José Woldenberg dice que el jefe de Gobierno solamente puede hacer consultas “sobre aquellos temas en los que tiene competencia” y se refiere a los artículos 42 al 45 de la Ley de Participación Ciudadana del DF. Extraño “formalismo” el de Woldenberg, ya que en los artículos señalados no existe una sola mención de la palabra “competencia”. Lo que dice la ley es que las consultas son para “cualquier tema que tenga impacto trascendental en los distintos ámbitos temáticos y territoriales del Distrito Federal”, algo totalmente diferente.
No hay duda de que la política petrolera nacional tiene un “impacto transcendental” en la vida de los ciudadanos del DF. Sin petróleo, no tendrían futuro las escuelas públicas, ni el agua potable, ni los servicios de recolección de basura. Los habitantes de la ciudad de México están siendo afectados de manera directa por las condiciones de operación de Petróleos Mexicanos y tienen todo el derecho de opinar al respecto.
Para todos fue evidente que el principal propósito del desplegado del 3 de agosto de 2006 en “defensa de las instituciones de nuestra democracia” fue contrarrestar la movilización popular encabezada por Andrés Manuel López Obrador a favor del recuento total de la votación. No fue gratuito que el comunicado se hubiera publicado apenas dos días antes de que el tribunal electoral decidiera al respecto y que esa noche tanto Televisa como Televisión Azteca concedieran amplios espacios en sus noticiarios estelares al desplegado. En lugar de esperar la decisión del tribunal, de manera irresponsable los firmantes del desplegado decidieron adelantarse para dar un “espaldarazo” a los magistrados.
Sobre la toma de las tribunas, Woldenberg no se limitó a escribir sus opiniones sino que firmó un desplegado organizado por Enrique Krauze y una camada de intelectuales de derecha en contra de un supuesto “secuestro” del Congreso, una acusación totalmente desproporcionada e intolerante.
Atentamente.
John M. Ackerman
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