México SA
Calderón gastó en el “Informe” lo que recortó a la UNAM
Faraónicas prestaciones de “servidores públicos”
Faraónicas prestaciones de “servidores públicos”
Carlos Fernández-Vega
Quebrar una empresa, del tamaño que se imagine, es relativamente fácil. Todo depende de las carencias y excesos de su dueño o de quién esté a cargo de su administración, pero resulta verdaderamente complicado quebrar a un país, como lo ha hecho (uno de sus logros”, hay que reconocerlo) Felipe Calderón y su “muy buen equipo económico, tal vez uno de los mejores del mundo” (según la atinada definición del propio inquilino de Los Pinos en la más reciente cumbre en Davos), quienes en vez de manejar las finanzas nacionales como tales y en beneficio de sus dueños, los mexicanos, lo han hecho como si se tratara de una empresa prestada, lejana.
Como si no se hubiera dado cuenta, como si se tratara de algo imprevisto, de una suerte de rayo letal salido de quién sabe dónde, ahora Felipe Calderón advierte que la situación de las finanzas públicas “es verdaderamente preocupante”. Lerdo reconocimiento del inquilino de Los Pinos, que se añade al ya famoso shock que de las mismas recientemente reconoció el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, justo cuando aplicaba el segundo tijeretazo del presupuesto de egresos correspondiente a 2009.
Consciente como está de la gravedad del problema, al sorprendido Calderón no se le ocurrió mejor idea que lanzar la susodicha advertencia en pleno acto faraónico disfrazado de “mensaje a la nación” (al cual, por cierto, muy pocos mexicanos dedicaron tiempo y atención en televisión y radio; 1.7 puntos de rating, según los primeros resultados), el cual, de acuerdo con cifras conservadoras, costó al erario algo así como una tercia de cientos de millones de pesos (espots incluidos), lo que revela el elevadísimo grado de conciencia sobre la gravedad del estado de salud de las finanzas públicas.
Entre frase y frase (la de Calderón y la de Carstens) y en medio de una feroz crisis tardíamente reconocida por quienes debieron ser los primeros en actuar, alrededor de 85 mil millones de pesos fueron recortados del presupuesto de egresos correspondiente al presente año, y aplicaron la tijera justo donde no debían –algo usual en los gobiernos neoliberales mexicanos–, como por ejemplo el sector educativo, al que le “borraron” alrededor de 3 mil millones de pesos (para dar una idea, costó más el faraónico “informe” calderonista que el “ahorro” por el recorte a la UNAM). La justificación de ambos fue “no hay dinero”, luego entonces es necesario “ahorrar” y se fueron por los citados 85 mil millones de pesos.
Pues bien, como “no hay dinero” y la situación de las finanzas públicas es “verdaderamente preocupante” (Calderón dixit), una cantidad idéntica a la recortada presupuestalmente –85 mil millones de pesos– resulta de lo que los mexicanos pagaron por atender puntualmente las voluminosas, ofensivas, faraónicas prestaciones de los llamados “servidores públicos” (los sueldos y salarios se contabilizan aparte), en el entendido de que a mayor cargo, mayores beneficios.
Para el primer semestre del año el secretario Carstens anunció –luego de proceder, desde luego, y con la venia del inquilino de Los Pinos– un recorte al gasto público por 35 mil millones de pesos, es decir, el monto prácticamente exacto de lo que a los mexicanos les costó pagar, puntualmente, las prestaciones de los “servidores públicos”. Ya encarrilado, el doctor “catarrito” procedió a tijeretear 50 mil millones adicionales dadas las “carencias” reportadas en el segundo trimestre de 2009, monto por demás coincidente con los poco más de 50 mil millones de pesos que se pagaron, en igual lapso, a la heroica cuan resultona burocracia nacional por concepto de prestaciones.
Así es, la situación de las finanzas públicas es “verdaderamente preocupante”. En plena crisis, con el citado shock a todo lo que da, 85 mil millones de pesos en prestaciones no sólo es un insulto, sino una verdadera agresión a los mexicanos, y a ese monto falta agregar lo recibido –que no es poco– por los igualmente resultones integrantes de los poderes Legislativo y Judicial, amén de las percepciones de quienes cobran en el Instituto Federal Electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y demás organismos que también manejan los recursos de la nación.
Sólo por prestaciones, donde duerme el señor Calderón gastaron más de un millón de pesos diariamente (incluidos sábados, domingos y días festivos) a lo largo del primer semestre del año, de los que más de 85 por ciento se destinó al pago de las prestaciones de quienes ocupan las primeras posiciones en la nómina. Lo anterior sin considerar otros gastos corrientes, como la sedienta cuan multimillonaria adquisición de agua embotellada, refrescos y bebidas espirituosas; el oneroso mantenimiento de macetas, galletitas y café, entre tantos otros, que sin duda son prioritarios para la nación, al igual que el vergonzoso gasto en propaganda. Y si el recorrido se amplía a las dependencias del Ejecutivo, especialmente las principales oficinas del gabinetazo, las erogaciones son verdaderamente insultantes para quienes pagan al rey y su corte: los mexicanos, a los que ni siquiera tienen la delicadeza de recomendarles que coman pasteles.
