Los buenos deseos… de venganza
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• Y sigue la guerra dando
• Lista de espera
La verdad, mi estimado, es la misma en todas partes. Idóneos los deseos de Felipe Calderón para que millones de mexicanos disfruten, gocen y se emocionen ante la adversidad de Vivir Mejor este aciago 2010, que promete una cascada de movilizaciones sociales ante el talento mostrado por el gymboree (con minúsculas) en el poder (del no poder) para (des)gobernar estos últimos tres años. Nada como escuchar la melodiosa voz presidencial desde la tranquilidad de Acapulco, territorio totalmente Beltrán Leyva, anhelando que este sea un buen año. Un año para celebrar con alegría y patriotismo para preservar lo logrado en 200 años y de ahí se aventó su desgastado rollo —que seguramente repitió ayer en la pantalla (so utterly boring)— sobre su guerra contra el organizado crimen que continuará en la misma ruta... fallida.
Chingón.
Calderón le advierte al sonriente respetable que la descomunal madriza, la ola de sangre, los plomazos sin ton ni son, los operativos sin estrategia, los simpáticos pitazos, las célebres denuncias ciudadanas, el criminal fuego cruzado, las balas perdidas, la prepotencia aderezada de impunidad, la violación a los derechos humanos y las producciones de García Luna seguirán sin modificación alguna.
Diecisiete mil muertos en su sexenio no son un punto de partida relevante, mucho menos los pésimos resultados. El éxito de su irreflexiva aventura ha logrado tener trigger happy a los revoltosos y en un peligroso desgaste a nuestras fuerzas armadas… que han comenzado a sentir el rigor del escrutinio del gobierno de Estados Unidos que pronto estrenará oficina para colocar los puntos sobre las íes en la cadena de mando, yes?
O sea, la aventurita de Felipe para legitimarse le abrió la puerta a los güeritos para meterse en cualquier asunto que consideren una amenaza a su seguridad nacional y el actual desmadre de su patio trasero que ya trastocó la relativa tranquilidad de sus calles les ha dado la justificación ideal para comenzar a operar cualquier tipo de divertida travesura geopolítica. ¿Me sigue?
Porque no importa qué tanta piruetas se hagan, my friend, la droga seguirá llegando a ese mercado y el dinero seguirá circulando por su sistema bancario… el problema es que se ha salido un poquito de control la situación y hay demasiados traviesos con sus socios disputándose precisamente esa gran plaza. Y como al parecer el memorable Premio Nobel de la Paz está feliz desarrollando más guerras contra el mentado terrorismo, México no escapa el original radar con sus tres mil kilómetros de frontera y su porosidad en el sur.
De tal manera que nuestros inquietos vecinos necesitan poner orden en el desorden del narcotráfico. Orden en el desorden de quién tiene All Access Pass para meter la atractiva mercancía por su frontera y mantener en la nube sideral a la inmensa población adicta a las sustancias exóticas. Eso sin mencionar el gran negocio que también es… la guerra. Y este (des)gobierno se ha prestado para la sistemática violación a nuestra soberanía bajo pretexto whatever, donde resalta el tema de la confianza. Y aquellos no confían en estos…
Sobre todo cuando, poniendo un ingenuo ejemplo, mi estimado, observan cómo un secuestrador de aviones es tratado cual rock star codeándose en fotografías con el titular de la SSPF y algunos mandos militares, amén del aparatoso despliegue mediático para “rescatar” a los rehenes… estrategia que choca con los recientes acontecimientos en un avión de Delta y con un pasajero en el aeropuerto de Newark que por pasar por una puerta equivocada, armó literalmente una sinfonía de neurosis colectiva.
La confianza en una batalla contra los revoltosos es fundamental. Felipe puede seguir repitiendo su desgastado sonsonete pero la realidad seguirá demostrándole el fracaso de su estrategia… aunque con un simpático ingrediente más.
Hoy, el organizado crimen le dio una probadita a su desorganizado (des)gobierno con la imperdonable ejecución de familiares de un elemento de la armada. Probadita que güeros y troyanos deben leer con mucha cautela. Probadita que aún no digieren y que, con la unilateralidad de su guerra, están desatando a los demonios.
