22 ago 2010


Desfiladero

¿Presas por abortar? El Yunque aceptó liberarlas



Jaime Avilés


El cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo de Guadalajara



Gracias a la dictadura económica implantada en 1982 por la olinarquía, hoy por hoy, de cada 100 mexicanos, 92 no pueden ir al cine por falta de dinero (Víctor Ugalde, La Jornada, 14/08/10). Por esto, muchos lectores han escrito para preguntar si Los hombres que no amaban a las mujeres, película sueca de reciente estreno, habla del gobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, y del arzobispo de Guadalajara, Juan Sandoval, máximos dirigentes de la ultraderecha en nuestro país.

Mientras el purpurado llama “maricones” a los homosexuales (o sea, bichos inferiores en la escala biológica) y, en medio de la peor crisis moral de la Iglesia católica en siglos, insulta a Marcelo Ebrard y a los indefendibles (pero esta vez políticamente correctos) ministros de la Tremenda Corte que aprobaron la adopción de niños por parejas del mismo sexo, los talibanes del Bajío, agobiados por la presión nacional e internacional, preparan, disfrazada de “clemencia”, la liberación de las seis jóvenes campesinas presas por abortar, bajo el cargo de “homicidio”.

El Yunque se repliega –cede lo menos para retener lo más–, en medio del remolino de hechos tragicómicos en que se hunde lo que resta del “gobierno” federal. En Nuevo León, otro alcalde muere asesinado. En Chihuahua, cierran la mayoría de los centros de desintoxicación de drogadictos porque las fuerzas armadas no son capaces de protegerlos para evitar que en su interior ocurran nuevas matanzas. En Tampico, Reynosa, Matamoros, Altamira y otras poblaciones de Tamaulipas, las calles pertenecen a los cárteles, no a los ciudadanos, y mucho menos a las “autoridades”.

A dos años de la firma del acuerdo para la seguridad, que se fijó 21 metas, Calderón no cumplió ninguna, pero mantendrá sus absurdas políticas en la materia hasta que se vaya del poder, esto es, del país. Esto es lo trágico: el autor de nuestra nueva guerra civil y causante de la muerte de 28 mil personas ya fue derrotado en todos los órdenes, pero seguirá dando palos a tontas y a locas, rompiendo todo a su alcance, como un niño desquiciado bajo los flecos de una piñata que nunca golpeará.

Lo cómico es que a 26 días de la esperadísima fiesta bicentenaria, las calles de Dolores Hidalgo –el pueblo donde Calderón recitará loas a nuestra Independencia de España, que él y Fox destruyeron otorgando contratos leoninos a los monopolios ibéricos– parecen narcofosas y la lluvia entorpece la reparación de los caminos que unen al antiguo curato con las ciudades cercanas. Si los presidentes invitados no llegan en helicóptero tendrán que viajar en vehículos con ruedas de oruga.

En el Paseo de la Reforma, Calderón no acabará a tiempo el nuevo edificio del Senado (ya no lo estrenará para el bicentenario, sino tal vez para el centenario). Tampoco inaugurará la Estela de Luz (¿en recuerdo de Luz y Fuerza del Centro?) en Chapultepec. La obra será terminada, según el secretario de Educación, en noviembre de 2011, a un costo tres veces mayor que el original.

La notoria incapacidad del grupúsculo que se robó la Presidencia en 2006 se refleja en todo lo que hace pero, sobre todo, en lo que no hace. Entre abril y junio de 2010, el felipato se guardó, porque no supo cómo gastar, 7 mil 206 millones de pesos que estaban contemplados en el presupuesto federal para cubrir necesidades específicas y concretas de seis secretarías (Educación, Agricultura, Medio Ambiente, Comunicaciones y Transportes, Economía y del Trabajo), así como del Conacyt y la PGR. Pero mientras la SEP dejó de aplicar mil 766 millones de pesos en el pasado trimestre, esta semana empezó a suprimir los turnos vespertinos de al menos 200 secundarias capitalinas, lo que afectará los ingresos de 5 mil profesores y los estudios de miles de adolescentes.

