Carmen Aristegui da bienvenida a ataque de Televisa
Televisa estalló contra la revista Proceso, el reportero Jenaro Villamil y la periodista Carmen Aristegui, al acusarlos de calumnia por publicar y comentar el texto Peña Nieto: Si yo fuera presidente
Demian Magallán
El Universal
Ciudad de México Miércoles 24 de junio de 2009
14:00
Los periodistas Carmen Aristegui y Jenaro Villamil le dieron la bienvenida hoy al comunicado que publicó en su contra la empresa Televisa, a causa de un artículo publicado en la revista Proceso.
Al recibir al reportero de la revista Proceso en su programa radial, Aristegui consideró que la reacción de Televisa contribuye al debate de temas de interés nacional.
Televisa estalló contra la revista Proceso, el reportero Jenaro Villamil y la periodista Carmen Aristegui, al acusarlos de calumnia por publicar y comentar el texto "Peña Nieto: Si yo fuera presidente", que puede ser leído en la página de la revista Proceso.
Televisa acusa al reportero Jenaro Villamil de actuar por consigna para afectar a la empresa televisiva, en un desplegado publicado en la prensa nacional.
Denuncia que Aristegui, quien mencionó el reportaje en MVS Noticias, miente respecto a su salida de W Radio y sostiene que la separación de la periodista únicamente obedeció a que su noticiario no era rentable, ni plural.
Televisa refuta el reportaje publicado en Proceso.
Defiende que el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, no ha desembolsado más de 800 millones de pesos en publicidad.
También presume su cobertura noticiosa, negando ocultar información en deterioro del mandatario.
Televisa rechaza que posea una estructura paralela de empresas espejo para ocultar información fiscal a sus socios.
Insiste en que la cobertura noticiosa de sus espacios no favorece a Peña Nieto, sino se basa en dar prioridad a la zona Metropolitana, por el alto índice demográfico que presenta.
Responde Aristegui
La comunicadora señaló que el espacio cedido a Villamil para presentar su libro no fue ningún pago de cuentas por la "defensa" que él hiciera de su salida de W Radio, cuyo responsable de la línea editorial es Grupo Prisa.
Dijo que tras la desaparición al aire de su espacio en W pasó "un largo" año sin tener un espacio radiofónico, aunque se mantuvo en televisión en el canal de CNN en Español, situación que no había enfrentado antes en su carrera.
La comunicadora comentó que la falta de acuerdos entre ella y la radiodifusora, que propició su salida, se debió esencialmente a la cobertura que hacía de la llamada Ley Televisa, y que afecta los intereses del grupo televisivo, y no a carencias de "trabajo en equipo" y "derecho a la información plural" como dice la empresa.
Respecto a la nota final del texto, en el que se le acusa a de hacer de "la diatriba a Televisa su modus operandi" y menciona su pasada relación laboral con W Radio, Aristegui comentó que eran argumentos de "mal gusto" e "irrelevantes" ante la discusión.
A su vez, Villamil retó a Televisa a realizar un debate para mostrar los elementos que fundamentan su investigación y que la televisora muestre abra todos los contratos que se han firmado con el gobierno de Peña Nieto, y de todos los gobiernos del país.
Respecto a la acusación de que Carlos Salinas de Gortari fungió como asesor de directivos del grupo, el reportero aseguró que lo "tranquiliza mucho" saber que el ex presidente no esté detrás de Televisa.
También comentó que sus "errores", los cuales destaca Televisa en el desplegado, se debe a yerros topográficos y que la confusión de mencionar a sus ejecutivos Leopoldo Gómez y Bernardo Gómez como hermanos fue corregido en tiempo y forma en la propio revista Proceso.
Televisa estalló contra la revista Proceso, el reportero Jenaro Villamil y la periodista Carmen Aristegui, al acusarlos de calumnia por publicar y comentar el texto Peña Nieto: Si yo fuera presidente
Demian Magallán
El Universal
Ciudad de México Miércoles 24 de junio de 2009
14:00
Los periodistas Carmen Aristegui y Jenaro Villamil le dieron la bienvenida hoy al comunicado que publicó en su contra la empresa Televisa, a causa de un artículo publicado en la revista Proceso.
Al recibir al reportero de la revista Proceso en su programa radial, Aristegui consideró que la reacción de Televisa contribuye al debate de temas de interés nacional.
Televisa estalló contra la revista Proceso, el reportero Jenaro Villamil y la periodista Carmen Aristegui, al acusarlos de calumnia por publicar y comentar el texto "Peña Nieto: Si yo fuera presidente", que puede ser leído en la página de la revista Proceso.