A ésos que tienen la radiografía completa de la corrupción y que dejaron claramente firmado que esto no se acaba hasta que se acabe. Y la reciente detención vulnera el tablero. Ahora sólo basta sumar, my friend, que el enemigo a vencer es… el desempleo. Porque en el abecedario criminal hay lista de espera. Y apetito de venganza.
gomezalce@aol.com
• Lista de espera
La verdad, mi estimado, es la misma en todas partes. Idóneos los deseos de Felipe Calderón para que millones de mexicanos disfruten, gocen y se emocionen ante la adversidad de Vivir Mejor este aciago 2010, que promete una cascada de movilizaciones sociales ante el talento mostrado por el gymboree (con minúsculas) en el poder (del no poder) para (des)gobernar estos últimos tres años. Nada como escuchar la melodiosa voz presidencial desde la tranquilidad de Acapulco, territorio totalmente Beltrán Leyva, anhelando que este sea un buen año. Un año para celebrar con alegría y patriotismo para preservar lo logrado en 200 años y de ahí se aventó su desgastado rollo —que seguramente repitió ayer en la pantalla (so utterly boring)— sobre su guerra contra el organizado crimen que continuará en la misma ruta... fallida.
Chingón.
Calderón le advierte al sonriente respetable que la descomunal madriza, la ola de sangre, los plomazos sin ton ni son, los operativos sin estrategia, los simpáticos pitazos, las célebres denuncias ciudadanas, el criminal fuego cruzado, las balas perdidas, la prepotencia aderezada de impunidad, la violación a los derechos humanos y las producciones de García Luna seguirán sin modificación alguna.
Diecisiete mil muertos en su sexenio no son un punto de partida relevante, mucho menos los pésimos resultados. El éxito de su irreflexiva aventura ha logrado tener trigger happy a los revoltosos y en un peligroso desgaste a nuestras fuerzas armadas… que han comenzado a sentir el rigor del escrutinio del gobierno de Estados Unidos que pronto estrenará oficina para colocar los puntos sobre las íes en la cadena de mando, yes?
O sea, la aventurita de Felipe para legitimarse le abrió la puerta a los güeritos para meterse en cualquier asunto que consideren una amenaza a su seguridad nacional y el actual desmadre de su patio trasero que ya trastocó la relativa tranquilidad de sus calles les ha dado la justificación ideal para comenzar a operar cualquier tipo de divertida travesura geopolítica. ¿Me sigue?
Porque no importa qué tanta piruetas se hagan, my friend, la droga seguirá llegando a ese mercado y el dinero seguirá circulando por su sistema bancario… el problema es que se ha salido un poquito de control la situación y hay demasiados traviesos con sus socios disputándose precisamente esa gran plaza. Y como al parecer el memorable Premio Nobel de la Paz está feliz desarrollando más guerras contra el mentado terrorismo, México no escapa el original radar con sus tres mil kilómetros de frontera y su porosidad en el sur.
De tal manera que nuestros inquietos vecinos necesitan poner orden en el desorden del narcotráfico. Orden en el desorden de quién tiene All Access Pass para meter la atractiva mercancía por su frontera y mantener en la nube sideral a la inmensa población adicta a las sustancias exóticas. Eso sin mencionar el gran negocio que también es… la guerra. Y este (des)gobierno se ha prestado para la sistemática violación a nuestra soberanía bajo pretexto whatever, donde resalta el tema de la confianza. Y aquellos no confían en estos…
Sobre todo cuando, poniendo un ingenuo ejemplo, mi estimado, observan cómo un secuestrador de aviones es tratado cual rock star codeándose en fotografías con el titular de la SSPF y algunos mandos militares, amén del aparatoso despliegue mediático para “rescatar” a los rehenes… estrategia que choca con los recientes acontecimientos en un avión de Delta y con un pasajero en el aeropuerto de Newark que por pasar por una puerta equivocada, armó literalmente una sinfonía de neurosis colectiva.
La confianza en una batalla contra los revoltosos es fundamental. Felipe puede seguir repitiendo su desgastado sonsonete pero la realidad seguirá demostrándole el fracaso de su estrategia… aunque con un simpático ingrediente más.
Hoy, el organizado crimen le dio una probadita a su desorganizado (des)gobierno con la imperdonable ejecución de familiares de un elemento de la armada. Probadita que güeros y troyanos deben leer con mucha cautela. Probadita que aún no digieren y que, con la unilateralidad de su guerra, están desatando a los demonios.
A ésos que tienen la radiografía completa de la corrupción y que dejaron claramente firmado que esto no se acaba hasta que se acabe. Y la reciente detención vulnera el tablero. Ahora sólo basta sumar, my friend, que el enemigo a vencer es… el desempleo. Porque en el abecedario criminal hay lista de espera. Y apetito de venganza.
gomezalce@aol.com
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