1 jun 2010


México SA

ABC: impunidad a un año de distancia

Los Pinos: oportunismo y desvergüenza

Calderón se transforma en director técnico


Carlos Fernández-Vega

La prioridad inmediata”, aseguraba Felipe Calderón aquel 5 de junio de 2009, “es atender a los niños que han sufrido lesiones y quemaduras en la guardería ABC de Hermosillo, subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). A su vez, Margarita Zavala exigía “esclarecer lo sucedido y deslindar las responsabilidades correspondientes, (porque) la relación familiar nunca debe estar por encima de la ley”. Trescientos 60 días después, los niños lesionados no han sido atendidos y el gobierno panista nada ha esclarecido, y muchos menos deslindado responsabilidades.

Por el contrario, a cinco días de conmemorarse el primer aniversario de los trágicos sucesos en la guardería ABC, los padres de los niños muertos denuncian el impúdico oportunismo y desvergüenza de Los Pinos al convocarlos a un “encuentro” en la residencia oficial (el próximo miércoles), con el mismo personaje que casi 12 meses atrás hablaba de “prioridades”, al tiempo que el representante del Hospital Shriners en Sonora, Alberto Barreda Robinson, hizo pública la negativa del IMSS a otorgar atención médica “a 49 niños heridos (75 en realidad) tras el incendio el 5 de junio de 2009”, porque el instituto asegura que los padecimientos de los menores “obedecen a alergias y males congénitos, por lo que no corresponde al IMSS atenderlos dentro de la cobertura a las víctimas del incendio; se trata de 49 niños que, aunque no resultaron quemados, serán discapacitados por el daño causado por los gases tóxicos que inhalaron al momento del incendio y a quienes el Hospital Shriners les diagnosticó afectaciones graves en pulmones y vías respiratorias”.

Tras el incendio en la ABC, prácticamente todos los funcionarios federales involucrados –del inquilino de Los Pinos para abajo– se “comprometieron” a otorgar todo tipo de cobertura, atención médica, traslados a hospitales especializados, etcétera, etcétera, sin olvidar las promesas de “aplicar todo el peso de la ley”, “investigar a fondo”, “deslindar responsabilidades” y “enjuiciar a los responsables”. Lo cierto es que, a casi un año de distancia, lo único concreto que el gobierno calderonista ha cumplido a cabalidad es lo que el entonces procurador general de la República, Eduardo Medina Mora, sentenció en torno al caso: “nadie irá a prisión por el caso de la guardería”, algo que por lo demás va de la mano, sin duda, de la citada frase de Margarita Zavala: “la relación familiar nunca debe estar por encima de la ley”.

Como se ha comentado en este espacio, 260 largos días debieron transcurrir para que oficialmente una autoridad distinta al Poder Ejecutivo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), pusiera nombre y apellido a dos de los principales responsables de la tragedia: Juan Molinar Horcasitas, actual titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y Eduardo Bours, ex gobernador de Sonora. Nueve interminables meses para que esa misma autoridad, contrariamente a lo sostenido por las instancias dependientes de Los Pinos (PGR, Secretaría de la Función Pública e Instituto Mexicano del Seguro Social), documentara violaciones a las garantías individuales, abierta ilegalidad en la subrogación del sistema de guarderías del IMSS, irregularidades e incumplimiento de la normatividad por doquier, y desorden generalizado en el otorgamiento de contratos, operación y vigilancia” en el citado sistema.

Lo anterior forma parte del informe preliminar elaborado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación en torno al incendio de la guardería ABC y a la subrogación del sistema nacional de guarderías del IMSS, el cual obliga a la pareja de Los Pinos y funcionarios que la acompañan a cumplir la palabra empeñada en junio del año pasado y actuar en consecuencia: del “caiga quien caiga” de Felipe Calderón, pasando por “la relación familiar nunca debe estar por encima de la ley, por lo que la investigación debe esclarecer lo sucedido, así como deslindar las responsabilidades correspondientes” de Margarita Zavala, hasta el “nos sumamos a la demanda de justicia y castigo a los culpables, porque esa ha sido la prioridad del IMSS; en el caso de la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo (…), el deslinde no debe hacer distingos ni de relaciones políticas o familiares” de Daniel Karam.

Pero de nada ha servido, porque Juan Molinar Horcasitas y a su lado el director general del IMSS, Daniel Karam, siguen en pleno gozo de las mieles y la impunidad otorgadas por el inquilino de Los Pinos, mientras el ex gobernador sonorense, amén de “dormir como bebé”, se mantiene en el usufructo de su paso por palacio de gobierno. Y no sólo ellos. La pléyade de amigos incrustados en un gobierno al que debería darle vergüenza el cinismo con que ha actuado, especialmente en el caso de la estancia infantil. Cómo olvidar el encubrimiento de Carla Rochín Nieto, la licenciada en diseño de interiores por la Universidad de Guanajuato y ex gerente del restaurante El Gallo Pitagórico, a quien encargaron el sistema nacional de guarderías por el simple hecho de ser amiga de Margarita Zavala, es decir, de la misma que presuntamente dejó fuera parentescos y amistades de las supuestas investigaciones.

¿Y qué piden los padres de familia que perdieron a sus hijos el 5 de junio de 2009? Sencillo: algo atroz en este país: justicia. Algunos denuncian que “no estamos dispuestos a servir de servilleta a este señor (el inquilino de Los Pinos) para que limpie su imagen ante la gente, porque le perjudica mucho que se diga que a un año no se ha dignado a atender a los padres. Quiere dar un mensaje a la sociedad mexicana de que está atendiendo el caso, lo cual no es cierto. Nunca tuvo ganas de hacerlo. Desde un principio. ¡Qué casualidad que a tres días del primer aniversario llama a todos los padres!, (cuando) tenemos 11 meses pidiendo una reunión con él. Ha habido más de 15 marchas, una huelga de hambre, solicitudes formales, una carta entregada directamente a Fernando Gómez Mont y jamás ha habido respuesta. Lo más doloroso es que sea tan oportunista la convocatoria, a tres días del aniversario. Eso duele muchísimo”.

Las rebanadas del pastel

A los genios de la propaganda oficial no se les ocurrió mejor idea que disfrazar al inquilino de Los Pinos para promover su discurso y aprovechar la coyuntura ratonera color verde: le quitó los lentes, le puso pelo, le cambió la voz (aunque dejó el sonsonete) y ahora lo presenta al público futbolero como “soy Javier Aguirre y amo a México”.

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