2 feb 2010


2010: las alianzas útiles y el movimiento social



Magdalena Gómez

El año del centenario y el bicentenario ha sido reducido por un amplio sector de la clase política partidista al año de las alianzas útiles con la misma argumentación que en 2000 les resultó para que el PAN se hiciera de la Presidencia de la República.

A estas alturas bien podríamos saber que las estrategias mediáticas de este corte probablemente logren “triunfos” electorales, pero ello no camina de la mano con la urgencia de transformar al país. Preocupación ajena en los hechos a la suerte de endogamia en que viven los partidos políticos. Lo más alarmante de esta oleada aliancista es que la llamada izquierda partidista ha decidido expedirse el acta de defunción. Díficil pensar que algo defendible quede en partidos que olvidan el más elemental compromiso de mantener un perfil ideológico y luchar para lograr la adhesión de la ciudadanía a sus postulados.

Bajo la lógica de que todo se vale, me temo que están cruzando la línea, tan frágil ya de por sí, que les daba un perfil propio y por el cual habían luchado históricamente, sobre todo antes de que el Estado asumiera que no lo pondrían en riesgo y les otorgó reconocimiento legal. Alguna vez se les consideró, y la doctrina lo sustenta ampliamente, como el medio para lograr una democracia social, no electorera, por la vía pacífica.

Que el PRD se aliara con variantes de izquierda era entendible, pero que lo haga con el PAN o lo llegue a hacer con el PRI, con la lógica pragmática de que todo se vale, no resiste la justificación con la que nos quieren convencer de que se alían, “pero poquito”. Por lo pronto se están olvidando de externar la supuesta preocupación por evitar “el inminente estallido social”, por el impacto de la política fiscal y del aumento de precios, el destino de los trabajadores electricistas.

¿Ya se olvidaron de que desde 2006 hay un Presidente ilegítimo emanado del partido que les hizo fraude, ése que será su aliado en 2010? ¿También de que el PRIAN estratégico sólo se separa en tiempos electorales para luego acuerpar los mismos intereses? Si con postulaciones “perredistas” como en Guerrero o Chiapas les han resultado unos buenos gobernadores prianistas, ¿qué esperan para estas alianzas útiles? Díficil situación para políticos como Andrés Manuel López Obrador, quien no aprueba este tipo de alianzas donde están todos los partidos con los que se relaciona, o con los que formalmente hace parte, porque no estamos hablando de medidas coyunturales: las leyes del mercadeo político están en plena vigencia y su secuela rebasa 2010.

Mientras transcurre la danza de las alianzas electorales el movimiento social busca fortalecerse y promueve y comparte análisis sobre los graves problemas nacionales, y a su manera muestra que el centenario y el bicentenario en lógica de “celebración” no les dicen nada, si en convicción de que hoy como ayer les toca continuar las movilizaciones y aprender de las lecciones de unos movimientos donde históricamente lo pusieron todo y hoy por hoy, cual saldo implacable, las grandes mayorías empobrecidas dan cuenta de que la justicia brilla por su ausencia.

Con ese espíritu se realizará el Encuentro Nacional Preparatorio hacia un Congreso Social los días 5 y 6 de febrero de 2010, en la ciudad de Querétaro y el día 7 en la ciudad de México. Con ello dará inicio un “proceso nacional de construcción de consensos y participación popular para avanzar en el desarrollo de esta iniciativa”.

Las organizaciones y frentes que promueven son la Asamblea Nacional de la Resistencia Popular, Unión Nacional de Trabajadores, Frente Sindical Mexicano, Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, Diálogo Nacional, Consejo Nacional de Organizaciones Campesinas y Pesqueras, Servicios para la Paz, Paz con Democracia, Frente Nacional Democrático de Organizaciones Sociales y Productivas, Alianza Mexicana por la Autodeterminación de los Pueblos, Movimiento Nacional para la Unidad Progresista Democrática y de Izquierda.

De alguna manera todas ellas agrupan a buena parte del movimiento social y si bien el propósito que anuncian de avanzar hacia un constituyente social es muy complejo, y no de inmediata realización, lo importante es que fijan una noción de horizonte que entraña la convicción de que nuestro país requiere de un nuevo proyecto de nación que rescate lo que aún queda en pie del constituyente de 1917 y retome y reformule las propuestas necesarias para darle viabilidad en función de lograr la igualdad, justicia, democracia, asunción plena de un Estado pluricultural que vaya acorde con la naturaleza de la nación mexicana. Valores que se han pervertido en aras del espejismo neoliberal que el salinismo le vendió al país. Y en la base de la resistencia organizada están las comunidades indígenas. Para acosarlos e imponerles proyectos ecoturísticos o de “desarrollo” no hay distinción partidaria. Así de útiles les resultan los proyectos electoreros.




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