México ocupa la última posición en la OCDE en calidad educativa; nuestros niños sufren, y mucho, cada que se presenta la prueba PISA; no levantan en ciencias, lectura y/o matemáticas, pero eso es lo de menos, porque la Secretaría de Educación Pública, con Josefina Vázquez Mota de encargada, se da el lujo de gastar 256 millones de pesos para celebrar el día del maestro 2009, mientras Elba Esther eroga 50 millones para comprar camionetas de lujo y distribuirlas entre sus cuates. ¿Y la capacitación del magisterio? Para eso no hay lana, ergo, nuestros niños sufrirán más y junto a ellos la nación. Y así por el estilo, donde uno apriete.
¿En serio no se dieron cuenta? Entonces, doblemente ineficientes, por llamarle de alguna manera.
Las rebanadas del pastel
Tanto que criticaron al “gobierno obeso” de los tiempos priístas, tanto que utilizaron ese calificativo para justificar el desmantelamiento del aparato productivo del Estado, la privatización a ultranza, la venta de garaje, y resulta que a la vuelta de la esquina, con ellos a cargo de la tienda, hoy más que nunca el gobierno no sólo es “obeso”, sino ineficiente y deleznable… El Club de Periodistas de México invita a su 57 Foro “Balance a tres años: ¿mitad del camino o final del mandato?”. Participan Manuel Bartlett Díaz, Jaime Cárdenas Gracia, Yuri Serbolov, Abraham García Ibarra y este tecleador. Moderan Celeste Sáenz de Miera y José Manuel Orozco Garibay. La cita es a las 18 horas en Filomeno Mata 8, Centro Histórico.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx
Como si no se hubiera dado cuenta, como si se tratara de algo imprevisto, de una suerte de rayo letal salido de quién sabe dónde, ahora Felipe Calderón advierte que la situación de las finanzas públicas “es verdaderamente preocupante”. Lerdo reconocimiento del inquilino de Los Pinos, que se añade al ya famoso shock que de las mismas recientemente reconoció el secretario de Hacienda, Agustín Carstens, justo cuando aplicaba el segundo tijeretazo del presupuesto de egresos correspondiente a 2009.
Consciente como está de la gravedad del problema, al sorprendido Calderón no se le ocurrió mejor idea que lanzar la susodicha advertencia en pleno acto faraónico disfrazado de “mensaje a la nación” (al cual, por cierto, muy pocos mexicanos dedicaron tiempo y atención en televisión y radio; 1.7 puntos de rating, según los primeros resultados), el cual, de acuerdo con cifras conservadoras, costó al erario algo así como una tercia de cientos de millones de pesos (espots incluidos), lo que revela el elevadísimo grado de conciencia sobre la gravedad del estado de salud de las finanzas públicas.
Entre frase y frase (la de Calderón y la de Carstens) y en medio de una feroz crisis tardíamente reconocida por quienes debieron ser los primeros en actuar, alrededor de 85 mil millones de pesos fueron recortados del presupuesto de egresos correspondiente al presente año, y aplicaron la tijera justo donde no debían –algo usual en los gobiernos neoliberales mexicanos–, como por ejemplo el sector educativo, al que le “borraron” alrededor de 3 mil millones de pesos (para dar una idea, costó más el faraónico “informe” calderonista que el “ahorro” por el recorte a la UNAM). La justificación de ambos fue “no hay dinero”, luego entonces es necesario “ahorrar” y se fueron por los citados 85 mil millones de pesos.
Pues bien, como “no hay dinero” y la situación de las finanzas públicas es “verdaderamente preocupante” (Calderón dixit), una cantidad idéntica a la recortada presupuestalmente –85 mil millones de pesos– resulta de lo que los mexicanos pagaron por atender puntualmente las voluminosas, ofensivas, faraónicas prestaciones de los llamados “servidores públicos” (los sueldos y salarios se contabilizan aparte), en el entendido de que a mayor cargo, mayores beneficios.
Para el primer semestre del año el secretario Carstens anunció –luego de proceder, desde luego, y con la venia del inquilino de Los Pinos– un recorte al gasto público por 35 mil millones de pesos, es decir, el monto prácticamente exacto de lo que a los mexicanos les costó pagar, puntualmente, las prestaciones de los “servidores públicos”. Ya encarrilado, el doctor “catarrito” procedió a tijeretear 50 mil millones adicionales dadas las “carencias” reportadas en el segundo trimestre de 2009, monto por demás coincidente con los poco más de 50 mil millones de pesos que se pagaron, en igual lapso, a la heroica cuan resultona burocracia nacional por concepto de prestaciones.
