17 dic 2011


Desfiladero
Benedicto XVI: una limosnita para Peña Nieto

Jaime Avilés
Nada es gratuito. Salinas, Azcárraga, Roberto Hernández, Germán Larrea, los capitostes de la ultraderecha que domina, saquea y explota a 110 millones de mexicanos, han caído en trance de pánico frente a las elecciones de 2012, para las cuales no tienen candidato a la Presidencia –Peña Nieto se les ponchó y se les desinfla día a día; los tres merolicos panistas no son menos risibles y… paren ustedes de contar–, pero tampoco tienen proyecto viable –las reformas estructurales” son una exigencia de las empresas españolas (en el ámbito laboral) y de las agencias de Estados Unidos (respecto de la llamada “seguridad nacional”)–, así que han decidido cerrar filas con el oscurantismo de la vela perpetua, echando mano de sus representantes en el Congreso.

El salinista Francisco Rojas y la antiabortista Beatriz Paredes (PRI), el garcialunista Javier Corral (PAN), la parasitaria congregación de los camachuchos (PRD), así como la banda de los caballeros que encabeza el que no sabe leer, ni conoce el monto del salario mínimo, ni el precio del kilo de tortillas, porque no es la-señora-de-la-casa (EPN), aprobaron anteayer, a troche y moche, una reforma al artículo 24 de la Constitución que –si los senadores la ratifican– permitirá, entre otras cosas, las siguientes:

Que los alumnos de las escuelas públicas se vean obligados a estudiar la religión católica y a demostrar sus conocimientos al respecto, presentando exámenes orales que, en caso de no aprobar, les impedirán avanzar en su formación académica.

Que en los canales de la televisión abierta –por decir algo, en programas como el de López Dóriga o Alatorre– intervengan sacerdotes como analistas políticos o conductores de sus propios espacios informativos (imaginen el reality show En el confesionario, con el vocero de la arquidiócesis de México, Hugo Valdemar, director del semanario Desde la fe).

Que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) presente candidatos a los puestos de elección popular, con lo que en las cámaras habría bancadas de curas y monjas.

O que las fuerzas armadas asistan a misa vistiendo uniforme, y las tropas confiesen y comulguen, y sus capellanes las conforten y bendigan, exhortándolas a pelear como cruzados medievales.

Gracias al PRI, al PAN, a la derecha perredista, acaudillada por Manuel Camacho y Marcelo Ebrard, con la venia de Elba Esther Gordillo; gracias a Televisa y Tv Azteca, al obispo Onésimo Cepeda y al arzobispo Norberto Rivera Carrera; gracias a El Yunque, a los legionarios de Cristo, al Opus Dei y a la ultramontana Casa sobre la Roca, que pastorea el reverendo Felipe Calderón Hinojosa, México podría llegar a ser, constitucionalmente, gobernado por una teocracia, como la de cualquier país fundamentalista islámico.

Decenios de deseducación televisiva, de promoción del analfabetismo, de combate al hábito de la lectura, de fomento al sedentarismo audiovisual, culminaron con el ascenso al poder de los rancheros salvajes de Guanajuato (que se cultivaron deleitándose con las obras completas de José Luis Borgues y Rabina Gran Tagora), a quienes sucedieron los latinistas michoacanos (“castigaremos severamente a quienes irrumpan la ley”, dijo el ayatola Calderón en un discurso de 2007) y con ellos se enseñorearon de la SEP Josefina Vázquez Mota y Alonso Lujambio, autores de la trepanadora reforma educativa, que eliminó la enseñanza de la ética y la lógica en la secundaria y de la filosofía en la prepa.

Ahora bien, si la clase política mexicana padece una prolongada crisis de legitimidad (dos gobiernos espurios, surgidos de fraudes electorales entre 1988 y 2006), las finanzas del Vaticano no atraviesan por uno de sus mejores momentos. El endeudamiento de la zona euro, que azota con particular dureza a los países del grupo Pegi (Portugal, España, Grecia e Italia), se refleja en la captación de limosnas que recibe la Santa Sede en los cepos de sus incontables sucursales, que suelen convocar a sus benefactores tremolando el canto broncíneo de sus campanas.

En su reporte financiero más reciente, que hizo público el sábado 2 de julio de 2011, el Vaticano informó que después de trabajar con números rojos de 2006 a 2009, sus ingresos en 2010 fueron de 356 millones de dólares (mdd) y sus gastos ascendieron a 340 mdd, lo que le dio una modesta ganancia de 16 mdd. Sin embargo, añadió, las donaciones que recibió de sus templos en el mundo, “lo que se conoce como el óbolo de San Pedro, cayeron 15 mdd con respecto a 2009, y totalizaron 67 mdd”, lo que representa una disminución de 18 por ciento.

Así que nada es gratuito. Ante el peligro de que el pueblo de México vote por el dirigente opositor que ofrece crear siete millones de nuevos empleos en 2013 (tal como lo hizo Roosevelt en 1933), regresar a las fuerzas armadas a sus cuarteles, detener el baño de sangre y actuar con honestidad, amor y justicia para impulsar la reconstrucción del país, la ultraderecha y sus partidos (PRI-PAN-PRD) le ofrecen a Benedicto XVI la liquidación del Estado laico y millones de pesos derramados en fervorosas y espontáneas limosnas, esperando a cambio de ello que, durante la segunda quincena de marzo del año entrante, pocos días antes del inicio de las campañas electorales (que arrancan el primero de abril), Herr Ratzinger aclare a los “pinches proles” quién sigue siendo “un peligro para México”, es decir, para la olinarquía.

Lozano se fuga

Para Javier Lozano Alarcón, el pianista panista que hasta el pasado miércoles fungió como secretario del Trabajo en el gabinete calderónico –puesto desde el cual arrojó al desempleo a 42 mil electricistas de la compañía de Luz y Fuerza del Centro y a 8 mil empleados de Mexicana de Aviación– acaba de comenzar un periodo de gran incertidumbre en su vida.

Susceptible de ser acusado penalmente, como presunto corresponsable del aparente fraude maquinado que condujo a la ruina a la aerolínea más antigua de México, Lozano vivirá los próximos meses fingiendo que sonríe, para disimular que en realidad estará pasando aceite, pues la larga lista de actos no necesariamente lícitos en que estuvo involucrado como funcionario público –desde el caso Zhen Li Yegon, hasta la entrega de la fibra óptica de Luz y Fuerza a Televisa– podrían frustrar sus aspiraciones de “servir a sus paisanos” desde el Senado.

Ahora que ha renunciado al fuero constitucional, los abogados de los sindicatos y las empresas que contribuyó a destruir podrían indiciarlo (o sea, señalarlo con el índice para que lo investiguen los tribunales) y ponerlo en serios aprietos. Por eso, mientras no recobre el fuero, si es que logra ser electo el domingo primero de julio, estos meses le parecerán eternos.

Por otra parte no menos tenebrosa, para cerrar su amargo año represivo con un broche de venganza, la rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, Esther Orozco, despidió al titular de la editorial de esa institución, el poeta Eduardo Mosches. La directora de Difusión Cultural, Nora Huerta Guajardo, fue hasta su despacho, le exigió que lo desocupara y abandonara el edificio. Mosches, dirigente sindical de la UACM, ha denunciado en reiteradas ocasiones que Huerta Guajardo carece de título universitario y por ello no debería ejercer el cargo que ilegalmente ocupa… Dado el clima de emergencia nacional que vivimos, Desfiladero no tomará vacaciones. El próximo sábado no se pierdan “Twitter para principiantes”, un bonito regalo navideño.

jamastu@gmail.com
@emiajseliva

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