Dinero
Tres impuestos sobre tu celular
Ni los mensajes de texto se salvarán
El drama de una joven rusa
Ni los mensajes de texto se salvarán
El drama de una joven rusa
Enrique Galván Ochoa
Si prospera la iniciativa fiscal del calderonismo sin cambios, cuando compres una tarjeta de 200 pesos para recargar tu celular deberás pagar tres impuestos: el 15% del IVA actual, el SuperIva de 2% (también conocido como impuesto de la pobreza) y un gravamen especial de telecomunicaciones del 4%. Total: 21%. De los 200 pesos que pagues el gobierno se quedará con 42, tú recibirás menos tiempo para tus llamadas. Lo mismo sucederá con el servicio telefónico regular, el de Internet y la televisión por cable y satelital. ¿Y los mensajes de texto que mandas por tu celular? Tampoco se salvarán. Ya se inconformaron varias empresas del sector: Telcel, que forma parte del grupo Slim, Nextel, Alestra, Maxcom y Marcatel. Si alguna duda cabía de que los mexicanos pagamos los servicios más caros del planeta, ya no quedará ninguna. Como vía de comparación, mencionaré los impuestos que paga un usuario de la telefónica Sprint-Nextel de Estados Unidos.
Negociando a media luz
Aunque Felipe Calderón apela al patriotismo para que abnegadamente carguemos con la cascada de gravámenes, en escenarios totalmente faltos de esa virtud cívica los representantes de su gobierno negocian fría y duramente el reparto de la recaudación. Al otro lado de la mesa tienen a los gobernadores, quieren su parte del botín y no darán órdenes a sus diputados para que aprueben el paquetazo hasta quedar satisfechos. Lo malo es que los consumidores no tienen a nadie que los represente en la mesa de las negociaciones.
Negociando a media luz
Aunque Felipe Calderón apela al patriotismo para que abnegadamente carguemos con la cascada de gravámenes, en escenarios totalmente faltos de esa virtud cívica los representantes de su gobierno negocian fría y duramente el reparto de la recaudación. Al otro lado de la mesa tienen a los gobernadores, quieren su parte del botín y no darán órdenes a sus diputados para que aprueben el paquetazo hasta quedar satisfechos. Lo malo es que los consumidores no tienen a nadie que los represente en la mesa de las negociaciones.
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