Así es, la situación de las finanzas públicas es “verdaderamente preocupante”. En plena crisis, con el citado shock a todo lo que da, 85 mil millones de pesos en prestaciones no sólo es un insulto, sino una verdadera agresión a los mexicanos, y a ese monto falta agregar lo recibido –que no es poco– por los igualmente resultones integrantes de los poderes Legislativo y Judicial, amén de las percepciones de quienes cobran en el Instituto Federal Electoral, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y demás organismos que también manejan los recursos de la nación.
Sólo por prestaciones, donde duerme el señor Calderón gastaron más de un millón de pesos diariamente (incluidos sábados, domingos y días festivos) a lo largo del primer semestre del año, de los que más de 85 por ciento se destinó al pago de las prestaciones de quienes ocupan las primeras posiciones en la nómina. Lo anterior sin considerar otros gastos corrientes, como la sedienta cuan multimillonaria adquisición de agua embotellada, refrescos y bebidas espirituosas; el oneroso mantenimiento de macetas, galletitas y café, entre tantos otros, que sin duda son prioritarios para la nación, al igual que el vergonzoso gasto en propaganda. Y si el recorrido se amplía a las dependencias del Ejecutivo, especialmente las principales oficinas del gabinetazo, las erogaciones son verdaderamente insultantes para quienes pagan al rey y su corte: los mexicanos, a los que ni siquiera tienen la delicadeza de recomendarles que coman pasteles.
México ocupa la última posición en la OCDE en calidad educativa; nuestros niños sufren, y mucho, cada que se presenta la prueba PISA; no levantan en ciencias, lectura y/o matemáticas, pero eso es lo de menos, porque la Secretaría de Educación Pública, con Josefina Vázquez Mota de encargada, se da el lujo de gastar 256 millones de pesos para celebrar el día del maestro 2009, mientras Elba Esther eroga 50 millones para comprar camionetas de lujo y distribuirlas entre sus cuates. ¿Y la capacitación del magisterio? Para eso no hay lana, ergo, nuestros niños sufrirán más y junto a ellos la nación. Y así por el estilo, donde uno apriete.
¿En serio no se dieron cuenta? Entonces, doblemente ineficientes, por llamarle de alguna manera.
Las rebanadas del pastel
Tanto que criticaron al “gobierno obeso” de los tiempos priístas, tanto que utilizaron ese calificativo para justificar el desmantelamiento del aparato productivo del Estado, la privatización a ultranza, la venta de garaje, y resulta que a la vuelta de la esquina, con ellos a cargo de la tienda, hoy más que nunca el gobierno no sólo es “obeso”, sino ineficiente y deleznable… El Club de Periodistas de México invita a su 57 Foro “Balance a tres años: ¿mitad del camino o final del mandato?”. Participan Manuel Bartlett Díaz, Jaime Cárdenas Gracia, Yuri Serbolov, Abraham García Ibarra y este tecleador. Moderan Celeste Sáenz de Miera y José Manuel Orozco Garibay. La cita es a las 18 horas en Filomeno Mata 8, Centro Histórico.
cfvmexico_sa@hotmail.com - mexicosa@infinitum.com.mx
Dinero
Todos unidos por el cambio (Tucam)
Banorte, Cuenta Fuerte
Abusos en el Conservatorio
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Enrique Galván Ochoa
La enjundiosa pieza oratoria del licenciado Calderón –con chicharrita detrás de la oreja, del mismo modelo que usa Obama, para que se creyera que estaba improvisando– tuvo la virtud de imantar, de reunir las voluntades de millones de mexicanos. Efectivamente, es indispensable un cambio; hay que impedir que el país se hunda más. Espontáneamente está surgiendo un movimiento sin estructura ni dirigentes que ha asumido el nombre de Tucam (Todos unidos por el cambio). La denominación de algún modo nos recuerda el Tucom (Todos unidos contra Madrazo), que sonó mucho en los meses previos a la elección presidencial. Sin embargo, hay grandes diferencias. El Tucom contramadracista fue un movimiento interno del PRI, expresaba la incoformidad de los otros aspirantes y sus seguidores: Manuel Ángel Núñez Soto, Enrique Martínez, Arturo Montiel, Enrique Jackson y Tomás Yarrington. El Tucam tiene otra mira: cambiar al partido en el gobierno, el PAN. Agrupa a militantes de todos los institutos políticos, inclusive a panistas honestos y congruentes que compartan la idea de que la salida del PAN de la Presidencia es requisito indispensable para que México comience a salir del atolladero. Son particularmente bienvenidos los empresarios –cualquiera que sea el tamaño de su negocio– y los desempleados. Es un movimiento pacífico, civilizado, no aspira a tirar al gobierno, pero sí a dar a otras agrupaciones –cualquiera menos el PAN– la oportunidad de tomar las riendas de los gobiernos estatales y municipales en los meses que siguen, hasta realizar el gran cambio en el 2012.
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