En la costa de Jalisco, bajo el manto protector del cardenal Sandoval, el góber piadoso, Etilio González Márquez, ordenó a la policía demoler hoteles y restaurantes populares en la bahía de Tenacatita, donde un consorcio español (¡viva el 15 de septiembre, coño!) construirá un palacio para turistas de cinco estrellas. Fotografías en poder de esta columna muestran a los uniformados asoleándose en la playa ante las ruinas de modestos establecimientos como Las Brisas, Rosas, Los Primos, El Chato y El Riscal, cuyos empleados y propietarios fueron desalojados con violencia, como los habitantes de La Malinche en la delegación Magdalena Contreras.

Ahora bien, el colmo de los colmos de la catástrofe calderónica (hasta el momento) ocurrió la noche del martes en el aeropuerto Benito Juárez. Un avión de Mexicana Link, con 46 pasajeros a bordo, estaba por despegar hacia Campeche cuando la lluvia, y la Comisión Federal de Electricidad, provocaron un apagón en las pistas. La nave regresó a la terminal. Más tarde, con todos sus pasajeros nuevamente sentados en la cabina, sufrió una descompostura. Y después de horas de espera, sin recibir comida ni bebida, hombres, mujeres, niños y bebés fueron sacados del aparato, por la Policía Federal Preventiva, como terroristas.

La aerolínea, otrora propiedad de la nación, fue vendida a precio de ganga por Vicente Fox a Gastón Azcárraga en 2005. A cambio, este empresario hotelero fue uno de los más entusiastas promotores de la campaña “López Obrador es un peligro para México”, y mientras tanto saqueó Mexicana, y no contento con ello, pidió y obtuvo un préstamo de mil millones de pesos que no destinó a sanear la firma. Por último, hace días, la declaró en quiebra. Por supuesto, Calderón no lo sancionará en modo alguno, pero pilotos, sobrecargos, personal de tierra y clientes que compraron boletos que ahora no los llevarán a ninguna parte, no serán protegidos por nadie.

En este contexto –en el que Ebrard enfrenta dignamente al tenebroso príncipe de los católicos de Jalisco, y lo hace en nombre del Estado laico y los derechos de las minorías (pero sigue atosigando a los opositores a la supervía y trata con doble cara a los vecinos de Tlalpan que lograron la clausura definitiva de una gasolinera construida ilegalmente, pues por un lado los respalda y por el otro impugna la sentencia del tribunal que ordenó la demolición de la obra)–, el gobernador de Guanajuato dijo ayer en el programa radial de Carmen Aristegui, por boca de su procurador de Justicia, Carlos Zamarripa, que reducirá “a ocho o 10 años máximo” las sentencias de 25 a 30 años de cárcel impuestas a las seis jóvenes campesinas condenadas por abortar.

Éstas saldrán de los penales de Puentecillas y Valle de Santiago en pocos días. De tal modo, los talibanes del Bajío se quitarán de encima la presión de la ONU, el Senado y los medios nacionales y extranjeros, pero no la de millones de mujeres y hombres en todo el país que seguirán luchando contra el oscurantismo hasta que Guanajuato derogue las leyes que criminalizan el aborto, brinde educación sexual y anticonceptivos a los jóvenes en edad reproductiva y adopte la Ley General de Acceso para las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Y como esta batalla no termina sino apenas empieza, ustedes pueden consultar en Internet la página http://presasporabortar.blogspot.com, donde ya se encuentra en español, inglés, francés, alemán e italiano un texto que resume este conflicto, y que en señal de la simpatía que han despertado los casos de Araceli, Ofelia, Liliana, Susana, Ana Rosa y Yolanda, pronto estará disponible también en ruso, coreano, polaco y holandés, pero si alguien conoce a quien pueda trasvasarlo al japonés y al portugués, o a cualquier otra lengua de la Tierra, por favor, dígale que su ayuda sería de gran utilidad .

jamastu@gmail.com



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