Por Federico Arreola
14 de Junio, 2009 - 23:47
14 de Junio, 2009 - 23:47
En la encuesta de Reforma publicada este domingo, el priista Enrique Peña Nieto aventaja a todos los otros aspirantes a la Presidencia de la República....
¿Elecciones presidenciales en 2009? No, los comicios para elegir al titular del poder ejecutivo se van a celebrar hasta 2012. Falta mucho, muchísimo. Ahora, en un mes, vamos a elegir diputados federales y gobernadores y presidentes municipales en algunas regiones de México.
¿Por qué, entonces, hacer encuestas para hablar de la todavía lejana contienda presidencial?
Obviamente, porque la gente ya no aguanta al mal gobierno de Felipe Calderón, y ya todo el mundo quiere que este se vaya.
Es la razón de que los medios empiecen a especular a especular acerca de los que podrían llegar al Palacio Nacional dentro de tres años.
Conocedores de los gustos de sus lectores, los editores de Reforma (El Norte, en Monterrey, y Mural, en Guadalajara) decidieron realizar un sondeo más o menos probabilístico para tranquilizar a la población que ya desea la retirada del incompetente Calderón.
Y bueno, ahí se lee que Peña Nieto, representando al PRI, aparece en primer lugar; Andrés Manuel López Obrador, como candidato del PT y de Convergencia, en segundo; en tercero Santiago Creel, del PAN, y en cuarto y último sitio Marcelo Ebrard, del PRD.
Hay en eso un sesgo contra AMLO, naturalmente. En el Reforma no son tan objetivos, faltaba más. Porque si bien Andrés Manuel sigue siendo militante del PRD, en el diario de Alejandro Junco lo presentaron como abanderado de dos partidos todavía pequeños.
A pesar de eso, López Obrador está muy bien posicionado en la medición de Reforma. Supera fácilmente a Santiago Creel y duplica las preferencias de Marcelo Ebrard.
El Peje solo aparece detrás de Peña Nieto. ¿Esto quiere decir que el gobernador mexiquense es el gran favorito para ganar las presidenciales de 2012? No, porque probablemente ni siquiera va a ser candidato. Soy de los que piensan que Manlio Fabio Beltrones se las va a ingeniar para poner fuera de combate al novio de La Gaviota. Y ya después Andrés Manuel se encargará de vencer a Beltrones. Pero esto no es, ahora, lo relevante.
Lo destacable es que AMLO está muy fuerte en todas las encuestas, a pesar de que los responsables de los estudios insistan en dividir el voto de la izquierda: López Obrador por los partidos pequeños y Marcelo por el que todavía es considerado grande.
También es digno de subrayar el hecho de que Andrés Manuel, a pesar de todo lo que se le ataca y no obstante su nula presencia en los canales de televisión, aparece muy por encima de Ebrard, del que hablan bien casi todos los comentaristas en los medios y que tiene, por razón de su cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal, una muy importante presencia tanto en Televisa como en TV Azteca.
Según han dicho tanto Ebrard como López Obrador, el candidato de la izquierda en 2012 será el que esté mejor posicionado en las encuestas. Si las elecciones fueran hoy, Marcelo tendría que renunciar a sus aspiraciones para apoyar a Andrés Manuel.
¿Por qué Andrés Manuel López Obrador, con poca presencia en los medios masivos, le gana actualmente a Marcelo Ebrard, cuya imagen a diario se ve en las grandes televisoras? Porque Andrés Manuel simplemente no ha negociado ni da señales de estar dispuesto a negociar con el ilegítimo gobierno de Calderón, mientras que Ebrard, desgraciadamente, sin reconocer formalmente a Calderón como presidente, ya se ha visto demasiadas veces obligado a participar en reuniones con el panista que se robó las elecciones de 2006.
Yo sé que Manuel Camacho es la persona que más presiona a Ebrard para participar en juntas de trabajo con Felipe Calderón.
Así es Camacho, un negociador incorregible. Tan negociador es este hombre que, con excesiva frecuencia, hasta timorato luce.
Manuel cree que con juntándose con Calderón, Marcelo queda bien con los medios tradicionales, y tiene razón. Cada vez que Marcelo Ebrard le da por su lado al esposo de Margarita Zavala, lo aplauden todos los columnistas, comentaristas, periodistas y conductores de noticieros a los que cabe calificar de bien portados. Pero la gente ya no cree en los columnistas, comentaristas, periodistas y conductores de noticieros que se portan bien con el poder. Podrá creer Camacho en ellos -esa es su manía-, pero no la población.
A pesar de la ventaja que le lleva López Obrador, todavía no hay que dar por totalmente eliminado a Ebrard en la carrera por la candidatura presidencial de la izquierda. Falta mucho tiempo y Marcelo sin duda podría crecer. Pero, para hacerlo, va a tener que ser mucho más firme en su rechazo a Calderón y a todos esos medios lambiscones con el poder.
Porque el aplauso de Televisa, Milenio, Excélsior, Radio Fórmula, Grupo Imagen, etcétera, le puede servir para presumirlo en las reuniones con su gabinete y en sus charlas con Camacho, pero vaya que le perjudica, y mucho, con la gran mayoría de los votantes de izquierda.
El aplauso de Ferriz, Ciro, Marín, López-Dóriga, etcétera puede ser muy agradable para los oídos de Marcelo Ebrard y su equipo, pero cuánto lastima a la gente todavía indignada por el fraude de 2006.
Que no se le olvide a Ebrard: él no aspira a ser candidato del PRI o del PAN, sino de una fuerza política que quiere cambiar a México, y a la que ya le indigna el hueco griterío de los Ferriz, los Marín, los Ciro, los López-Dóriga, etcétera.
