2 ago 2008

Por Pedro Echeverría V.

A BLOQUEAR EN MASA CALLES E INSTITUCIONES O APROBARÀN LA PRIVATIZACIÒN PETROLERA

1. Quien piense que Felipe Calderón, así como los legisladores panistas y priístas, son confiables y tomarán en cuenta (antes de votar) los resultados de los debates y de la consulta a la población sobre el problema petrolero, son unos creyentes e insulsos irremediables. No debe confiar el pueblo, mucho menos los luchadores sociales de izquierda, ni un ápice en esos políticos con enorme poder. El PAN y el PRI sólo están midiendo los tiempos y los ánimos; esperan el momento adecuado para dar el zarpazo y aprobar la propuesta que acuerden (más o menos las dos son lo mismo) para beneficiar a los inversionistas privados y extranjeros. Por el contrario, si los opositores del Frente Amplio Progresista (PRD, PT, Convergencia) no inician ya la organización de las movilizaciones en las calles y los bloqueos de edificios de instituciones (públicas y privadas) es porque son unos ilusos o están aterrorizados por los medios informativos. Una lectura a la propuesta que hizo el PRI permite ver que es la misma gata calderonista revolcada.

2. Lo más grave sería que el oportunismo en PRD y FAP apruebe la propuesta del PRI porque es “la menos mala” y salga aplaudiendo “su triunfo”. El proyecto del PRI posibilita los contratos para obras y prestación de servicios entre Pemex, organismos subsidiarios y particulares; señala que no son de riesgo, ya que “no concederán derecho alguno sobre las reservas petroleras ni esquemas de producción compartida ni asociaciones estratégicas”, pero permitirán la exploración en aguas profundas. Dice que el propósito es “modernizar y fortalecer Pemex sin permitir su privatización”; sin embargo, propone la creación de “organismos descentralizados” de carácter estratégico, filiales de la paraestatal. Estos “serán propiedad exclusiva de Pemex y se crearán para complementar su capacidad de ejecución de obra y de operación en las áreas estratégicas que corresponden a la nación, como son las actividades de refinación, transporte, almacenamiento y distribución de derivados, así como en la construcción de ductos”. Operarían, se explica, con contratos de largo plazo que apoyarían el financiamiento de la inversión”.

3. No olvidar que en política mexicana, como quizá sucede en todo el mundo, para lograr acuerdos se acude a las prácticas más bajas. Los políticos, así como los empresarios, no tienen amigos, tienen intereses. Se puede confiar en la palabra de muchas personas pero nunca en la de un político que sólo busca poder, porque cambia de parecer de acuerdo a ofertas y circunstancias. El político, siempre en busca de votos, apoyos y ascensos, negocia todo, incluso a su familia. Por eso en la privatización del petróleo (que no de Pemex) el PRI y el gobierno panista de Calderón pueden intercambiar apoyos a gobernadores, senadores, diputados, subsidios, votos para el presupuesto y mil cosas más. ¿Qué tal los intercambios de apoyos a Esther Gordillo, a Mouriño, a los gobernadores de Oaxaca y Puebla? Políticos, como del PRD o el FAP, saben a perfección cómo se manejan estas cosas y, si en algún momento se dicen engañados o sorprendidos, es que no tienen la mínima honestidad para reconocer que siguen en el juego del poder porque así conviene a sus intereses.

4. Hace algunos meses, el 10 de abril, al mediodía, una enorme lona blanca cruzada en letras negras con la palabra “clausurado” cubrió la mesa directiva en el pleno de la Cámara de Diputados, mientras la acomodaticia figura de Ruth Zavaleta (presidente del congreso) se perdía con sus gritos, ignorada por todos sus compañeros legisladores del FAP. Ese fue un magnífico golpe asestado al gobierno de Calderón y a los legisladores del PAN/PRI que estaban comprometidos a aprobar la privatización del petróleo sin la mayor discusión. Tuvieron que permanecer los legisladores del FAP muchos días, además de mantenerse un masivo plantón alrededor del edificio del Senado, para obligar al gobierno y a los legisladores PRI/PAN a aceptar un debate sobre el petróleo que duraría unos tres meses. Estos partidos no estaban dispuestos a debatir nada porque sus compromisos con inversionistas privados y extranjeros se los impedían. Habían acordado aprobar la privatización en el menor tiempo posible por eso quisieron madrugar.

5. Se les cayó el teatrito y tuvieron que aceptar la organización de mesas de discusión frente a las cámaras de TV en el legislativo, en auditorios universitarios y demás, con la participación de cientos de ponentes. El PAN comenzó por descalificar los debates con el argumento de que eran los legisladores, los únicos, que deberían decidir y que el pueblo no estaba preparado para participar y tampoco la Constitución se lo permitía. La realidad es que de cada 10 ponentes (profesionistas, intelectuales, especialistas y técnicos) unos ocho argumentaban contra la reforma que propuso el gobierno y sólo dos, cuando más, la defendían. Ello llevó a la TV y radio comerciales a silenciar el debate o sólo entrevistar a las dos personas que solían defender al gobierno de Calderón. Durante esos tres meses de debate fue ridículo el comportamiento del gobierno, los empresarios y los medios. Más aún, la Presidencia ilegítima de Calderón gastó más de 30 mil millones de pesos en spots televisivos y radiofónicos en defensa de su propuesta.

6. Mientras el gobierno y los medios informativos lanzaban mil una calumnias contra López Obrador y los que se oponían a las propuestas presidenciales privatizadoras, continuó su recorrido (que lleva más de año y medio por todo el país) pero ahora usando como tema central la lucha contra la privatización del petróleo. Y ante la negativa del gobierno y del PAN de tomar en cuenta el resultado de los debates, AMLO propuso promover una consulta directa al pueblo. López Obrador, después de haber obligado al debate mediante la toma de las tribunas legislativas, ahora hacía la propuesta de consulta directa en todo el país para que todo el pueblo se entere y tenga la oportunidad de opinar en defensa del petróleo como su gran patrimonio nacional. Los medios de información, en primer lugar Televisa, TV Azteca y Radio Fórmula, organizaron una gran campaña de calumnias contra aquellos políticos como Bartlett, Corral y AMLO, incluso contra el panista Creel, acusándolos de demagogos y populistas.

7. En todo el país, en 20 estados en particular, el lópezobradorismo preparó la consulta. El pasado domingo 27 se realizó en la Ciudad de México (y varios estados más) encabezada por el jefe de gobierno del DF. La campaña de calumnias contra él ha estado activa desde que declaró, por adelantado, que impulsaría la consulta popular. Se acusó a Marcelo Ebrard de que en la consulta gastará tres millones de pesos del erario público, pero los medios no dicen que Calderón ha dilapidado 30 mil millones de pesos en campaña en TV y radio para propagar en spots la reforma privatizadora del gobierno. Mientras tanto en los estados de la República la consulta se realizó costeada con un poco de dinero de cuotas voluntarias de los mismos activistas y a contracorriente de los medios comerciales de información. Lo más importante es que la movilización de la consulta sirva para agitar en el pueblo la necesidad de participar en las luchas sociales y políticas para acabar con la desigualdad y la injusticia social.


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