8 sep 2009



La fuerte caída de Ebrard



Por Federico Arreola
07 de Septiembre, 2009 - 20:38


El movimiento de resistencia necesita que Marcelo Ebrard Casaubón esté fuerte. Pero el jefe de Gobierno del Distrito Federal cada día está más débil. Mala noticia.
El diario Reforma, en sus encuestas trimestrales de evaluación del jefe de Gobierno, reportó este lunes una caída en la aprobación de Ebrard ¡de 13 puntos!
El periódico de Alejandro Junco de la Vega afirma que el nivel de aprobación ciudadana a la gestión de Marcelo Ebrard cayó de 66 a 53 por ciento en el último trimestre.
Pocos gobernantes, en cualquier lugar del mundo, han caído tanto en tan poco tiempo.
¿La razón?
Según Reforma, los cortes en el suministro de agua que han tenido lugar en el Distrito Federal.
Pero eso solo explica una parte, la menos significativa, del problema de Ebrard.
El hecho fundamental para entender la caída de Ebrard es su insensata entrega a dos factores de poder absolutamente despreciados por el ciudadano progresista de la Ciudad de México: el primero, Felipe Calderón; el segundo, los grandes medios de comunicación al servicio de Calderón, de Enrique Peña Nieto, de Beatriz Paredes y en general del PRI y del PAN.
A Ebrard le han fallado sus asesores de imagen, como Roy Campos, que le han convencido de que le resulta ventajoso ser muy amigo de Televisa, Milenio, Radio Fórmula, Excélsior, El Universal y el propio Reforma, y de que, al mismo tiempo, tiene que ir poco a poco reconociendo la legitimidad (inexistente, por cierto) de Felipe Calderón por la vía de participar en actos con este y su gabinete.
Por otra parte, a Ebrard lo han engañado los comentaristas de los grandes medios que lo elogian ahora tanto como en el pasado elogiaban al, ya fracasado, presidente del PRD, Jesús Ortega.
Lo único que no puede uno ignorar, si no quiere pasar por falso, es su origen.
Al margen de que Ebrard fue un priista importante, él llegó a la jefatura de Gobierno porque así lo quiso el movimiento -electoral en 2006, actualmente en resistencia- encabezado por Andrés Manuel López Obrador.
Si Ebrard olvida, como a veces es el caso, que a él se le eligió jefe de Gobierno para apoyar un proyecto de profundo cambio político, se seguirá desplomando en las encuestas.
Es una pésima noticia para la resistencia civil que, de cualquier modo, seguirá expresándose en las calles, en las plazas, en el internet, en donde se pueda, lo quieran o no los gobernantes perredistas aburguesados que hasta parecen avergonzarse de haber pertenecido al movimiento.




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