¿Elecciones presidenciales en 2009? No, los comicios para elegir al titular del poder ejecutivo se van a celebrar hasta 2012. Falta mucho, muchísimo. Ahora, en un mes, vamos a elegir diputados federales y gobernadores y presidentes municipales en algunas regiones de México.
¿Por qué, entonces, hacer encuestas para hablar de la todavía lejana contienda presidencial?
Obviamente, porque la gente ya no aguanta al mal gobierno de Felipe Calderón, y ya todo el mundo quiere que este se vaya.
Es la razón de que los medios empiecen a especular a especular acerca de los que podrían llegar al Palacio Nacional dentro de tres años.
Conocedores de los gustos de sus lectores, los editores de Reforma (El Norte, en Monterrey, y Mural, en Guadalajara) decidieron realizar un sondeo más o menos probabilístico para tranquilizar a la población que ya desea la retirada del incompetente Calderón.
Y bueno, ahí se lee que Peña Nieto, representando al PRI, aparece en primer lugar; Andrés Manuel López Obrador, como candidato del PT y de Convergencia, en segundo; en tercero Santiago Creel, del PAN, y en cuarto y último sitio Marcelo Ebrard, del PRD.
Hay en eso un sesgo contra AMLO, naturalmente. En el Reforma no son tan objetivos, faltaba más. Porque si bien Andrés Manuel sigue siendo militante del PRD, en el diario de Alejandro Junco lo presentaron como abanderado de dos partidos todavía pequeños.
A pesar de eso, López Obrador está muy bien posicionado en la medición de Reforma. Supera fácilmente a Santiago Creel y duplica las preferencias de Marcelo Ebrard.
El Peje solo aparece detrás de Peña Nieto. ¿Esto quiere decir que el gobernador mexiquense es el gran favorito para ganar las presidenciales de 2012? No, porque probablemente ni siquiera va a ser candidato. Soy de los que piensan que Manlio Fabio Beltrones se las va a ingeniar para poner fuera de combate al novio de La Gaviota. Y ya después Andrés Manuel se encargará de vencer a Beltrones. Pero esto no es, ahora, lo relevante.
Lo destacable es que AMLO está muy fuerte en todas las encuestas, a pesar de que los responsables de los estudios insistan en dividir el voto de la izquierda: López Obrador por los partidos pequeños y Marcelo por el que todavía es considerado grande.
También es digno de subrayar el hecho de que Andrés Manuel, a pesar de todo lo que se le ataca y no obstante su nula presencia en los canales de televisión, aparece muy por encima de Ebrard, del que hablan bien casi todos los comentaristas en los medios y que tiene, por razón de su cargo de jefe de Gobierno del Distrito Federal, una muy importante presencia tanto en Televisa como en TV Azteca.
Según han dicho tanto Ebrard como López Obrador, el candidato de la izquierda en 2012 será el que esté mejor posicionado en las encuestas. Si las elecciones fueran hoy, Marcelo tendría que renunciar a sus aspiraciones para apoyar a Andrés Manuel.
¿Por qué Andrés Manuel López Obrador, con poca presencia en los medios masivos, le gana actualmente a Marcelo Ebrard, cuya imagen a diario se ve en las grandes televisoras? Porque Andrés Manuel simplemente no ha negociado ni da señales de estar dispuesto a negociar con el ilegítimo gobierno de Calderón, mientras que Ebrard, desgraciadamente, sin reconocer formalmente a Calderón como presidente, ya se ha visto demasiadas veces obligado a participar en reuniones con el panista que se robó las elecciones de 2006.
Yo sé que Manuel Camacho es la persona que más presiona a Ebrard para participar en juntas de trabajo con Felipe Calderón.
Así es Camacho, un negociador incorregible. Tan negociador es este hombre que, con excesiva frecuencia, hasta timorato luce.
Manuel cree que con juntándose con Calderón, Marcelo queda bien con los medios tradicionales, y tiene razón. Cada vez que Marcelo Ebrard le da por su lado al esposo de Margarita Zavala, lo aplauden todos los columnistas, comentaristas, periodistas y conductores de noticieros a los que cabe calificar de bien portados. Pero la gente ya no cree en los columnistas, comentaristas, periodistas y conductores de noticieros que se portan bien con el poder. Podrá creer Camacho en ellos -esa es su manía-, pero no la población.
A pesar de la ventaja que le lleva López Obrador, todavía no hay que dar por totalmente eliminado a Ebrard en la carrera por la candidatura presidencial de la izquierda. Falta mucho tiempo y Marcelo sin duda podría crecer. Pero, para hacerlo, va a tener que ser mucho más firme en su rechazo a Calderón y a todos esos medios lambiscones con el poder.
Porque el aplauso de Televisa, Milenio, Excélsior, Radio Fórmula, Grupo Imagen, etcétera, le puede servir para presumirlo en las reuniones con su gabinete y en sus charlas con Camacho, pero vaya que le perjudica, y mucho, con la gran mayoría de los votantes de izquierda.
El aplauso de Ferriz, Ciro, Marín, López-Dóriga, etcétera puede ser muy agradable para los oídos de Marcelo Ebrard y su equipo, pero cuánto lastima a la gente todavía indignada por el fraude de 2006.
Que no se le olvide a Ebrard: él no aspira a ser candidato del PRI o del PAN, sino de una fuerza política que quiere cambiar a México, y a la que ya le indigna el hueco griterío de los Ferriz, los Marín, los Ciro, los López-Dóriga, etcétera.
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