¿1994=2010…?
• El PRImer saldo
• El Estado… fallido de Calderón
• El Estado… fallido de Calderón
Peligroso déjà vu. Sugestivo reloj que regresa en instantes este Vive México a las épocas doradas priIstas de ilustre desestabilización que hicieron clímax en 1994 con el magnicidio de Luis Donaldo Colosio, entonces candidato del PRI a la Presidencia. Época salinista que empezó a hacer agua con la ejecución del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en 1993, después el levantamiento zapatista el 1 de enero de 1994, Colosio y para rematar con moños negros, el asesinato de José Francisco Ruiz Massieu. Época de tiempos aciagos, confusión y la certidumbre de generar incertidumbre… que siempre conlleva poderosos beneficiarios.
Final y lamentablemente, my friend, sucedió la crónica de una tragedia largamente anunciada. El hecho que marca un delicado parteaguas para este desgobierno que no ha hecho otra cosa mas que generar encono, división, traición, frivolidad, incompetencia, ineficacia y una descomunal ola de polarización y violencia verbal que ha marcado su destino.
El artero asesinato del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, entidad salvajemente golpeada por esa “ridícula minoría”, Rodolfo Torre Cantú, devela la rapidez de una descomposición política, social y de seguridad desarrollada por las malas acciones, la pésima estrategia y la nula capacidad de gobernar de la cúpula en el poder (del no poder). Un Estado rebasado por el organizado crimen, cuyo poder se siente y resiente, que sigue sin dar respuestas claras y contundentes ante los constantes desafíos esgrimidos desde la impunidad. Un desgobierno donde los discursos desgastados en las formas y el fondo han sido brutalmente aplastados por una escalofriante realidad que lo coloca en el epicentro de la ingobernabilidad.
Felipe Calderón y su runfla de disfuncionales no pueden con el volátil paquete, y las balas que mataron a Rodolfo golpearon ferozmente la línea de flotación del cacareado barco de gran calado que naufraga (eso si, emocionado) ante la majestuosa adversidad. Las secuelas del mensaje, dirigido también al gobernador Eugenio Hernández y a ese PRI que se bate en las aguas de la descarnada lucha por el poder, es ilustrativo y demoledor. Porque en este México, mi estimado, sí se puede.
Sí se puede amedrentar y violentar impunemente el Estado de derecho que se ha convertido en el derecho del estado y su PANdilla para enrarecer un proceso electoral. Para contaminar desde las instituciones, que tanto dicen es urgente defender, la vida política y pública mediante el uso faccioso de los órganos jurídicos y brazos policiacos del poder. Botones han sobrado y la factura pasó la primera aduana en Tamaulipas… que muestra las vísceras de la peligrosa fragilidad de este desgobierno, donde las consecuencias, la rendición de cuentas y los cortes de caja no han existido.
Y así, con la violencia descontrolada y la infiltración enraizada en poderosos despachos, difícil quitar la paja de lo sucedido en Tamaulipas. Se ha desarrollado ese monstruo que impedirá conocer la perversidad de la jugada a tres bandas que trastoca al priismo, su sucesión y… su futuro. Y ese simpático futuro pasa por este próximo proceso electoral, donde la ausencia de las reglas escritas y no escritas se ha transgredido… donde la ausencia del árbitro electoral, el juego permanente del Tío Lolo, la simulación, las entretelas de las curiosas alianzas electorales, la falta de un oficio político y la embestida contra un PRI que tiene la oportunidad de volver a Los Pinos han hecho una mezcla de C-4 graduado letal para México.
De nada sirven los llamados oficiosos a la unidad si no hay liderazgos. De poco sirve desgarrarse las vestiduras en la delicada coyuntura política que se tiñe de sangre.
Este crimen político en el año de los símbolos, con el puntual timing y donde no hay coincidencias, abre la pregunta obligada de quién (es) se beneficia(n) con el cobarde hecho. Obligada por la circunstancia. Por los personajes. Por la fecha, el lugar. Por los mensajes.
Esos que son constantemente subestimados, ridiculizados y negados por Felipe & his dumb squad que ahora pretenden salir oliendo a rosas conciliadoras en un mar de impune estiércol.
Aquí ha quedado muy claro que el que se ríe se lleva… y el que se lleva se aguanta. Y de seguir en Los Pinos con la misma táctica de choque lo único bueno de esto, my friend, es lo malo que se va a seguir poniendo.
