Astillero
¿Quién defiende a México?
EU, incrustado
FC: tocado y a la deriva
Salinas y los cinismos
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FC: tocado y a la deriva
Salinas y los cinismos
Julio Hernández López
ANIVERSARIO DE LA FIRMA DEL PLAN DE IGUALA. Los titulares de las secretarías de Gobernación, Fernando Gómez Mont; de Energía, Georgina Kessel; de Hacienda, Ernesto Cordero, y de Trabajo y Previsión Social, Javier Lozano, durante la conmemoración del Día de la Bandera en el Campo MarteFoto Francisco OlveraPor complicidad, indolencia o incapacidad, Felipe Calderón Hinojosa es hoy un gravísimo peligro para México. Tolerar o auspiciar la injerencia abierta y creciente de Estados Unidos (no sólo en la zona fronteriza norteña, aunque aquí es donde de manera más notable se da ese proceso) es un agravio mayor a los intereses de la nación, una forma de incumplimiento de las obligaciones constitucionales y patrióticas a que está obligado quien, aunque fuera por razones ilegítimas, ocupa el máximo cargo de representación y mando en nuestro país.
El peligroso Factor Calderón (FC) mantiene al país entero en vilo, mostrándose increíblemente orgulloso del desarrollo de su personalísima guerra de reacomodos comerciales del gran negocio del narcotráfico y sometiendo a los mexicanos a una diaria realidad de indefensión y abatimiento, con fuerzas armadas (las policías, el Ejército y la Armada) que en su desbordamiento atropellan legalidad y derechos humanos y con narcotraficantes que conforme a su estatus (promovidos, tolerados o perseguidos) imponen términos de belicosidad e incremento de sus rubros de interés (no sólo el mercadeo de drogas: también secuestros, cobro de plaza, tráfico de personas, etcétera).
Pero, además, ese Factor Calderón de extremo peligro ha generado o permitido que se creen las condiciones adecuadas para que el vecino siempre expansivo (ya no en términos de apropiación de tierras) tenga justificaciones suficientes para intervenir en el manejo del patio trasero que está en propicias condiciones de incendio. Y no sólo el históricamente imperdonable limosneo y venta mediante el caballo de Troya llamado Iniciativa Mérida: allí está, por ejemplo, el cesáreo pulgar de la secretaria Janet Napolitano que ayer ha hecho saber mediante decreto imperial que en Ciudad Juárez no hay estado de derecho y lo que sucede allí es un asunto de seguridad nacional de Estados Unidos. Haiga hecho Felipe lo que haiga hecho, la realidad es que la mártir ciudad fronteriza está absolutamente fuera de control y, por tanto, tenemos legitimidad para intervenir y meter orden es el mensaje de la secretaria gringa de seguridad interior.
Mas no son solamente palabras. The Washington Post informó también ayer que en Ciudad Juárez ya hay agentes estadunidenses “incrustados”, y por más que el embajador mexicano en Washington pretendió negar el punto con generalidades, sin precisar si la información es falsa o cierta, los indicios muestran que la mano gringa ya está absolutamente metida en la franja fronteriza (la masacre de jóvenes en Ciudad Juárez acabó sirviendo de detonador de una escalada de inestabilidad política y social que acaba sirviendo a los planes metiches de los halcones vecinos).
Frente a todo ello, el presunto jefe de la institucionalidad mexicana, el antes mencionado Factor Calderón, seguía a la deriva: tocado, se metió a refutar las acusaciones de selectividad pro Chapo que le ha lanzado el diputado Clouthier Carrillo, arguyendo que pelea contra todos y no protege al Intocable (en EU, un capo no protegido, Osiel Cárdenas, era condenado a 25 años de cárcel); dejó en el arroyo político a su todavía secretario de gobernación, Fernando Gomón, al decir que éste seguirá allí mientras quiera (es decir, si sigue en Bucareli es por aferrado) y avivó la versión de que pondrá en esa secretaría a un político de mayor perversidad y tosudez como sería Juan Molinar Horcasitas, y, en su tormentosa nueva personalidad de izquierdista latinoamericano provisional, advirtió que la firma de un tratado comercial con Brasil puede ser riesgosa pero hay que correr esa suerte.