Televisa acusa al reportero Jenaro Villamil de actuar por consigna para afectar a la empresa televisiva, en un desplegado publicado en la prensa nacional.
Denuncia que Aristegui, quien mencionó el reportaje en MVS Noticias, miente respecto a su salida de W Radio y sostiene que la separación de la periodista únicamente obedeció a que su noticiario no era rentable, ni plural.
Televisa refuta el reportaje publicado en Proceso.
Defiende que el gobernador del estado de México, Enrique Peña Nieto, no ha desembolsado más de 800 millones de pesos en publicidad.
También presume su cobertura noticiosa, negando ocultar información en deterioro del mandatario.
Televisa rechaza que posea una estructura paralela de empresas espejo para ocultar información fiscal a sus socios.
Insiste en que la cobertura noticiosa de sus espacios no favorece a Peña Nieto, sino se basa en dar prioridad a la zona Metropolitana, por el alto índice demográfico que presenta.
Responde Aristegui
La comunicadora señaló que el espacio cedido a Villamil para presentar su libro no fue ningún pago de cuentas por la "defensa" que él hiciera de su salida de W Radio, cuyo responsable de la línea editorial es Grupo Prisa.
Dijo que tras la desaparición al aire de su espacio en W pasó "un largo" año sin tener un espacio radiofónico, aunque se mantuvo en televisión en el canal de CNN en Español, situación que no había enfrentado antes en su carrera.
La comunicadora comentó que la falta de acuerdos entre ella y la radiodifusora, que propició su salida, se debió esencialmente a la cobertura que hacía de la llamada Ley Televisa, y que afecta los intereses del grupo televisivo, y no a carencias de "trabajo en equipo" y "derecho a la información plural" como dice la empresa.
Respecto a la nota final del texto, en el que se le acusa a de hacer de "la diatriba a Televisa su modus operandi" y menciona su pasada relación laboral con W Radio, Aristegui comentó que eran argumentos de "mal gusto" e "irrelevantes" ante la discusión.
A su vez, Villamil retó a Televisa a realizar un debate para mostrar los elementos que fundamentan su investigación y que la televisora muestre abra todos los contratos que se han firmado con el gobierno de Peña Nieto, y de todos los gobiernos del país.
Respecto a la acusación de que Carlos Salinas de Gortari fungió como asesor de directivos del grupo, el reportero aseguró que lo "tranquiliza mucho" saber que el ex presidente no esté detrás de Televisa.
También comentó que sus "errores", los cuales destaca Televisa en el desplegado, se debe a yerros topográficos y que la confusión de mencionar a sus ejecutivos Leopoldo Gómez y Bernardo Gómez como hermanos fue corregido en tiempo y forma en la propio revista Proceso.
Peña Nieto: Si yo fuera presidente...
JENARO VILLAMIL
JENARO VILLAMIL
Enrique Peña Nieto no sólo pretende ser el candidato del PRI a la Presidencia, sino que apuesta a lo que él considera la fórmula perfecta para llegar a Los Pinos: conjugar el padrinazgo político con la publicidad televisiva. Por un lado, Carlos Salinas de Gortari teje alianzas coyunturales en el PRI para entronizarlo hacia el 2012 y, por el otro, las televisoras promueven su imagen sin recato. Los directivos del duopolio se muestran complacidos con Peña Nieto, al grado de que cuando hablan de él lo llaman "nuestro candidato"… Con autorización de la editorial Random House Mondadori y de la revista Proceso se reproducen fragmentos del libro Si yo fuera presidente. El reality show de Peña Nieto. La obra entra en circulación esta semana.
Salinas, la mano que peina el copete
El Estado de México siempre ha sido clave para el proyecto político de Carlos Salinas de Gortari. En esa entidad inauguró su programa de recuperación clientelar –el Pronasol, en el municipio de Chalco–, y participó en negocios inmobiliarios junto con sus hermanos. En especial con Enrique Salinas de Gortari, quien fue asesinado el 8 de diciembre de 2004, en Huixquilucan; un caso que no se ha esclarecido.
El expresidente contó como aliado fundamental con el políticoempresario más influyente de la entidad, Carlos Hank González, amigo de su padre, Raúl Salinas Lozano, en el gabinete de Adolfo López Mateos. Buena parte de sus colaboradores fueron políticos mexiquenses de primer nivel: Emilio Chuayffet, Ignacio Pichardo, Humberto Benítez, entre muchos otros.
Por si fuera poco, en el penal de alta seguridad de Almoloya estuvo preso durante casi una década Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo, quien recibió un trato especial del gobierno de Arturo Montiel.
