Norberto mimético
Santa Anna petrolero
Sustracción transfronteriza
ESTRATEGIA OFICIAL. Javier Lozano Alarcón ofreció este jueves una conferencia de prensa en la que habló sobre las acciones que realizará la secretaría a su cargo para lograr la aprobación de la reforma a la Ley del TrabajoFoto José Antonio López
En un acto de mimetismo similar al que practican los políticos sin sotana respecto a órdenes, modas o coartadas de sus superiores, el gerente de la franquicia vaticana en México, Norberto Rivera, pretendió ayer asumirse como marcial persecutor (bueno, marcial no: por razones que forman abusiva legión es de pensarse que el cardenal en jefe preferiría usar otro adjetivo: intrépido, por ejemplo)... como intrépido persecutor de desviaciones sexuales y otros actos abominables” que pudiera cometer la plantilla nacional de sacerdotes bajo sospecha de buscar desahogos discretos, pero con frecuencia envilecidos y delictivos, para su sexualidad institucionalmente reprimida a causa de un celibato cada vez más judicialmente en entredicho.
Con la misma cara dura que Benedicto XVI utiliza para impulsar ajustes de cuentas con el historial de protección a pederastas de diversos rangos y órdenes que practicó su antecesor, Juan Pablo II, como si él mismo no hubiera sido cómplice cuando se apellidaba Ratzinger, ahora el adaptable cardenal primado de la sucursal católica mexicana se ha pretendido mostrar como antiguo y enérgico fiscal de asuntos internos de la Procuraduría General de lo Religioso: “Una vez más advierto a ustedes, mis sacerdotes, que si alguno comete abominables actos ni un servidor ni la arquidiócesis de México defenderá o tolerará al delincuente, antes bien promoverá que la autoridad civil actúe con todo el rigor de la ley y pague en consecuencia por sus crímenes. No gozamos ni debemos gozar de ningún fuero”.
Más que de hierro, Rivera sería un fiscal de yerro, pues tanto él como la elite mexicana del catolicismo han defendido y ocultado a curas acusados de abusos sexuales e incluso los han reinsertado al circuito de garantizadas depredaciones posteriores al enviarlos a demarcaciones lejanas a los lugares donde se documentaron las acciones delictivas de esos presuntos servidores del Papa. El propio Rivera ha sido largamente acusado de proteger a Nicolás Aguilar Rivera, un sacerdote cuyo expediente ilustra con claridad el acostumbrado itinerario de protección episcopal a esos agresores sexuales: descalificación y difamación de los acusadores, defensa cerrada y sobrenatural del acusado, sustracción geográfica del involucrado y envío a nuevas misiones donde invariablemente se repetiría la conducta enferma. Norberto Rivera ha puesto en juego todo el peso de las relaciones con los poderes terrenos, que con habilidad mundana cultiva, para que quienes lo han puesto bajo la lupa judicial sean desoídos, desestimados e incluso hostigados (Fox usó mecanismos migratorios para expulsar del país a abogados defensores de sobrevivientes de abusos clericales) y ha conseguido que por razones procesales –no sustanciales, sino formales– las acusaciones en su contra, hechas en tribunales estadunidenses, hayan sido frenadas y desatendidas.
En ese contexto, las palabras riverinas, pronunciadas en el Día del Sacerdocio y al bendecir los santos óleos, resultan mendaces, provocativas y desmemoriadas. Tal vez, en realidad, tanto cinismo e impunidad están llevando a la milenaria institución a buscar para sí la unción de los enfermos, pero en lugar de actuar con madurez, reconociendo errores y planteando opciones viables de corrección, los cardenales Norbertos, Onésimos y Sandovales pretenden seguir dando santos atoles con el dedo declarativo. Ah men...
Astillas
Amenazada militarmente en la frontera, desestabilizada socialmente (y no sólo por el narco), inviable en lo político y colocada en precariedad económica, la administración calderónica intervenida cede a los proyectos de sustracción petrolera transfronteriza que la Casa Blanca y el Pentágono le han impuesto. La nueva pérdida de territorio no se da en la superficie sino en las profundidades, en las zonas imprecisas de las aguas profundas y las líneas formalmente divisorias pero inservibles ante tecnologías avanzadas de piratería energética. El fantasma subterráneo de un Santa Anna petrolero genera adhesiones colonizadas en Los Pinos y en secretarías de sumisión, como la de Energía, y apetitos comerciales desbocados en el ámbito felipense siempre dispuesto a los buenos negocios fundados en el tráfico de influencias y el uso de información privilegiada (el consagrado estilo Mouriño). Anima a los vendedores más grandes de México la desesperanza colectiva que, combinada con el miedo intencionalmente impuesto a la sociedad, pareciera dar poca viabilidad a acciones de resistencia a los atracos que el entreguismo pinolero ha acordado en secreto con el poder estadunidense. Difamado y dividido el movimiento social “de izquierda”, sistemáticamente las- timada la imagen del principal dirigente, Andrés Manuel López Obrador, y convertido en delito el disentir y criticar, el México militarizado de Calderón es el escenario ideal para las transacciones estratégicas que el vecino reclama. Es de notarse que ya ni siquiera hay pudor o engaño políticos: Calderón y sus promotores de ventas abiertamente hablan de planes conjuntos con Estados Unidos e insisten en la necesidad de “asociaciones” mercantiles en materia de esos recursos. La segunda venta histórica de México está en curso... Para los negociantes yucatecos (los que gobiernan y los que venden terrenos sobrevaluados) resulta inoportuna la caída de estructuras del escenario que en Chichén Itzá será usado por Elton John. Sin embargo, como en la vieja máxima del espectáculo que ha de sobreponerse a incidentes: el bisnes debe continuar... La pausa vacacional le dará un respiro a la atribulada procuraduría de justicia del estado de México en el caso de la niña Paulette. Las pifias continúan, las especulaciones se multiplican y las autoridades siguen dando muestra de ineficacia olímpica... Y, mien- tras la cancillería mexicana responde con rollo inocuo a la colocación de Guardia Nacional en un tramo de la frontera estadunidense, ¡santo fin de semana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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