Calderón, cuyo barco político hace agua por doquier. Dos ex presidentes le meten ruido: Chente Fox se lanza contra las alianzas perreánicas que Felipillo autorizó e impulsó, aunque ahora pretende jugar a la sana distancia con su partido (argumentación irónicamente parecida a la de López Obrador) y el reaparecido Salinas de Gortari pide que los bancos en México pertenezcan a mexicanos y, metido en la feria de los cinismos abajofirmantes de los políticos e intelectuales que conforman la Generación del Sí Señor Presidente, acusa al proyanqui Ernesto Zedillo de haber filtrado en 1994 información de la devaluación inminente a ciertos empresarios mayores, sin dar nombres ni haber hecho antes denuncias fundadas y procesalmente instauradas.
México de cinismo galopante en el que sobreviven escenas tragicómicas como la nueva elección de un supermillonario como “líder” de la CTM (con el telón de fondo de los discursos de “reivindicación proletaria” de Betty Paredes que le echa paletadas de tierra a la pretensión calderonista de reforma laboral) y el “enojo democrático” de un senador priísta, movido por un ex gobernador priísta, que declina la búsqueda de ser candidato priísta a gobernador de Sinaloa para buscar que lo postule la alianza perreánica creada para “sacar al PRI del poder” (a fin de cuentas, ¿elecciones para qué?, si allá hay jefe de jefes que en Palacio nomás necesita un administrador). México de las muertes masivas que ya no causan asombro, sobre todo si se dan en zonas rurales o indígenas: trece muertos en la comunidad Vicente Camalote, del municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, en Oaxaca (entre ellos un precandidato a la alcaldía por la alianza gabinista), mientras Ulises Ruiz sigue haciendo campaña anticipada en favor del candidato designado, Eviel Pérez Magaña. Y el caso terrible de Teresa González y Alberta Alcántara, las mujeres otomíes a quienes se ha ratificado la sentencia de 21 años de cárcel por haber “secuestrado” a dos agentes federales en 2006 (el periodista queretano Luis Gabriel Osejo comparte un video sobre el tema en http://bit.ly/bXC977).
Y, mientras el IFE impone a Televisión Azteca una gran multa por desobediencia en transmisiones de propaganda electoral (ya se verá si la presión del Ajusco consigue rebajas), ¡hasta mañana, mientras la “guerra” calderónica ronda la metrópoli capitalina con intenciones de asentarse (ayer, en Bosques de las Lomas, tres decapitados; se hablaba anoche de que uno era “federal”)!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
El peligroso Factor Calderón (FC) mantiene al país entero en vilo, mostrándose increíblemente orgulloso del desarrollo de su personalísima guerra de reacomodos comerciales del gran negocio del narcotráfico y sometiendo a los mexicanos a una diaria realidad de indefensión y abatimiento, con fuerzas armadas (las policías, el Ejército y la Armada) que en su desbordamiento atropellan legalidad y derechos humanos y con narcotraficantes que conforme a su estatus (promovidos, tolerados o perseguidos) imponen términos de belicosidad e incremento de sus rubros de interés (no sólo el mercadeo de drogas: también secuestros, cobro de plaza, tráfico de personas, etcétera).
Pero, además, ese Factor Calderón de extremo peligro ha generado o permitido que se creen las condiciones adecuadas para que el vecino siempre expansivo (ya no en términos de apropiación de tierras) tenga justificaciones suficientes para intervenir en el manejo del patio trasero que está en propicias condiciones de incendio. Y no sólo el históricamente imperdonable limosneo y venta mediante el caballo de Troya llamado Iniciativa Mérida: allí está, por ejemplo, el cesáreo pulgar de la secretaria Janet Napolitano que ayer ha hecho saber mediante decreto imperial que en Ciudad Juárez no hay estado de derecho y lo que sucede allí es un asunto de seguridad nacional de Estados Unidos. Haiga hecho Felipe lo que haiga hecho, la realidad es que la mártir ciudad fronteriza está absolutamente fuera de control y, por tanto, tenemos legitimidad para intervenir y meter orden es el mensaje de la secretaria gringa de seguridad interior.