En agradecimiento a los favores recibidos, Carlos Salinas de Gortari alentó las ambiciones presidenciales de Arturo Montiel. De esta manera apostó a las dos principales figuras que buscaron la nominación del PRI en 2006: Roberto Madrazo y Arturo Montiel. Los demás precandidatos carecían de fuerza suficiente o eran estigmatizados como "zedillistas" por el exmandatario.
Lo más importante es que el Estado de México y, en especial, el gobierno de Peña Nieto, le ha sido útil a Salinas de Gortari para "regularizar" paulatinamente su figura pública.
Salinas dejó sentir su presencia el 27 de julio de 2005 durante los funerales de Gilberto Enrique Peña del Mazo, padre del gobernador electo, que falleció a los 68 años víctima de un paro cardiaco. Acompañado por el exgobernador Emilio Chuayffet, Salinas apareció en el velorio organizado en Atlacomulco. A escasa distancia de él estaba Alfredo del Mazo González. En privado, el exgobernador comentó: "Es doloroso que Gilberto no vea la última parte de este proceso".
En un mes, Peña Nieto y Salinas de Gortari volvieron a coincidir públicamente. Compartieron asientos en "Celebremos México", el maratónico festival organizado por Televisa en el Palacio de Bellas Artes, el 30 de agosto de 2005. Para esas fechas, el expresidente ya había asistido a ceremonias especiales de Televisa y se le señalaba como uno de los consejeros especiales de Emilio Azcárraga Jean, el presidente del consorcio.
El 15 de septiembre del mismo año, ante tres mil invitados al teatro Morelos de Toluca, Salinas acudió a la toma de posesión de Peña Nieto. Como era de esperarse, robó los reflectores. Gritos de "¡fuera, fuera!", se escucharon cuando un grupo de maestros y opositores lo identificaron en el evento del joven mandatario. Tuvo que abandonar el recinto en medio de un fuerte operativo de seguridad.
Salinas, la mano que peina el copete
El Estado de México siempre ha sido clave para el proyecto político de Carlos Salinas de Gortari. En esa entidad inauguró su programa de recuperación clientelar –el Pronasol, en el municipio de Chalco–, y participó en negocios inmobiliarios junto con sus hermanos. En especial con Enrique Salinas de Gortari, quien fue asesinado el 8 de diciembre de 2004, en Huixquilucan; un caso que no se ha esclarecido.
El expresidente contó como aliado fundamental con el políticoempresario más influyente de la entidad, Carlos Hank González, amigo de su padre, Raúl Salinas Lozano, en el gabinete de Adolfo López Mateos. Buena parte de sus colaboradores fueron políticos mexiquenses de primer nivel: Emilio Chuayffet, Ignacio Pichardo, Humberto Benítez, entre muchos otros.
Por si fuera poco, en el penal de alta seguridad de Almoloya estuvo preso durante casi una década Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo, quien recibió un trato especial del gobierno de Arturo Montiel.
En agradecimiento a los favores recibidos, Carlos Salinas de Gortari alentó las ambiciones presidenciales de Arturo Montiel. De esta manera apostó a las dos principales figuras que buscaron la nominación del PRI en 2006: Roberto Madrazo y Arturo Montiel. Los demás precandidatos carecían de fuerza suficiente o eran estigmatizados como "zedillistas" por el exmandatario.
Lo más importante es que el Estado de México y, en especial, el gobierno de Peña Nieto, le ha sido útil a Salinas de Gortari para "regularizar" paulatinamente su figura pública.
Salinas dejó sentir su presencia el 27 de julio de 2005 durante los funerales de Gilberto Enrique Peña del Mazo, padre del gobernador electo, que falleció a los 68 años víctima de un paro cardiaco. Acompañado por el exgobernador Emilio Chuayffet, Salinas apareció en el velorio organizado en Atlacomulco. A escasa distancia de él estaba Alfredo del Mazo González. En privado, el exgobernador comentó: "Es doloroso que Gilberto no vea la última parte de este proceso".
En un mes, Peña Nieto y Salinas de Gortari volvieron a coincidir públicamente. Compartieron asientos en "Celebremos México", el maratónico festival organizado por Televisa en el Palacio de Bellas Artes, el 30 de agosto de 2005. Para esas fechas, el expresidente ya había asistido a ceremonias especiales de Televisa y se le señalaba como uno de los consejeros especiales de Emilio Azcárraga Jean, el presidente del consorcio.
El 15 de septiembre del mismo año, ante tres mil invitados al teatro Morelos de Toluca, Salinas acudió a la toma de posesión de Peña Nieto. Como era de esperarse, robó los reflectores. Gritos de "¡fuera, fuera!", se escucharon cuando un grupo de maestros y opositores lo identificaron en el evento del joven mandatario. Tuvo que abandonar el recinto en medio de un fuerte operativo de seguridad.
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