1 feb 2010



México SA


El verdadero “peligro para México”

Más deuda, crisis económica, devuación y desempleo





Carlos Fernández-Vega

Apunto de cumplir cuatro años aquel inmisericorde bombardeo mediático que el minicandidato panista recetó a los mexicanos en la campaña electoral de 2006, vale preguntarse: ¿dónde quedó la histérica propaganda calderonista que a los ciudadanos advertía sobre el peligro” que para el país representaba “la creciente deuda pública” del Distrito Federal, y subrayaba que de llegar su enemigo a la Presidencia de la República “nos va a endeudar más, vendrá una crisis económica, devaluación y desempleo”?

La duda surge tras que la Secretaría de Hacienda tuvo a bien notificar a los mexicanos que en los hechos y en sólo tres años, el verdadero peligro para México (Felipe Calderón y asociados) incrementó la deuda pública en casi 5 puntos porcentuales, al llevarla de 20.2 por ciento del PIB en diciembre de 2006 a 24.9 por ciento en igual mes de 2009 (independientemente de que llegó la crisis económica, la devaluación y el desempleo), de tal suerte que el adeudo per cápita (la rebanada de débito que en promedio le toca a cada mexicano, recién nacidos incluidos) pasó de 18 mil 860 a 28 mil 553 pesos entre una fecha y otra. ¡Qué bueno que le “preocupaba” el tema!

Y qué bueno, también, que el “peligro para México” era el saldo de la deuda pública del Distrito Federal, porque de acuerdo con el reporte de la SHCP, “durante los tres primeros años del gobierno de Felipe Calderón, México aumentó su endeudamiento, interno y externo, en un billón 74 mil 929.8 millones, equivalente a un crecimiento de 54.2 por ciento, al pasar de un billón 980 mil 247.7 millones a 3 billones 55 mil 177.5 millones de pesos, revela el Informe de finanzas públicas y deuda pública al cuarto trimestre de 2009. Los informes oficiales precisan que la deuda interna aumentó 58 por ciento de diciembre de 2006 a diciembre de 2009, al pasar de un billón 547 mil 112.1 millones de pesos a 2 billones 451 mil 750.7 millones de pesos. Por su parte, la deuda externa registró un incremento de 16 por ciento. En los tres años de la presente administración la deuda externa pasó de 39 mil 806.6 millones de dólares a 46 mil 208.8 millones” (La Jornada, Israel Rodríguez).

Cuando el de la histérica campaña mediática se sentó en Los Pinos, la misma Secretaría de Hacienda, en idéntico informe, resumió: “al concluir 2006 el saldo de la deuda neta del gobierno federal se ubicó en un billón 980 mil 247.7 millones de pesos. De este monto, el 78.1 por ciento está constituido por deuda interna y 21.9 por ciento por deuda externa. Como porcentaje del PIB, la deuda del gobierno federal se ubicó en 20.2 por ciento, correspondiendo 15.8 por ciento a la deuda interna y 4.4 por ciento a la deuda externa”.

Entonces, ¿dónde quedó la “advertencia” y el “peligro para México”? La primera, en barata propaganda electorera, que lamentablemente algunos consumieron, y lo siguen haciendo; el segundo, cómodamente sentado en Los Pinos, al frente de una ineficiente cuan costosísima maquinaria que se endeudó, tan sólo en el primer trienio de estancia, a razón de 41 millones de pesos por hora sin que dicho endeudamiento se haya traducido en desarrollo, fortalecimiento económico nacional ni bienestar para la población. Por el contrario, al cierre de 2009, el año del “catarrito”, cada uno de los 107 millones de mexicanos debe (por obra y gracia de Felipe Calderón y asociados) 28 mil 553 pesos, es decir, 9 mil 693 pesos más (51.4 por ciento de incremento) que el primero de diciembre de 2006, cuando el minicandidato fue impuesto en Los Pinos. Son los mismos mexicanos que a cambio del incremento de la deuda per cápita han recibido creciente desempleo, ingreso pulverizado, devaluación, crisis económica sin precedentes, más impuestos y carestía, pero eso sí, con millones y millones de promesas y discursos.

De acuerdo con la estadística del Inegi, cada hogar mexicano tiene 4.3 integrantes, en promedio, de tal suerte que al cierre de 2009 cada uno registraba un adeudo de 122 mil 777.9 pesos por cortesía de Calderón y su propaganda histérica (contra 81 mil 98 pesos tres años atrás), independientemente del que por decisión propia contrató en el trienio. Si después de estas cifras (oficiales todas ellas) queda alguna duda sobre el verdadero peligro para México, favor de preguntar en Los Pinos.

De pasadita, vale mencionar que Felipe Calderón y su costosísimo aparato propagandístico pueden permanecer tranquilos, porque el “motivo” de su histérico bombardeo mediático en tiempos de la campaña electoral de 2006 (léase “el peligro” que para el país representaba “la creciente deuda pública” del DF) no ha pasado a mayores. De acuerdo con el informe de la Secretaría de Hacienda, “el gobierno (de esa entidad) había presentado durante dos décadas una tendencia ascendente en el saldo de la deuda; a mediados de la administración pasada (léase la de López Obrador) el GDF comenzó a desendeudarse en términos reales; es importante destacar que la estrategia de refinanciamiento de la deuda se realizó cuando las condiciones financieras eran favorables, permitiendo con ello disminuir el riesgo de los efectos macroeconómicos que pudieran presentarse después de 2007. Las condiciones financieras contratadas entonces hubieran sido imposibles en las circunstancias prevalecientes desde 2008”. En efecto, la deuda pública del Gobierno del Distrito Federal se incrementó, en números cerrados, de 44 mil millones de pesos el primero de diciembre de 2006 a 47 mil 500 millones en igual día de 2009, es decir, un avance de 8 por ciento en el trienio, o lo que es lo mismo, una proporción casi siete veces inferior al ritmo de endeudamiento del gobierno federal, con el inquilino de Los Pinos al frente de la desvencijada orquesta.

Las rebanadas del pastel

Para demostrar que el “cambio” de secretario en la Sedeso funcionó, y que la “nueva política social” no sólo es efectiva, sino de gran alcance, el nuevo titular de esa dependencia, Heriberto Félix Guerra, propuso que los productos piratas decomisados en la República “se vendan a un precio simbólico” (5 a 10 pesos) al voluminoso ejército de pobres que sobrevive en el país. Eso es política social de altura, aunque la aclaración es pertinente: “no se trata de que la secretaría haga un tianguis pirata, sino de que esos productos lleguen en forma transparente y accesible hacia todos los mexicanos… Es sólo un primer paso, ya que habrá que analizar las reformas fiscales y legales necesarias para aprobar la medida. Por lo pronto, los industriales ya escucharon y estarían de acuerdo en el planteamiento, pero aún falta”. No, pos sí.

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