

Si la partidocracia aumentó fue por su alianza-complicidad con las televisoras, donde de a millón el minuto y otro tanto por entrevista, más las inyecciones millonarias de empresarios para favorecer sus intereses, se trasladó (en lugar del Estado de Partidos) el poder de elegir a la Televisión de Partidos. No es en las urnas donde los ciudadanos deciden, sino en "la mala maestra", como llama fundamentadamente Karl R. Popper a la televisión. Televisa y sus filiales que casi integran un monopolio y haciendo segunda TV-Azteca, no tienen una mínima asesoría jurídica ni política que les hubiera hecho un mejor trabajo que asirse al clavo ardiendo de la libertad de expresión. Confundieron, de mala leche y les salió el tiro por la culata, a ese derecho con limitar los abusos de candidatos, partidos y financiamientos oscuros.


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