Nada más provechoso y adecuado para acorralar aún más a este desgobierno y pavimentar las rutas… pero de salida.
Next!
Por la mirilla
¡¿Y Diego Fernández de Cevallos, apá…?!
gomezalce@aol.com
Final y lamentablemente, my friend, sucedió la crónica de una tragedia largamente anunciada. El hecho que marca un delicado parteaguas para este desgobierno que no ha hecho otra cosa mas que generar encono, división, traición, frivolidad, incompetencia, ineficacia y una descomunal ola de polarización y violencia verbal que ha marcado su destino.
El artero asesinato del candidato del PRI a la gubernatura de Tamaulipas, entidad salvajemente golpeada por esa “ridícula minoría”, Rodolfo Torre Cantú, devela la rapidez de una descomposición política, social y de seguridad desarrollada por las malas acciones, la pésima estrategia y la nula capacidad de gobernar de la cúpula en el poder (del no poder). Un Estado rebasado por el organizado crimen, cuyo poder se siente y resiente, que sigue sin dar respuestas claras y contundentes ante los constantes desafíos esgrimidos desde la impunidad. Un desgobierno donde los discursos desgastados en las formas y el fondo han sido brutalmente aplastados por una escalofriante realidad que lo coloca en el epicentro de la ingobernabilidad.
Felipe Calderón y su runfla de disfuncionales no pueden con el volátil paquete, y las balas que mataron a Rodolfo golpearon ferozmente la línea de flotación del cacareado barco de gran calado que naufraga (eso si, emocionado) ante la majestuosa adversidad. Las secuelas del mensaje, dirigido también al gobernador Eugenio Hernández y a ese PRI que se bate en las aguas de la descarnada lucha por el poder, es ilustrativo y demoledor. Porque en este México, mi estimado, sí se puede.
Sí se puede amedrentar y violentar impunemente el Estado de derecho que se ha convertido en el derecho del estado y su PANdilla para enrarecer un proceso electoral. Para contaminar desde las instituciones, que tanto dicen es urgente defender, la vida política y pública mediante el uso faccioso de los órganos jurídicos y brazos policiacos del poder. Botones han sobrado y la factura pasó la primera aduana en Tamaulipas… que muestra las vísceras de la peligrosa fragilidad de este desgobierno, donde las consecuencias, la rendición de cuentas y los cortes de caja no han existido.
Y así, con la violencia descontrolada y la infiltración enraizada en poderosos despachos, difícil quitar la paja de lo sucedido en Tamaulipas. Se ha desarrollado ese monstruo que impedirá conocer la perversidad de la jugada a tres bandas que trastoca al priismo, su sucesión y… su futuro. Y ese simpático futuro pasa por este próximo proceso electoral, donde la ausencia de las reglas escritas y no escritas se ha transgredido… donde la ausencia del árbitro electoral, el juego permanente del Tío Lolo, la simulación, las entretelas de las curiosas alianzas electorales, la falta de un oficio político y la embestida contra un PRI que tiene la oportunidad de volver a Los Pinos han hecho una mezcla de C-4 graduado letal para México.
De nada sirven los llamados oficiosos a la unidad si no hay liderazgos. De poco sirve desgarrarse las vestiduras en la delicada coyuntura política que se tiñe de sangre.
Este crimen político en el año de los símbolos, con el puntual timing y donde no hay coincidencias, abre la pregunta obligada de quién (es) se beneficia(n) con el cobarde hecho. Obligada por la circunstancia. Por los personajes. Por la fecha, el lugar. Por los mensajes.
Esos que son constantemente subestimados, ridiculizados y negados por Felipe & his dumb squad que ahora pretenden salir oliendo a rosas conciliadoras en un mar de impune estiércol.
Aquí ha quedado muy claro que el que se ríe se lleva… y el que se lleva se aguanta. Y de seguir en Los Pinos con la misma táctica de choque lo único bueno de esto, my friend, es lo malo que se va a seguir poniendo.
Nada más provechoso y adecuado para acorralar aún más a este desgobierno y pavimentar las rutas… pero de salida.
Next!
Por la mirilla
¡¿Y Diego Fernández de Cevallos, apá…?!
gomezalce@aol.com
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