¿Voto nulo en el Distrito Federal?
Javier Flores
En la discusión sobre la anulación del voto, uno de los aspectos que no se han considerado con seriedad es el de las especificidades regionales. Yo vivo en la ciudad de México, y observo que los argumentos empleados en algunos medios intelectuales sobre esta propuesta no tienen cabida aquí, por encontrarse esta entidad en una situación especial que debe ser afrontada y resuelta por los ciudadanos de diferentes formas, y una de ellas es acudiendo a las urnas:
1. El objetivo principal es acabar con la izquierda. En estas elecciones intermedias hay una contradicción. Las encuestas y todas las opiniones señalan a la izquierda como dividida y derrotada de antemano. Si esto fuera cierto, ni siquiera habría que ocuparse de ella. Sin embargo, los medios de comunicación, especialmente la radio y la televisión, desarrollan una campaña incesante en contra de todas las formas que toma la izquierda, sea el PRD, el gobierno de Marcelo Ebrard, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, o lo que se mueva en esa dirección. Periodistas otrora respetables descaradamente orientan sus programas radiofónicos a atacar a la izquierda.
¿Por qué? Porque uno de los objetivos en estas elecciones intermedias es arrebatarle al Distrito Federal su autonomía. Para el poder, no importa que gobiernen el PRI o el PAN, pues son los capataces ideales para los amos de una hacienda llamada México. El Distrito Federal está fuera de su control y la intención prioritaria es recuperarlo a cualquier precio.
2. Los intelectuales. Si bien entre los intelectuales que promueven la anulación del voto hay gente honesta y respetable, hay otros que pueden ser identificados como defensores de Felipe Calderón en las elecciones de 2006 y furiosos adversarios de la izquierda en el Distrito Federal. Algunos de ellos son una caricatura grotesca que busca convertir la anulación del voto en un programa político.
3. Las elecciones representan un voto de castigo. Entre los promotores de la anulación del voto existe la intención de desviar el descontento que existe hacia el gobierno panista, y transferirlo a un hartazgo hacia todos los partidos e incluso a la política. Es algo calculado. La debacle que vive el país en el terreno económico, en la seguridad, en la educación y la salud, es minimizada. Las elecciones son un medio de evaluar las acciones de un gobierno cuyo fracaso se pretende ocultar intencionalmente transfiriéndolo, mediante el voto nulo, a todos los partidos.
4. La ciudad asediada. Hay cortes en el suministro de agua en el Distrito Federal, relacionados con las elecciones, mientras los candidatos del PAN y el PRI en esta ciudad ofrecen agua. Se efectúan continuos recortes al presupuesto de la ciudad que pretenden frenar las obras públicas. Se daña así deliberadamente a los habitantes de esta ciudad. Se trata de un chantaje. Nos quieren castigar por vivir bajo un gobierno de izquierda.
5. Avances en riesgo. La ciudad de México ha logrado avances de primer orden. La Asamblea Legislativa, mayoritariamente de izquierda, ha aprobado leyes como las que despenalizan el aborto o hacen posibles las sociedades de convivencia, que convierten al Distrito Federal en una de las regiones más avanzadas del país y del mundo. Ésta es una ciudad en la que se pueden respirar aires nuevos. Por eso resulta peligrosa para el poder, porque constituye un modelo indeseable.
6. División a la izquierda. Un nuevo reto que enfrentan los ciudadanos de esta capital es una estrategia, auspiciada por el poder, que ha llevado a la división del principal partido de izquierda: el PRD. Con ello se pretende someter a la ciudad de México por medio del apoyo gubernamental a una izquierda dócil y carente de principios.
7. El Poder Judicial contra la ciudad. Es tal el afán de acabar con los avances logrados en el Distrito Federal, que se ha llegado al extremo de sacrificar la credibilidad del máximo órgano de justicia electoral en el país, como ocurre en el caso de Iztapalapa.
Por todas estas consideraciones, la anulación del voto en el Distrito Federal carece de utilidad y es indeseable. Significa sacrificar un instrumento que poseen los ciudadanos para enfrentar los enormes desafíos que enfrenta su ciudad. ¿Cómo votar? En cada distrito y delegación habrá que hacer, como nunca, un examen minucioso. Casi quirúrgico. No dar el voto a los enemigos del Distrito Federal, independientemente del disfraz que porten, y apoyar a los candidatos de la izquierda independientemente del partido que los postule. Es complicado, pero los habitantes de esta gran ciudad, de la que debemos sentirnos orgullosos, somos capaces de eso… y de más.
