2 feb 2010


México SA


En plena austeridad, la burocracia gubernamental se llevó $765 mil 500 millones en un año




Carlos Fernández-Vega


Con esto del terremoto económico, el shock de las finanzas públicas y la “única opción de aumentar impuestos, así como precios y tarifas del sector público” ante “la necesidad de contar con recursos”, uno se preguntaría: ante un panorama tan desolador, ¿en qué país se gastarían casi 580 millones de pesos diarios por concepto de prestaciones y, ya integradas, cerca de 2 mil 100 millones, también cada 24 horas, por servicios personales? En plena sacudida algo tan descabellado tendría que registrarse en un lejano cuan opulento país con un “navío de gran calado” al que la crisis, por ser “externa”, le hizo los mandados. Pero no es fábula, es la triste realidad.

Esas son las escalofriantes cantidades que en el año del “catarrito” y la “austeridad” se vieron obligados a gastar los devastados mexicanos para mantener cómodamente a los integrantes del gobierno calderonista e instituciones públicas que lo acompañan: 580 millones de pesos para cubrir las prestaciones de la heroica burocracia nacional y, con éstas, 2 mil 100 millones en sueldos y salarios cotidianamente, para que en plena crisis económica la parte más agraciada de esa misma burocracia recomendara a los mexicanos, en medio del desempleo y con ingreso miserable, que si no les alcanzaba para comer tres veces al día, pues que sencillamente se saltaran uno de los tiempos y se ahorraran el esfuerzo digestivo.

A lo largo de 2009, el peor año económico en ocho décadas, en plena “austeridad” (versión oficial) y con el dinero de los mexicanos, el gobierno calderonista e instituciones afines gastaron la friolera de 211 mil 500 millones de pesos en prestaciones, que incorporadas a sueldos y salarios de la insaciable burocracia nacional elevaron la cantidad a 765 mil 500 millones de pesos, monto 27 por ciento superior al saldo de la deuda externa del gobierno federal al cierre del año recién concluido, de acuerdo con información de la Secretaría de Hacienda, misma dependencia que proporciona la estadística relativa al costo de los “servidores públicos”.

Tan sólo por concepto de prestaciones, en 2009 el aparato burocrático recibió 6 por ciento más que el de por sí abultado costo financiero neto total de la deuda (interna y externa) del gobierno federal (200 mil 189 millones de pesos), lo que ya es el colmo, y si se suman sueldos y salarios entonces hay que recurir al diván, porque el gasto resultó 1.3 por ciento mayor a los pasivos del Fobaproa-IPAB (755 mil 524 millones de pesos al cierre del año referido). Para no ir más lejos, en un año los mexicanos gastaron el equivalente a la fortuna de Carlos Slim. De hecho, en el año de referencia por cada peso destinado a inversión física directa, el gobierno federal canalizó 2.11 pesos al pago de servicios personales.

Una locura, sin duda, especialmente cuando se recuerda lo eficiente y resultón que ha salido el gobierno calderonista e instituciones que lo acompañan. ¡Y se quejaban del “enorme costo de las pensiones del ISSSTE” y lo “insostenible” de la situación financiera de Luz y Fuerza del Centro! Allí está un comparativo. En efecto, el problema no sólo considera lo oneroso que a los mexicanos les sale la factura para mantener el obeso aparato burocrático, sino la ostentosa falta de resultados. Si éstos fueran ya no se diga excelentes, sino buenos a secas, se pagaría la nómina, pero lejos, muy lejos está la realidad de ese sueño.

Y mientras el país retrocede, el costo crece. Por ejemplo, en el primer trimestre de 2009 los mexicanos pagaron alrededor de 45 mil millones de pesos para cubrir las prestaciones de la burocracia; en el segundo, el monto se incrementó a 50 mil millones; en el tercero avanzó a 56 mil 500 millones y, para cerrar el año con broche de oro, en el cuarto (aguinaldos incluidos) llegó a cerca de 60 mil millones (sin incluir las obtenidas por el personal del IMSS). Treinta y tres por ciento de diferencia (favorable a las tres veces H, desde luego) entre el primero y el cuarto trimestres de 2009. ¿A mayor paga, mejor servicio, mejores resultados? Obviamente no.

Ahora que por el lado de las prestaciones, en el reparto del pastel hay niveles. Obvio es que a mayor rango, más gruesa la rebanada, pero en términos generales en el cuarto trimestre de 2009 –como en los tres anteriores– las secretarías de Educación Pública y de Energía (con todas las ramificaciones que tienen) concentraron 68.5 por ciento de las erogaciones por dicho concepto. Entre ambas se quedaron con alrededor de 41 mil millones de pesos. Eso costó a los mexicanos el gusto de constatar el apoyo que democráticamente otorgan Elba Esther y Carlos Romero Deschamps al inquilino de Los Pinos.

En fin, a lo largo de 2009 casi 60 mil millones de dólares (sueldos y salarios, más prestaciones) costó a los mexicanos el mantenimiento de la burocracia nacional (es decir los 765 mil 500 millones de pesos que se citan al comienzo de estas líneas), el equivalente a cerca de cinco refinerías bicentenario (la de Hidalgo), de la que, dicho sea de paso, no se sabe absolutamente nada, ni siquiera si ya pusieron el primer tornillo. En cambio, ya se sabe que en plena crisis, en medio del shock de las finanzas públicas, en el hoyo más profundo de la historia económica nacional y en el sexenio de “para vivir mejor”, los fantásticos “servidores públicos” mexicanos se comieron algo así como 211 mil 500 millones de pesos en prestaciones (sueldos y salarios aparte), a razón promedio de poco más de 24 millones de pesos cada hora.

Con lo anterior, por si tuvieran dudas, ahora los mexicanos saben a qué se destinarán los recursos “extraordinarios” que en 2010 se captarán por concepto de nuevos impuestos y aumento de los existentes, así como por mayores precios y tarifas del sector público. Queda claro, pues, por qué la “única opción” era aumentar y aumentar la factura a los mexicanos.

Las rebanadas del pastel

Tan eficiente es la burocracia, que ni siquiera puede cobrar las facturas por ella misma extendidas. Un ejemplo: “las sanciones económicas que por 864 millones 738 mil 400 pesos se le impusieron a Raúl Muñoz Leos, ex director general de Petróleos Mexicanos, por ocasionar un quebranto al erario por mil 724 millones de pesos, son irrecuperables, pues causaron ‘baja’ en 2008, según se desprende de información del Servicio de Administración Tributaria, organismo encargado por ley de cobrar las sanciones multimillonarias a los servidores públicos que incurrieron en presuntos actos de cohecho, extorsión, negligencia, incumplimiento de leyes y otras irregularidades” (La Jornada, Elizabeth Velasco C.). Pero qué tal a la hora de cobrar sueldos y prestaciones.

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