Mas no son solamente palabras. The Washington Post informó también ayer que en Ciudad Juárez ya hay agentes estadunidenses “incrustados”, y por más que el embajador mexicano en Washington pretendió negar el punto con generalidades, sin precisar si la información es falsa o cierta, los indicios muestran que la mano gringa ya está absolutamente metida en la franja fronteriza (la masacre de jóvenes en Ciudad Juárez acabó sirviendo de detonador de una escalada de inestabilidad política y social que acaba sirviendo a los planes metiches de los halcones vecinos).
Frente a todo ello, el presunto jefe de la institucionalidad mexicana, el antes mencionado Factor Calderón, seguía a la deriva: tocado, se metió a refutar las acusaciones de selectividad pro Chapo que le ha lanzado el diputado Clouthier Carrillo, arguyendo que pelea contra todos y no protege al Intocable (en EU, un capo no protegido, Osiel Cárdenas, era condenado a 25 años de cárcel); dejó en el arroyo político a su todavía secretario de gobernación, Fernando Gomón, al decir que éste seguirá allí mientras quiera (es decir, si sigue en Bucareli es por aferrado) y avivó la versión de que pondrá en esa secretaría a un político de mayor perversidad y tosudez como sería Juan Molinar Horcasitas, y, en su tormentosa nueva personalidad de izquierdista latinoamericano provisional, advirtió que la firma de un tratado comercial con Brasil puede ser riesgosa pero hay que correr esa suerte.
Calderón, cuyo barco político hace agua por doquier. Dos ex presidentes le meten ruido: Chente Fox se lanza contra las alianzas perreánicas que Felipillo autorizó e impulsó, aunque ahora pretende jugar a la sana distancia con su partido (argumentación irónicamente parecida a la de López Obrador) y el reaparecido Salinas de Gortari pide que los bancos en México pertenezcan a mexicanos y, metido en la feria de los cinismos abajofirmantes de los políticos e intelectuales que conforman la Generación del Sí Señor Presidente, acusa al proyanqui Ernesto Zedillo de haber filtrado en 1994 información de la devaluación inminente a ciertos empresarios mayores, sin dar nombres ni haber hecho antes denuncias fundadas y procesalmente instauradas.
México de cinismo galopante en el que sobreviven escenas tragicómicas como la nueva elección de un supermillonario como “líder” de la CTM (con el telón de fondo de los discursos de “reivindicación proletaria” de Betty Paredes que le echa paletadas de tierra a la pretensión calderonista de reforma laboral) y el “enojo democrático” de un senador priísta, movido por un ex gobernador priísta, que declina la búsqueda de ser candidato priísta a gobernador de Sinaloa para buscar que lo postule la alianza perreánica creada para “sacar al PRI del poder” (a fin de cuentas, ¿elecciones para qué?, si allá hay jefe de jefes que en Palacio nomás necesita un administrador). México de las muertes masivas que ya no causan asombro, sobre todo si se dan en zonas rurales o indígenas: trece muertos en la comunidad Vicente Camalote, del municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, en Oaxaca (entre ellos un precandidato a la alcaldía por la alianza gabinista), mientras Ulises Ruiz sigue haciendo campaña anticipada en favor del candidato designado, Eviel Pérez Magaña. Y el caso terrible de Teresa González y Alberta Alcántara, las mujeres otomíes a quienes se ha ratificado la sentencia de 21 años de cárcel por haber “secuestrado” a dos agentes federales en 2006 (el periodista queretano Luis Gabriel Osejo comparte un video sobre el tema en http://bit.ly/bXC977).
Y, mientras el IFE impone a Televisión Azteca una gran multa por desobediencia en transmisiones de propaganda electoral (ya se verá si la presión del Ajusco consigue rebajas), ¡hasta mañana, mientras la “guerra” calderónica ronda la metrópoli capitalina con intenciones de asentarse (ayer, en Bosques de las Lomas, tres decapitados; se hablaba anoche de que uno era “federal”)!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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