En la discusión sobre la anulación del voto, uno de los aspectos que no se han considerado con seriedad es el de las especificidades regionales. Yo vivo en la ciudad de México, y observo que los argumentos empleados en algunos medios intelectuales sobre esta propuesta no tienen cabida aquí, por encontrarse esta entidad en una situación especial que debe ser afrontada y resuelta por los ciudadanos de diferentes formas, y una de ellas es acudiendo a las urnas:
1. El objetivo principal es acabar con la izquierda. En estas elecciones intermedias hay una contradicción. Las encuestas y todas las opiniones señalan a la izquierda como dividida y derrotada de antemano. Si esto fuera cierto, ni siquiera habría que ocuparse de ella. Sin embargo, los medios de comunicación, especialmente la radio y la televisión, desarrollan una campaña incesante en contra de todas las formas que toma la izquierda, sea el PRD, el gobierno de Marcelo Ebrard, el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, o lo que se mueva en esa dirección. Periodistas otrora respetables descaradamente orientan sus programas radiofónicos a atacar a la izquierda.
¿Por qué? Porque uno de los objetivos en estas elecciones intermedias es arrebatarle al Distrito Federal su autonomía. Para el poder, no importa que gobiernen el PRI o el PAN, pues son los capataces ideales para los amos de una hacienda llamada México. El Distrito Federal está fuera de su control y la intención prioritaria es recuperarlo a cualquier precio.
2. Los intelectuales. Si bien entre los intelectuales que promueven la anulación del voto hay gente honesta y respetable, hay otros que pueden ser identificados como defensores de Felipe Calderón en las elecciones de 2006 y furiosos adversarios de la izquierda en el Distrito Federal. Algunos de ellos son una caricatura grotesca que busca convertir la anulación del voto en un programa político.
3. Las elecciones representan un voto de castigo. Entre los promotores de la anulación del voto existe la intención de desviar el descontento que existe hacia el gobierno panista, y transferirlo a un hartazgo hacia todos los partidos e incluso a la política. Es algo calculado. La debacle que vive el país en el terreno económico, en la seguridad, en la educación y la salud, es minimizada. Las elecciones son un medio de evaluar las acciones de un gobierno cuyo fracaso se pretende ocultar intencionalmente transfiriéndolo, mediante el voto nulo, a todos los partidos.
4. La ciudad asediada. Hay cortes en el suministro de agua en el Distrito Federal, relacionados con las elecciones, mientras los candidatos del PAN y el PRI en esta ciudad ofrecen agua. Se efectúan continuos recortes al presupuesto de la ciudad que pretenden frenar las obras públicas. Se daña así deliberadamente a los habitantes de esta ciudad. Se trata de un chantaje. Nos quieren castigar por vivir bajo un gobierno de izquierda.
5. Avances en riesgo. La ciudad de México ha logrado avances de primer orden. La Asamblea Legislativa, mayoritariamente de izquierda, ha aprobado leyes como las que despenalizan el aborto o hacen posibles las sociedades de convivencia, que convierten al Distrito Federal en una de las regiones más avanzadas del país y del mundo. Ésta es una ciudad en la que se pueden respirar aires nuevos. Por eso resulta peligrosa para el poder, porque constituye un modelo indeseable.
6. División a la izquierda. Un nuevo reto que enfrentan los ciudadanos de esta capital es una estrategia, auspiciada por el poder, que ha llevado a la división del principal partido de izquierda: el PRD. Con ello se pretende someter a la ciudad de México por medio del apoyo gubernamental a una izquierda dócil y carente de principios.
7. El Poder Judicial contra la ciudad. Es tal el afán de acabar con los avances logrados en el Distrito Federal, que se ha llegado al extremo de sacrificar la credibilidad del máximo órgano de justicia electoral en el país, como ocurre en el caso de Iztapalapa.
Por todas estas consideraciones, la anulación del voto en el Distrito Federal carece de utilidad y es indeseable. Significa sacrificar un instrumento que poseen los ciudadanos para enfrentar los enormes desafíos que enfrenta su ciudad. ¿Cómo votar? En cada distrito y delegación habrá que hacer, como nunca, un examen minucioso. Casi quirúrgico. No dar el voto a los enemigos del Distrito Federal, independientemente del disfraz que porten, y apoyar a los candidatos de la izquierda independientemente del partido que los postule. Es complicado, pero los habitantes de esta gran ciudad, de la que debemos sentirnos orgullosos, somos capaces de eso… y de más.
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